Padre Nuestro, Estados Unidos Camino al edén, Cuba. El año que mis padres salieron de vacaciones, Brasil. El título hace referencia a muchos más títulos de los que se pueden glosar en una página de Juventud Rebelde, puesto que alude no solo a los largometrajes de ficción elegidos, sino también a las óperas primas, los cortometrajes, los documentales y las animaciones. Sabiendo las limitaciones de espacio, nos atenemos aquí a mencionar, y ofrecer alguna información sucinta sobre las películas elegidas, organizadas por países; comienzo por Argentina y termino en Venezuela. Muchísimo de la edición 29 del Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano se nos queda fuera, pero supongo que habrá mucha más información pormenorizada y a tiempo.
Cuatro largos de ficción, tres de estos dirigidos por mujeres, todos pertenecientes al llamado nuevo-nuevo cine argentino, y clasificables en el abultado acápite de las coproducciones (establecidas principalmente con España, Francia y Alemania) presenta Argentina, uno de los principales productores del área y constante vencedor en estos Festivales; ¿quién no recuerda el impacto causado por Crónica de una fuga, Iluminados por el fuego, Kamchatka, Garaje Olimpo o Martin Hache?
Tres son las cineastas argentinas que concursan en este acápite: Anahí Berneri (Encarnación), Sandra Gugliotta (Las vidas posibles) y Ana Katz (La novia errante), un trío que ha colocado a la mujer también como protagonista, y cuando no se trata directamente de mostrar la sensibilidad, el carácter, o la singular vulnerabilidad femenina, al menos se abordan los problemas de la pareja contemporánea. La estrella de cine de segunda mano y venida a menos en Encarnación, la mujer que buscando a su esposo encuentra a un hombre exactamente igual al perdido (Las vidas posibles) y esa Inés treintañera que discute con el novio y decide escapar en medio de la nada (La novia errante), constituyen ejemplos virtuosos de cómo presentar personajes femeninos pintorescos y sugestivos, vulnerables y lúcidos.
El cuarto filme argentino en liza se titula El otro, lo dirige Ariel Rotter, y alcanzó el Gran Premio del Jurado y el de la mejor actuación para su protagonista Julio Chávez, en el más reciente festival de Berlín. Cuenta la historia de un abogado que cae en crisis al tomar conciencia de la decadencia física que conduce a la muerte. Si Julio Chávez ya convenció en decenas de festivales hace un par de años con El custodio, ahora logra otra vez una composición que todos catalogan de memorable.
Clasifica un solo título boliviano. ¿Quién mató a la llamita blanca? es una comedia de humor negro con elementos de thriller y de road movie surrealista. Hay una pareja de indígenas (Jacinto y Domitila) dedicados al delito. A ellos les encargan transportar 50 kilos de cocaína a la frontera con Brasil. Los dos se embarcan en una aventura que los llevará a comportarse como superhéroes. Es el segundo largometraje de Rodrigo Bellot, y según el productor de la cinta, Roberto Lanza, el filme rompe con la imagen del latinoamericano abusado, víctima y desolado, para presentar una historia llena de irreverencia, humor negro, acción y fantasía.
Brasil es el país mejor representado, con cinco títulos en la competencia que estamos detallando. También tiene el récord en cuanto a premios internacionales obtenidos por su embajada cinematográfica. Lina Chamie llevó La vía láctea por Cannes y San Sebastián, y en todas partes agradó la historia de amor o desamor de Heitor y Julia.
Para confirmar la vitalidad del cine brasileño realizado en el nordeste, adonde pertenecen Karim Ainouz (Madame Satá, El cielo de Suely), Lirio Ferreira, Claudio Assis y Sergio Machado, llegan a La Habana El bajío de las bestias, segundo largo de Claudio Assis (el recordado realizador de Amarelo Manga), y Desierto feliz, de Paulo Caldas, quien realiza este retrato de jovencita del interior siete años después de haber emprendido O Rap do Pequeno Príncipe Contra as Almas Sebosas, y diez años más tarde de su revelación mediante O Baile Perfumado. La actualización cinematográfica del tema sempiterno que es el nordeste, con su pobreza, problemas y migraciones, la emprenden estas dos películas de alta calidad que son Desierto feliz y El bajío de las bestias.
Distintas son las claves narrativas de Olor a caño. Lourenço es un misógino y un misántropo obsesionado con el trasero de una mesera y dueño de una tienda de objetos usados. Disfruta rechazando los artículos que llevan los clientes, a los cuales clasifica en un «catálogo humano» que supuestamente lo coloca a él por encima de sus clientes. Y en un viaje al pasado, pero con un niño de protagonista, retrocede El año en que mis padres salieron de vacaciones, de Cao Hamburger, quien prefirió discursar sobre lo que era Brasil en 1970, bajo la dictadura militar y desde los ojos de un muchacho de 12 años, Mauro, quien precisa del triunfo brasileño en la discusión de la Copa Mundial.
Al igual que en la película brasileña antes mencionada, en la chilena Fiestapatria la historia se concentra en lo filial afectivo. Este es el séptimo filme del director y guionista chileno Luis Vera, autor de Bastardos en el paraíso, Miss Amerigua y Consuelo. Vera también cuenta con una reconocida trayectoria en el campo del documental.
Cuba presenta tres títulos: el filme de época Camino al Edén, de Daniel Díaz Torres; la comedia policiaca con momentos de melodrama que es La noche de los inocentes, dirigida por Arturo Sotto, y Madrigal, la compleja y polémica película de Fernando Pérez. En otros apartados, como el de ópera prima (donde concursa la muy notable Personal Belongings, del joven Alejandro Brugués), o en los concursos de documentales y animación, donde la presencia de nuestras obras es más ostensible, tendremos mayores posibilidades de premio que en el apartado de largometrajes de ficción.
De la Norteamérica que se empeña en hablar español procede Padre Nuestro, dirigida por Christopher Zalla. El filme, clasificado en dos secciones, el de la competencia de largometrajes de ficción y en el segmento llamado Latinos en USA, se concentra en un tema tan frecuente en el cine como puede serlo la emigración de latinoamericanos en busca del American Dream (Alambrista!, Nacido al este de Los Ángeles, Crossover Dreams, El Norte, María llena eres de gracia... En Padre Nuestro, Juan salta a un camión que lleva emigrantes ilegales a Nueva York. En el viaje se relaciona con Pedro, que espera reunirse con su padre, a quien no conoce, y a quien lleva una carta de presentación de su madre. Una vez en Nueva York, Juan desaparece, y con él las pertenencias de Pedro, incluida la carta.
Dos de los autores más tenaces y coherentes en los últimos 30 años de cine mexicano envían sus obras recientes. A Paul Leduc, el autor de Reed, México insurgente (1971) y Frida, naturaleza viva (1984) pertenece Cobrador: in God We Trust, que trata sobre «la violencia de la globalización y la globalización de la violencia», según su realizador, y que cuenta varias historias ambientadas en Nueva York, Miami, Río de Janeiro, Ciudad de México y Buenos Aires, todas centradas en el «resentimiento social, la rabia, una furia incontenida que no encuentra cauce».
La tercera película de Carlos Reygadas (los dos anteriores fueron Japón y Batalla en el cielo), Stellet Licht o Luz silenciosa es una de las candidatas para representar a México en el Oscar 2007, y ganó el Premio Especial del Jurado en el más reciente Festival de Cannes. En el Festival de Cine Latinoamericano de Lima alcanzó los galardones del jurado a la mejor película, el de la Crítica y mejor Fotografía. Ha sido aplaudida o premiada en los festivales de Sarajevo, Toronto, Nueva York, Chicago, Bergen, Londres y Montreal. En 127 minutos se relata morosa y bellamente la historia de un amor imposible. Johan y su familia son menonitas del norte de México. Contra la ley de Dios y de los hombres, Johan, esposo y padre, se enamora de otra mujer. Sofía quiere irse del pueblo y su amado tiene que decidir si se va con ella o permanece entre su gente.
Dos filmes venezolanos cierran la nómina de los largometrajes de ficción en competencia: Mi vida por Sharon, de Carlos Azpúrua, en el cual se relata un día en la vida de Carlos López, típico macho criollo que vive aparentando lo que no es, y la muy elogiada Postales de Leningrado, que dirige Mariana Rondón, una mirada al pasado político del país con la aproximación a los levantamientos armados de los años 60 en Venezuela, cuando una joven guerrillera da a luz. Para su sorpresa, la niña es la primera en nacer el Día de las Madres y sus fotos salen en la prensa...
Ya puede usted inclinarse por uno u otro tema, por aquel o este director, por esta o aquella idiosincrasia. El Festival marca el entrecruce de casi todas las señales posibles en esta parte del mundo.
Cobrador: In God We Trust, México. Postales de Leningrado, Venezuela. Las vidas posibles, Argentina.