Fue la casualidad y la maravilla de la transmisión del sonido a través del aire. Caminaba una noche por el Prado habanero cuando me detuvo en seco la quizá enésima versión del Chan Chan, de Francisco Repilado (Compay Segundo) que he escuchado. Sonaba diferente, como si fuese una pieza recién estrenada, gracias a los formidables arreglos vocales de que hace gala en ella el sexteto Ákana.com, como más tarde supe.
Decidí sentarme en uno de esos bancos señoriales custodiados por leones para comprobar si el grupo era de aquellos que pululan en los espacios turísticos (actúan varias veces a la semana en el patio del hotel Sevilla), cuyo repertorio parece clonado, pero no. La tropa que dirige Eduardo Montenegro Guerra desde 1998, sin renunciar a los clásicos prefiere defender sus propias composiciones, firmadas generalmente por él (Ansias, Yelelé, Boca de miel, Nostalgia...) o por David de la Fuente, el guitarrista (De noviembre a noviembre, Amor a la americana, Mediocridad), aunque también tiene incorporados temas de la más novísima trova al estilo de Vuelve con Filiberto, de Fernando Bécquer.
No es Ákana.com de esas agrupaciones que suelen radiarse o verse en la pantalla doméstica con frecuencia. Montenegro alega que no le gusta repetirse. «¿Qué sentido tiene aparecer en la televisión para cantar una y otra vez los mismos temas?», pregunta sabiendo que es una afirmación. Ákana.com tiene un repertorio variado e inédito listo para grabar un CD, pero ese es un sueño que al parecer no se realizará pronto. Cuando aparezca el disco tendremos más fuerza para tocar las puertas, si no vienen a nosotros».
Y es una lástima, porque son jóvenes en verdad muy talentosos, que interpretan con calidad y buen gusto la buena música cubana tradicional y contemporánea, incursionan en el jazz latino, y asumen nuevas líneas melódicas y estructurales, al tiempo que sus canciones son ejemplo de textos bien pensados. De ello pueden dar fe quienes asistieron el pasado sábado al espacio La Pérgola, del Ministerio de Cultura. Pero también los que en Juventud Rebelde disfrutamos recientemente de su actuación durante una de esas tardes «bohemias» que organiza el diario.
«Ákana.com comenzó siendo un trío, pero la necesidad de explorar otras sonoridades nos obligó a ir cambiando de formato paulatinamente. Primero incorporé un tres, luego un bajo... Así fuimos creciendo hasta convertirnos en un sexteto», cuenta Eduardo, encargado de hacer los arreglos musicales y vocales, aprovechando que en este colectivo, integrado además por el propio David, Pedro Gabriel Domínguez (bajo), Naylan Álvarez Pérez (flauta), Yacelis Dotres Romero (cantante) y Juan Carlos Valdés Castillo (tres), «todo el mundo canta». Y bien.
Eduardo confiesa que siempre ha anhelado tener una banda mucho más grande, pero no le pide peras al olmo. Por eso se aprovecha de las nuevas tecnologías, de los teclados «para apoyar los temas con una base melódica, de modo que cuando actuemos en vivo se escuche como si hubiese mayor cantidad de instrumentos».
—¿Esa es la razón del .com? ¿Las nuevas tecnologías?
—Ácana se llamó al inicio, pero tras una presentación, descubrí que existía un grupo con ese nombre. Lo supe por una «botella» que di a una muchacha, quien me preguntó cómo se denominaba el sexteto y me dijo: «pero si así se llama el grupo de mi hermano. Así que decidí cambiarlo, ponerlo con k y .com., que lo moderniza y le da más swing.
—¿Cómo hacen para motivar a un público como el turístico con temas poco conocidos?
—El turista viene buscando lo que nosotros le hemos enseñado. ¿Por qué hay que interpretar siempre los mismos números y la música tradicional al calco, si se puede enriquecer con nuevas sonoridades, con voces? Al mismo tiempo, ellos están aptos para recibir otro tipo de propuesta aunque les guste El cuarto de Tula y Son de la Loma. Solo hay que enfrentar tu trabajo con seriedad, con calidad. El mambo, por ejemplo, es un género que me gusta mucho, que funciona, aunque nos hayamos olvidado casi de él. Nosotros lo hemos retomado, y no solo hacemos el Mambo No. 5, de Pérez Prado, sino también Mambo Jambo, de José Luis Cortés, y el Mambo influenciado, de Chucho Valdés. De eso se trata.
—¿Y no han pensado en alguna peña para los del patio?
—Nos encantaría, pero no es suficiente con lo que deseemos. Supongo que en algún momento aparecerá esa oportunidad, que no dejaremos escapar. Para Ákana.com no hay nada más importante que trabajar para nuestra gente.