«Cogimos el toro por los cuernos, pero... ¿qué hacemos o qué podemos hacer? No me parece optimista por donde vamos», escribía a la redacción de Juventud Rebelde Elvis Carmenate Martínez, «un cubano de Cuba y con Cuba», tras asegurar que había seguido con detenimiento los artículos que, bajo el título de Salir de noche, fueron publicados recientemente por nuestro diario, los cuales pusieron en el tintero un tema abordado con frecuencia en la prensa, pero que continúa en el centro de interés.
No faltaron entre quienes se comunicaron con el periódico los que miraban con recelo que la serie se haya inaugurado con un reportaje sobre las fiestas house. ¿Es que JR quería que esta opción fuera atacada? Ybian (así firma en su mensaje electrónico) es de los que está preocupado: «Las fiestas house es lo único que tenemos los jóvenes hoy en día, porque nuestros padres no disponen todas las semanas de cinco o diez CUC para ir a una discoteca y, además, en esos lugares es peor el ambiente. Entonces, ¿cuál es el lío que han cogido ahora con las fiestas house? Por lo menos, a la que yo voy siempre, somos las mismas personas y nunca se ha formado ninguna bronca ni nada».
Impresionado porque, según Omar, «es una de las pocas veces que se han tratado las necesidades y realidades de nosotros los jóvenes en las noches del fin de semana», este estudiante de Ingeniería Mecánica en la Universidad de Oriente coincide con Ybian, y extraña los tiempos en que en su Santiago de Cuba natal, «hace aproximadamente siete u ocho años, podíamos elegir en las noches de fin de semana a dónde queríamos ir, en moneda nacional. Pero han ido pasando los años y se cerraron todas las instalaciones que eran más de siete, y en las comunidades cercanas a la ciudad sucedió lo mismo. Situación: existen lugares muy lindos, climatizados, a un costo de diez CUC por pareja, lo cual entorpece el desenvolvimiento y recreación de gran parte de los jóvenes. Es por ello que las fiestas house aquí también han cobrado auge. Es verdad que los decibeles son algo altos, que no existe ningún tipo de diferencia entre los que allí nos damos cita con los de los lugares más lindos y vistosos de la ciudad, pero esa es la única forma de diversión de más de un 50 por ciento de la juventud cubana».
Para Duney Matos Sori, 23 años, operador de cuadro en la OBE Central Diesel Eléctrica de Cayo Coco, la situación es más compleja. «Vivo en el municipio de Baraguá, en la localidad de Colorado, en la provincia de Ciego de Ávila. Allí la juventud no tiene ningún local disponible para poder bailar, solo la llamada Pista de Colorado, y son contados los días en que funciona (con un audio particular). Los sábados, alrededor de las 9:00 p.m., se reúnen en sus bicicletas jóvenes entre 15 y 25 años y salen hacia Baraguá donde hay un Circulo Social y una dispensada (la distancia es de 11 km). Después de bailar, tomar y divertirse, a eso de las 2:00 a.m. o las 3:00 a.m., se ponen de regreso y es cuando se producen cosas reprochables como las carreras, ocupar las dos sendas, etc. Esto sucede todos lo fines de semanas. ¿No creen que sea algo penoso?, pero ¿qué otra cosa se puede hacer?».
«La cuestión es verdaderamente dura. Mire, soy de Las Tunas, comenta Bernie Williams, y es verdad que las opciones están mejorando, pero desde donde vivo al centro hay un extenso camino, y créame, me gusta mucho ir a la peña de rock en la Casa de Cultura, es un lugar sano y se evitan muchas de las cosas que suceden afuera, pero ¿en qué regreso a las 11:00 p.m.? Es algo preocupante».
Omar Olazábal asegura sentirse realmente sorprendido al descubrir que «no existen buenas alternativas puestas a disposición de los jóvenes. De todas formas ustedes son los que tienen que plantearlo a las diferentes organizaciones (UJC, FEEM, FEU...) para que se le dé una buena solución».
Mientras, Denia María Martínez y el Chino son de la opinión de que «faltan propuestas concretas. Creemos que en nuestro país se impone un debate sobre esas cosas, especialmente las necesidades juveniles. Algunos piensan que solo se resuelve el asunto con conciertos esporádicos».
En el correo de estos dos lectores llueven las interrogantes: «¿Por qué no se hacen clubes a los que tengan acceso, como socios, los jóvenes, pagando por supuesto cuotas de asociados con grupos para velar por el orden? ¿Por qué en cualquier lugar —y ya se ha hecho un hábito—, todo tiene que ser en CUC? Estamos seguros de que con una buena encuesta podríamos encontrar miles de opciones. Ojalá y no quede solo como una preocupación de ustedes, pues la recreación es un problema de todos».
¿Y NUESTRO PLAN?Considera Sergio Ameneiro Fortuna que «el material publicado responde a realidades que surgen y se mantienen en nuestra sociedad, a pesar de nuestras buenas intenciones y la decisión de crear y desarrollar el hombre nuevo. Estamos muy cercanos a Estados Unidos y a sus influencias, incluyendo la penetración ideológica, y una buena parte de la juventud está muy atenta a lo que no les ofrecemos como alternativa y se deslumbra por lo que no tienen.
«Los responsables de este problema, que nos hace perder juventud valiosa, y sin regreso, somos nosotros. No es el bloqueo, ni la falta de recursos, es la indolencia y el acomodamiento de alguna gente. Estos trabajos alertan para que se apuren en sustituir a los nuevos ricos, a costa de nuestras deficiencias, porque lo que ofrecen los lugares privados, y con mejor calidad, lo podría hacer el Estado revolucionario para satisfacer a los cubanos, que vivimos aquí, y evitar la proliferación de estos espacios de dudosa procedencia».
El tema de ocupar el tiempo libre siempre ha sido algo muy complejo, asegura René Rodríguez Suárez, de 36 años. «Es incalculable cómo trasciende negativamente a nuestra sociedad que no exista un sistema bien concebido para el ocio. Nos rodea un mundo consumista, bárbaro y despiadado, que proyecta acercarnos a la ideología capitalista para que prime lo monetario y el egoísmo. Lo peligroso es que ellos tienen un plan, una estrategia, ¿y nosotros?
«La Batalla de Ideas es una respuesta y no es una consigna política, sino una manera de aprovechar al máximo lo que nuestro Comandante en Jefe tanto está impulsando, como la formación de instructores de artes. Diseminemos a estos muchachos por cada rincón de este país, otorgándoles espacios. Recientemente vimos en la TV un festival de gimnasia aeróbica con la participación de varias provincias, donde el mayor peso de los participantes recaía en los muchachos de secundarias. Estos son campos que podemos extender.
«Recuerdo que disfruté mucho en mi niñez los círculos de interés que tienen una influencia enorme en la vocación profesional. También participábamos en las competencias A jugar, donde competían todas las escuelas primarias. Estas dos actividades hoy mis dos hijas, de 11 y 8 años, no las conocen.
«Más que necesidad de recursos, que el Estado tiene en mayor proporción que los privados, es un problema de trazar un sistema de trabajo con la participación de todos los factores en función de lograr que sean variables las opciones. Por lo menos en la capital, si no tienes dónde ir te vas para el Malecón, y es suficiente, pero imagínese qué sucede en otras provincias, municipios o poblados. Estas insuficiencias también llevan a que sea la bebida un escape no muy saludable, una práctica cada vez más usual, con todas las consecuencias que arrastra.
«Mientras más oportunidades y mejor se utilice el tiempo de ocio con un ambiente sano, mejores estudiantes somos, mejores trabajadores somos y más defendemos nuestras tradiciones culturales, más arraigo tenemos a nuestro pedacito de tierra y, por consiguiente, con más amor defendemos nuestra Revolución. Lo contrario es lo que necesita el sistema capitalista y neoliberal, que se rompan las culturas nativas y hacer prevalecer por medio de los filmes, las novelas, los seriales y los juegos cibernéticos, el amor al dinero, al consumismo y a la violencia. Sé que no es simple el debate, pero no debe quedar solamente en estas magnificas publicaciones».
Al decir de Humberto, «es vital comprometer a todos los que intervienen en el desarrollo social con el objetivo de entregar una mejor oferta. El amplio sistema creado por la Revolución se ve atenuado por la falta de voluntad de quienes administran las salas habilitadas, salones, áreas libres, casas museos, círculos, estadios, etc., etc. ¿Quién es esa persona? Hubo un tiempo que la UJC cargó con ese saco, y se lograron determinados aciertos en un momento en que se nos detenía la vida, pero esa gran carga de educar a través de la recreación cultural tiene nombre.
«Los gobiernos municipales, si bien están en el centro de los problemas más delicados de la sociedad, tienen que tener en cuenta que este es otro, y de extrema prioridad. ¿Quién le pone el cascabel al gato? Todos leímos los artículos sobre el tema, pero pocos asumimos la responsabilidad; de hecho, es como si dijéramos: eso no es conmigo, aunque me toca también sufrirlo. El presidente de un consejo municipal es el responsable, él es quien debe coordinar con cada factor, allí en el barrio, que es donde se gana la batalla».