Foto: Franklin Reyes Cuando concluya este viernes en la tarde el Consejo Nacional Ampliado de la Asociación Hermanos Saíz (AHS) en el Palacio de las Convenciones de La Habana, la organización tendrá una nueva dirección nacional que conducirá los pasos de la vanguardia de los jóvenes artistas cubanos. Antes, los delegados se reunirán en plenaria.
La jornada de ayer estuvo dedicada al trabajo en comisiones y contó con la presencia del titular de Cultura, Abel Prieto, viceministros y directores provinciales y municipales.
Intenso fue el debate. Al realizador Juan Carlos Travieso (Canal Habana) le preocupó que estemos haciendo televisión «desde la improvisación, sin tener en cuenta una política cultural», lo cual entorpece la transmisión de valores. También se preguntó si materiales de factura foránea, como el Discovery, están ocupando el lugar de la producción documental, y convocó a responder si con todo su montaje es en verdad tan educativo y si responde a nuestra ideología.
Por último llamó la atención sobre la preparación profesional de las personas que laboran en los medios, que a menudo se detiene luego de ingresar a la plantilla.
A Yordan Rodríguez Milanés (Radio Granma, Manzanillo) le inquieta que cuando un realizador aborda alguna problemática de la comunidad, «enseguida aparece un enjambre de críticos», y no hay esa reacción «cuando sale al aire un musical de Noelia o de Don Omar. El problema sigue estando en la poca comprensión de la política cultural por quienes tienen que velar por ella», recalcó.
«El fantasma del “cubaneo” continúa rondando en la radio y la televisión», aseguró el director de El Caimán Barbudo, Fidel Díaz, quien consideró que priman criterios populistas, afincados en que lo que hacemos es para complacer al pueblo.«¿Por qué los jóvenes conocen a Madonna e ignoran la obra de Silvio Rodríguez? ¿Por qué todavía Santiago Feliú y Carlos Varela son cantautores underground? ¿Dónde está la cultura latinoamericana? Vamos venciendo en el terreno político en el continente, pero no en lo cultural. Reproducimos una y otra vez los mecanismos concebidos por los grandes monopolios para avasallar».
Edgar González, miembro de la agrupación, llamó la atención sobre el modo en que la Asociación Cubana de Rap se ha ido desdibujando. Cree que ello se debe en buena medida a que la AHS la perdió de vista, influyendo este problema en que «no represente a lo más auténtico del hip-hop» y haya sobrevenido una dependencia al mercado y la comercialización.
La necesidad de profesionalización de no pocos músicos y de espacios donde presentar sus propuestas artísticas fue planteada por
Danny Velásquez, integrante de Hermanazos. Lo respaldó Marihué Fong, quien piensa que son válidas experiencias como las de G Café, en la capital, donde el público puede interactuar con diferentes manifestaciones artísticas, aun cuando la gastronomía solo marche sobre ruedas el primer mes.
Jorge Ribail, de Holguín, cree que la tecnología ha abaratado la realización de la obra audiovisual, pero es inalcanzable para muchos. También lamentó la poca difusión de los proyectos luego de los considerables esfuerzos que deben empeñarse en concretarlos, acudiendo, a menudo, a particulares. Saludó la iniciativa de otorgar becas, aunque consideró que no solucionan el problema; y aplaudió la iniciativa de organizar una muestra de video a raíz del aniversario 20 de la AHS pero ¿había que esperar tanto tiempo?, concluyó.
Hilda Landrove, presidenta de la AHS en la capital, mostró preocupación por el número de personas que siguen telenovelas, series, shows y programas a través de casetes de videos, DVD, cable... que, según expresó, tienen una clara orientación ideológica.
Yoel Rivero, de Sagua la Grande, llamó a rescatar la investigación social para conocer los públicos a los cuales se dirigirá la producción artística.
Mientras tanto, el miembro del Buró Político, Abel Prieto, elogió el papel de la AHS, que siempre se ha preocupado por colocar el debate en una dimensión cultural integral, «una organización que está verdaderamente en la vanguardia artística de Cuba». Recordó que aunque la radio y la televisión son medios de difusión, tienen que ser medios realizadores de mensajes, medios donde tengan un lugar los jóvenes creadores.
Asimismo, reconoció que las leyes del mercado se han ido abriendo paso dentro de la cultura cubana. «Hay que poner mucha atención a la hora de escoger el elenco de los programas estelares, porque no se puede rendir pleitesía al mal gusto. Mas, para defender la buena cultura cubana y universal, no hay que ser aburrido y desagradable. Es muy peligrosa la mezcla de lo bueno, con lo regular y lo mediocre. Hay que enfrentarse a esa contaminación colonial de la peor especie que se nos está colando».