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Tierra sitiada... por el arte

La oriental provincia de Granma vive un auge de esculturas y murales que comienzan a copar rincones de los barrios, algo impensable años atrás

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Vista del Campo de las Estatuas, en la nueva circunvalación que une a Granma con Santiago de Cuba. Foto: Marcelino Vázquez (AIN) GRANMA.— «Mi casa era una boca de lobo». Así dice Bernardo López Rodríguez, joven músico integrante de la Asociación Hermanos Saíz, en su casa, un apartamento ubicado en el edifico de 18 plantas de la ciudad de Bayamo.

Ahora, desde la altura de su balcón, Bernardo observa los mármoles de la Plaza de la Patria. Los repasa con la vista y comenta: «Ahí no había nada, solo monte. Eso allá abajo era un solar de tierra. Más nada».

Pero no es el único que piensa que algo ha empezado a cambiar. Yusniel Aliaga Villavicencio, compañero de Bernardo en las agrupaciones Banda Cero y el Grupo Nube, menciona el embellecimiento a través del arte, que aparece ante la vista de los visitantes.

«Esto no se veía así años atrás. Granma no evolucionaba», enfatiza, antes de mencionar las esculturas y murales que poco a poco comienzan a adueñarse de los rincones menos pensados de la ciudad.

Pero, ¿qué tiene Granma para que al menos en sus principales centros urbanos el arte haya salido de las galerías y academias de artes plásticas para caer en plena calle, al lado de la gente de pueblo?

Dayron Fonseca, percusionista y miembro de la Asociación Hermanos Saíz, es tajante: «Aquí, en Granma, se le dio un apretón a la tuerca».

LOS ARTISTAS TIENEN VOTO

A la entrada de la ciudad de Bayamo, aparece uno de sus símbolos: el Caballo con el Coche, en una escultura del artista granmense Juan Luis Maceo. Foto: Marcelino Vázquez (AIN) «Realmente existe una exigencia de la dirección del Partido y el Gobierno para que el arte forme parte de la vida de las personas. En consecuencia, se les ha dado la palabra a los artistas, y en ello han desempeñado un papel importante la UNEAC y el Consejo de las Artes Plásticas, entre otras instituciones», asevera José Nodarse Albisa, director de la Filial del Fondo de Bienes Culturales en Granma.

En conversaciones con creadores que laboran en la ampliación del Paseo General Calixto García se escucharon palabras como «discutimos», «ellos tenían una propuesta, nosotros otra», «ponerse de acuerdo» o «proponer».

«Desde hace tres se aprecia la presencia del trabajo de los colegas en las calles de Bayamo y Manzanillo. Aunque lo más importante, en mi opinión, no es el tiempo sino el mecanismo que se ha creado», afirma el artista José Oduardo Castañeda.

¿Y cuál ha sido? El mismo Castañeda fue testigo en el 2004. Entonces llegó el pedido, a través del Fondo de Bienes Culturales, de que ASTRO en Granma deseaba decorar los muros exteriores de la Terminal Interprovincial.

Las tres partes se sentaron. Cuenta el artista manzanillero que los directivos hicieron una propuesta, apegada a los cánones de la propaganda política tradicional. Él mostró sus consideraciones y propuso un mural con una línea más contemporánea. ASTRO sostuvo que la pintura debía reflejar el tema del transporte.

«Al final, el Fondo hizo su papel de intermediario y entre todos llegamos a un consenso», expresa Castañeda. «Comprendimos el interés de la otra parte por abordar el tema de la viabilidad y ellos nos otorgaron libertad para hacer, siempre y cuando la obra tuviera calidad y lograra la empatía de los que transitan por la terminal. Ese fue el acuerdo».

CARLOS PUEBLA FRENTE A LA GLORIETA

Carlos Puebla sentado en el Parque de Manzanillo, para siempre. Foto: Marcelino Vázquez (AIN) Por Manzanillo, frente al malecón, la figura de Benny Moré mira el Golfo de Guanacanayabo; mientras que Carlos Puebla, en su estatua, se ve acomodado en un banco del parque principal de la ciudad, con la glorieta al fondo. El Paseo de Bayamo ha sido convertido en galería a cielo abierto. En el policlínico de Santa Rita, del municipio de Jiguaní, sus interiores lucen el decorado de 41 obras donadas por artistas granmenses, uno de los motivos que lo ha convertido en referencia nacional, mientras otras ocho de esas instituciones recibieron la intervención de los artistas.

«Se ha ido creando una interrelación», apunta Pedro Pablo Trujillo, presidente en la provincia del Consejo de las Artes Plásticas y del Consejo para el Desarrollo de la Escultura Monumentaria (CODEMA). «Se discute bastante entre los proyectistas y los creadores. A veces una parte tiene más razón que la otra. Hay ocasiones en que el criterio de un artista ha variado un proyecto y también ha ocurrido lo contrario: el artista ha tenido que modificar su idea inicial».

Para muchos, un momento importante del auge de las artes visuales fue el Segundo Simposio de Escultura Ambiental, donde 12 renombrados escultores cubanos donaron una obra y eligieron su emplazamiento en la nueva circunvalación, que une a la carreteras de Santiago de Cuba, Manzanillo y Las Tunas.

Y por si fuera poco, de las 26 policlínicas que se ejecutaron en el territorio, ocho cuentan con obras de los egresados de escuelas de arte, quienes trabajaron bajo la coordinación de un artista con obra ya consolidada.

DETALLE PEQUEÑO, PERO IMPORTANTE

En estos momentos se revisan 18 nuevos proyectos de ornamentación con obras de arte. Sobre el tema, Trujillo acota: «Deben examinarse bien, porque no todo muro lleva una pintura ni en cualquier lugar debe colocarse una escultura».

Para el pintor Luis Varela la elección del lugar donde se emplace una obra debe ser un espacio no solo para observar el dibujo, sino para compartir la obra con las personas que habitan la comunidad.

«Tengo mi propia experiencia», dice. «Vivo en el barrio de Pedro Pompa, un lugar que no tiene una urbanización modelo. Allí pinté un mural, al lado de mi casa. Tiene 13 metros de largo por 2,70 de ancho y es un cuadro de girasoles. Allí se ha creado una peña y las actividades del CDR se realizan frente a mi dibujo».

En esa expansión, saltan las primeras atenciones. Nodarse Albisa opina que el principio que anima la participación del arte en la vida cotidiana de las comunidades es el de fomentar una cultura de la belleza.

Pero apunta: «Todo eso está muy bien, pero aún se debe trabajar por una conciencia mayor de cuál es el papel del arte. Muchas veces no se entiende porqué determinada obra cuesta. Tampoco en ocasiones se comprende que el ingreso monetario de un creador constituye algo importante, pero también lo es brindarles satisfacción a las personas, por lo que a veces es necesario atemperar los ingresos».

Bernardo López, sin saberlo, coincide con Nodarse. Sin embargo, su opinión apunta hacia la misma calle. «Lo que se hace es muy importante. Nos está cambiando la vida. Pero los mismos granmenses tienen que cuidar lo que se ha hecho». Y concluye: «Porque más nadie lo hará».

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