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Cuando la tierra tiembla

JR se acerca a historias vinculadas con los dos sismos que sacudieron el oriente cubano el pasado domingo,y que demuestran la necesidad de buscar soluciones constructivas adecuadas para una zona proclive a la ocurrencia de eventos de este tipo

Autor:

Osviel Castro Medel

BAYAMO, Granma.— Alberto Debs apenas podía moverse de la cama porque tenía una afección renal. Sin embargo, el domingo, al sentir cómo se zarandeaban los muebles, las vasijas y hasta la propia cama de su casa, hizo un esfuerzo descomunal y se trasladó hasta el patio.

«Fue un sismo tremendo (se refiere al de 6,0 en la escala de Richter). Eran las 10:50 de la mañana y me pareció que iba a pasar algo muy grave, la gente se alarmó tremendamente», cuenta a JR este hombre, quien es historiador reconocido en Niquero y había vivido terremotos imborrables, como el del 19 de febrero de 1976 (5,7) y el del 25 de mayo de 1992 (6,9).

«Todos almorzamos en el patio, incluyendo a mi suegra, de 94 años. Precisamente cuando estábamos en el almuerzo vino el segundo sismo (fue de 6,7), no recuerdo haber sentido otro igual. Lo más llamativo es que, según supe después, varias personas se desmayaron, impresionadas por ambos eventos», relata él.

Historias que sobrecogen

Si todo lo anterior impacta, más sobrecogedor es el testimonio de Maribel Marrón, quien vive en el barrio de Tiburcio, ubicado entre la cabecera municipal de Pilón y la comunidad de Marea del Portillo.

«Sentí como un sonido raro, que venía del mar. Entonces todo empezó a caerse y yo a dar gritos, hasta que vi que también el televisor se fue al piso, pero cuando voy a levantarlo me dio un tremendo mareo y caí de cabeza. El televisor se desbarató. Acto seguido cayó una pared y aplastó el refrigerador. Qué desgracia, me acabó la casa», expresó ella a nuestro diario.

También estremece lo que cuenta Berta Lidia Velázquez, vecina de La Marina, en el propio Pilón: «A mí el segundo sismo me tumbó el televisor y lo hizo leña, el refrigerador dejó de funcionar y los ventiladores los puso que no sirven ni los cables. Gracias a Dios estamos vivos, pero quiero decirle que lo que pasó ha dejado a parte de esta población muy alterada, varios estamos mal de los nervios, con la presión que no se nos arregla con nada».

Y no menos fuerte es la historia de María Luisa Fonseca y Miguel Guerra, quienes tienen más de 70 años y viven juntos en Estrada, un caserío del municipio de Pilón. Ellos han permanecido horas y horas fuera de su casa, cuyas paredes están fracturadas. Temen quedar sepultados si entran.

En Bartolomé Masó, Media Luna, Campechuela, Manzanillo, Yara, Buey Arriba y hasta en Bayamo hay anécdotas de grietas, pérdidas materiales, derrumbes parciales y totales, techos al suelo.

Al paso del tiempo podremos cuantificar los daños, que no son pocos. Hay que ayudar a esas familias, pero también debe pensarse en cómo curar sus heridas sicológicas.

Hasta el faro sufrió

Precisamente por esas razones, para calmar a los ciudadanos, orientarlos y conversar con ellos, el  propio domingo Yudelkis Ortiz Barceló, primera secretaria del Partido en Granma, y la gobernadora, Yanetsy Terry Gutiérrez, se trasladaron rápido a Pilón y a otros municipios afectados. Luego llegarían a la provincia el miembro del Secretariado del Comité Central del Partido y jefe de su Departamento Económico Productivo, Jorge Luis Broche Lorenzo, el general de división Ramón Pardo Guerra, jefe del Estado Mayor de la Defensa Civil, y  el vice primer ministro Eduardo Martínez Díaz.

Ellos estuvieron en varias zonas dañadas y llamaron a los vecinos a estar tranquilos ante la ocurrencia de réplicas (ha habido más de 880 desde el mediodía de anteayer y más de 40 perceptibles según el Centro Nacional de Investigaciones Sismológicas), a mantenerse informados y no hacerse eco de rumores.

Por cierto, el mismo domingo cientos de pobladores en Pilón, Niquero y otros territorios de la costa granmense creyeron la falsa noticia de que ocurriría un gran tsunami.

«Vi a gente desesperada, con niños en brazos, desplazándose hacia las lomas. También a ancianos, que apenas podían caminar. Traté de convencerlos de que no había alerta de tsunami, pero no me hicieron caso», dice Daniel Sosa, un bayamés que se encontraba en Cabo Cruz.

Hasta el legendario Faro Vargas, en Cabo Cruz, sufrió con los dos sismos. Foto:Tomada de Twitter.

Él hizo las primeras fotos del legendario Faro Vargas después de los sismos y quedó sorprendido porque sabía que esa torre de 32 metros, terminada en 1871, había soportado movimientos telúricos, huracanes y otros fenómenos naturales, mas ahora quedó agrietada en distintos niveles. Esto prueba que lo ocurrido esta vez no fue «cualquier cosa».

¿Un tsunami?

Volviendo al posible tsunami en esta zona de Cuba, el sismólogo granmense Eberto Hernández Suró explicó que para que este se origine no basta con la ocurrencia de un terremoto, pues deben cumplirse determinadas condiciones: el sismo ha de ser superior a 7,0 grados de magnitud, el epicentro tiene que generarse en el mar y el movimiento de generación tiene que ser vertical o con efecto pistón; es decir, que una parte de la placa tectónica suba y la otra baje.

En nuestro litoral, desde Cabo Cruz hasta Chivirico, generalmente los terremotos tienen que ver con movimientos horizontales, que no deben producir eventos de tsumami, afirmó el experto, quien lleva más de 30 años dedicado al estudio de la sismología.

Un reto para que no se caiga

El 29 de mayo de 1992, cuatro días después de un gran terremoto cercano a Cabo Cruz, Fidel visitó varios municipios de Granma: Bayamo, Manzanillo, Media Luna, Niquero y Pilón. Aquel movimiento telúrico dejó 68 obras sociales o económicas y unas 800 viviendas dañadas; de estas últimas 89 destruidas totalmente, según reseñó este propio periódico el 31 de mayo de 1992.

Entonces el Comandante en Jefe subrayó que se debe seguir la estrategia de que las edificaciones levantadas «respondan a las características sísmicas de este territorio».

Y habló de «la necesidad de que la población adquiera una verdadera cultura en torno a la ocurrencia de estos fenómenos naturales y pueda adoptar medidas tanto preventivas como de protección en el momento mismo de tales eventos y posterior a estos».

Esas indicaciones, 32 años después, conservan plena vigencia. Nos hablan de retos que debemos vencer en este tiempo, de modo que cuando tiemble fuerte la tierra no caigan los techos, ni los brazos, ni el espíritu.

Autoridades del país dialogaron con pobladores de las zonas afectadas. Foto:Tomada de Twitter.

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