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Defendamos nuestro patrimonio espiritual

La responsabilidad y el compromiso compartido de los artistas e intelectuales cubanos de seguir preservando la cultura como sustancia fundamental de la unidad, que es hoy un elemento estratégico para la supervivencia de la nación, fueron ratificados este sábado durante la sesión final del 10mo. Congreso de la Uneac

Autores:

Yoelvis Lázaro Moreno Fernández
Yuniel Labacena Romero
Raciel Guanche Ledesma

Salvar la cultura es salvar la Patria. ¿Y qué puede hacer la cultura para salvarse a sí misma? La respuesta la tienen ustedes. La han dado y estoy seguro de que la seguirán dando siempre, expresó el Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista y Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, al intervenir en la sesión final del 10mo. Congreso de la Unión de Escritores y  Artistas de Cuba (Uneac), que concluyó la víspera luego de dos días de intensos y fructíferos debates.

La cultura es sustancia fundamental de la unidad, y esta, a su vez, es elemento estratégico de supervivencia de una nación pequeña y asediada por un imperio siempre hambriento de poder, que jamás ha renunciado a poseernos, por la fuerza o por la seducción, afirmó el Jefe de Estado al hablarles a los delegados e invitados al cónclave, quienes también estuvieron acompañados por los miembros del Buró Político Roberto Morales Ojeda, secretario de Organización del Comité Central del Partido, y Ulises Guilarte de Nacimiento, secretario general de la Central de Trabajadores de Cuba, así como Ana María Mari Machado, vicepresidenta de la Asamblea Nacional del Poder Popular y del Consejo de Estado; la vice primera ministra Inés María Chapman, y Alpidio Alonso Grau, ministro de Cultura, entre otros dirigentes del Partido, el Estado y el Gobierno.

«Para la Uneac en los tiempos que corren y los que están por venir, la prenda del sacrificio por la Patria y el goce de la cultura que nos identifica y une, seguirá siendo el camino. ¡Aquí estamos… aquí estaremos!», aseguró Marta Bonet de la Cruz —quien fue ratificada como presidenta de la organización—, al abrir el intercambio en la jornada final del Congreso.

Con el lema que ha acompañado el cónclave: «La cultura es la Patria», se expresa ese vínculo acendrado entre cultura y nación con el que Fernando Ortiz describió la conexión indisoluble por la cual «la cultura no es un ornamento ni un lujo: es una energía creativa. Y el signo mayor de la Patria».

Al respecto, Bonet de la Cruz destacó que esa visión lúcida de Ortiz sobre lo cubano como «conciencia, voluntad y raíz de patria», «con el alma arraigada a la tierra», tuvo sus antecedentes en el pensamiento libertario de los hombres que enfrentaron el colonialismo español, como Félix Varela, Carlos Manuel de Céspedes y José Martí. 

Añadió que la Revolución de 1959 fue el crisol de tantos anhelos, sedimentados en siglos de enfrentamiento al colonialismo y a la República sesgada por las apetencias del imperialismo estadounidense. «La Revolución ha sido un valladar magnífico para las pretensiones colonizadoras: nos hizo conscientes de nuestra fuerza, de nuestro talento, nos recordó la belleza, la grandeza de nuestra pequeña historia y nos convirtió en sus protagonistas. Por eso para neocolonizar culturalmente el país, el imperialismo necesita desvalorizar el socialismo, minimizar sus logros y demonizar su historia», enfatizó.

La cultura del ser

La Presidenta de la Uneac recordó a Fidel y su frase «La cultura es lo primero que hay que salvar». Dijo que el Comandante en Jefe se refería a la cultura de la autoestima nacional e individual, de la solidaridad, de la justicia social, del internacionalismo; a la cultura del ser, no a la del tener; a la preservación de valores e ideales que fueron conformando el rostro de la nación desde sus primeros balbuceos hasta su definitiva eclosión en el socialismo cubano. Es la cultura que definió con la Revolución su vocación inclusiva y liberadora, que alfabetizó en los campos y las ciudades de Cuba a educandos y educadores.

«En un contexto de aguda crisis económica y social, provocada por décadas de bloqueo imperial, hoy recrudecido, los intelectuales cubanos estamos llamados a defender nuestro patrimonio espiritual», resaltó Bonet de la Cruz, quien aludió a la urgencia de fortalecer, en primer lugar, la escuela cubana, y en ella la enseñanza de la historia, con una rica tradición, y en segundo lugar, las instituciones revolucionarias que fomentan, promueven y defienden la creación.

«Hay que continuar trabajando en las llamadas redes sociales y los medios, incluidos la televisión y el cine. Educar, transmitir conocimientos y saberes, asesorar, protagonizar junto a las instituciones la implementación de las políticas culturales, crear contenidos propios que refuercen el sentido de pertenencia y la identidad nacional, velar por la calidad de la programación cultural, son tareas propias de los intelectuales revolucionarios.

«Hoy el imperialismo financia programas, promueve el boicot a eventos nacionales, demoniza la política cultural, induce la censura con proyectos antipatrióticos para crear una falsa imagen de intolerancia, envenena a la emigración cubana e intimida a artistas nacionales y extranjeros que desean visitar el país y actuar en él», puntualizó.

La destacada musicóloga significó que tenemos que enfrentar ese hecho desde la cultura, desde el debate, porque lo «único que nos puede salvar es la consolidación de un pensamiento crítico que nos permita discernir y andar con pies propios».

Sin detenimiento

Como parte del debate de la sesión final del 10mo. Congreso de la Uneac, Ricardo Riverón Rojas, presidente de la organización en Villa Clara, se refirió a la labor incansable de la Uneac y su impronta en 65 años de Revolución. Es cierto que nos faltan recursos hoy, que los desafíos crecen, pero si algo podemos afirmar, es que el arte en esta isla nunca se ha detenido, dijo.

«En la Uneac, en esta organización adulta, jerarquizada, legitimada, están nuestros referentes, nuestros paradigmas, nuestros Maestros de Juventudes. Contamos con ustedes para acompañar nuestra experimentación, nuestra creación», aseguró el joven teatrista Rafael  González Muñoz.

Ury Rodríguez Urgellés, presidente de la Uneac en el territorio más oriental de la Isla, agradeció en nombre del pueblo guantanamero el gesto de muchos creadores por la restauración del tejido espiritual de aquellos compatriotas suyos que lo perdieron todo, y apostó por defender los intereses culturales desde la identidad de cada comunidad. Eso muchas veces se ve limitado cuando no está la protección económica debida, precisó.

La jornada final del 10mo. Congreso de la Uneac devino una fructífera sesión de aprendizaje por los criterios expuestos por los delegados e invitados. Fotos: Roberto Suárez

Como cubana auténtica y con la criolla familiaridad de una abuela, la maestra Fátima Patterson ponderó la responsabilidad que tiene como artista en buscar maneras para proteger el arte y la creatividad en tiempos de crisis. «Tengo 73 años pero me niego a rendirme»,
confesó emocionada, y subrayó que hace falta integración e ideas para lograr muchas más cosas.

El director de la Biblioteca Nacional de Cuba, Omar Valiño, fue transparente y categórico al señalar que la batalla contra la costra tenaz del coloniaje nos corresponde a todos, y esa será la forma de defender y hacer hoy por nuestra casa en medio de un mundo vomitivo.

El actor avileño Nelson Aragón Martínez recalcó que en lo comunitario está el cimiento de la defensa de la identidad; pero lamentablemente muchas veces hay una contradicción entre las políticas públicas y lo que ocurre en la base donde estamos.

Sobre el valor sanador del arte en las circunstancias más adversas, habló la presidenta de la Uneac en Granma, Yamisleidis Reyes Beltrán. Un ejemplo tangible de ello lo encontramos en la respuesta dada por los artistas tras el paso del huracán Oscar por el oriente cubano. «La cultura ha servido para levantar allí, donde todavía habita el dolor, una fuente de esperanza», exclamó.

Articularnos entre todos

La guerra que se nos hace hoy tiene abiertos varios frentes de combate, afirmó Jaime Gómez Triana, vicepresidente de la Casa de las Américas. Quienes nos quieren bloqueados, aislados y doblegados buscan a toda costa provocar rupturas generacionales. En tal sentido, comentó que el gremio y la sociedad toda deben permanecer unidos en busca de alternativas colectivas para que nadie quede atrás.

A la inserción y el trabajo con los jóvenes artistas también se refirió Enrique «Kike» Quiñones, actual decano de la Facultad de Arte Teatral del Instituto Superior de Arte, quien expresó que es un error pensar que los estudiantes no están conectados hoy con sus realidades y su tiempo. «Somos nosotros los que debemos comprender primero ese caudal de pensamiento en construcción y trabajar articulados desde el gremio para que la formación en la academia sea mucho más sólida y abarcadora».

Sobre estrategias y formas para la descolonización cultural, que resultan relevantes en el trabajo político-ideológico con las nuevas generaciones de cubanos, comentaron varios delegados. «La Revolución Cubana y la Uneac significan en la historia de la nación un proceso de ruptura con las ideas colonialistas», acentuó el escritor e investigador Abel González Santamaría.

El acucioso intelectual Víctor Fowler hizo  énfasis en reconocer la descolonización cultural como un proceso innovador, en el que han de integrarse nuestro sistema educacional, todo nuestro sistema cultural y los medios de comunicación.

Al hablar de estos fenómenos desde lo raigal, el destacado periodista, guionista y crítico musical Guille Vilar aseveró que cuando se tiene un amor profundo por las raíces de uno, las personas pueden identificar lo verdaderamente auténtico. Y también sabrán discriminar, entre lo múltiple, aquello que resulta banal.

Aclaró que la jerarquía artística no se mide por el dinero. Y a las nuevas generaciones, en quienes pone él todas sus esperanzas, les dijo: «No se dejen encandilar con lámparas led que pueden apagarse en cualquier momento. Mejor déjense guiar por el sol que ilumina la Patria».

Por su parte, el reconocido músico Alberto Faya, hizo hincapié en la cultura como ese poder simbólico, sólido y extraordinario con el que cuenta el país.

Y a seguir aprendiendo del Apóstol desde los códigos de consumo cultural más contemporáneos para fortalecer el orgullo de ser cubanos, invitó la directora del Centro de Estudios Martianos, Marlene Pérez Vázquez, quien insistió en que debemos reconquistar el poder seductor de la lectura en los jóvenes mediante nuevas formas de presentación de los contenidos.

Un congreso aportador

Este 10mo. Congreso de la Uneac ya podemos catalogarlo como un emotivo y aportador espacio para Cuba, dijo en las palabras de clausura el ministro de cultura, Alpidio Alonso Grau. La organización en la etapa previa al magno evento trabajó muy unida con los Organismos de la Administración Central del Estado, el Partido, el Gobierno y las instituciones de la cultura, buscando las mejores salidas colectivas a cada problemática, significó.

Marta Bonet de la Cruz. Fotos: Roberto Suárez

El bloqueo recrudecido y las circunstancias vividas desde el Congreso anterior,  con la pandemia de por medio, no disminuyeron los propósitos de la Uneac de seguir haciendo por el arte y la creación a favor de Cuba. Asimismo, reconoció que en los dos días de Congreso se escucharon criterios de gran valía, pues en momentos difíciles se necesita ese diálogo franco, autocrítico y sincero que nos lleve a estadios superiores.

Entre aplausos prolongados de los delegados, el Ministro de Cultura celebró la justa y merecida decisión de que la Escuela Nacional de Teatro adopte el nombre de Corina Mestre, esa ilustre actriz y mujer revolucionaria, que fue admirada siempre por todo el pueblo cubano.

Homenajes y nueva dirección

Durante la jornada final del Congreso, sus delegados e invitados homenajearon especialmente al General de Ejército Raúl Castro Ruz, líder de la Revolución Cubana, a quien enviaron una escultura en pequeño formato del artista José Villa Soberón, con la dedicatoria: «A usted querido Raúl, que ha sido siempre compañero de filas en la defensa de la cultura nacional, el compromiso agradecido de la Unión donde seguiremos defendiendo la voluntad de Fidel, quien concibió el acto creador como escudo y espada de la nación».

Mientras Díaz-Canel recibió la xilografía Honrar honra, de la artista y pedagoga Lesbia Vent Dumois, con la siguiente dedicatoria: «Querido Presidente: Aquí acompañándole en la defensa de nuestra Patria amada, la Unión de Fidel, Raúl y Guillén; la Uneac donde usted ha confesado sentirse uno más entre nosotros en la insatisfacción y el compromiso siempre apasionado con el arte y la literatura».

Igualmente, se dieron a conocer seis nuevos miembros de honor de la Uneac: Manuel Alfredo Sosabravo, Abel Prieto Jiménez, Eduardo Torres Cuevas, Aurora Bosch Fernández, Frank Fernández Tamayo y Carmen Solar Montalvo, a quienes lo distingue su aporte excepcional a la cultura y la Revolución Cubana.

También se informó la nueva presidencia de la organización, al frente de la cual fue ratificada Marta Bonet de la Cruz, quien será acompañada por Magda Resik Aguirre como vicepresidenta primera; Yuris Nórido Cabrera, Eduardo Sosa Laurencio y Lesbia Vent Dumois como los vicepresidentes y Alberto Marrero Fernández, así como Enrique Amador Quiñones (Kike Quiñones) como secretarios. De igual forma, fueron presentados los presidentes de los comités provinciales, y de las asociaciones que integran la Uneac.

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