El Presidente de la República entró a las aulas a saludar a los pioneros. Foto: Estudios Revolución Autor: Estudios Revolución Publicado: 06/10/2022 | 11:32 pm
El Caracol es uno de los barrios del consejo popular Luis Carrasco, en las montañas de Bahía Honda; es una de las comunidades más humildes de la comarca; su nombre debió nacer de la caprichosa organización de las casas.
Se levantan de tramo en tramo, a veces contiguas, por un caminito sinuoso loma arriba o loma abajo —según el rumbo que se tome—, atravesado por un arroyuelo que es mejor saltar que cruzarlo sobre los puentecitos de vigas y tablas que dejó semidestruidos el ciclón, aunque por las rugosidades y el moho que tienen, parece que los maderos antes tampoco estaban mucho mejor.
El Primer Secretario del Comité Central del Partido y Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez recorrió casita a casita El Caracol por uno de los trillos. Primero estuvo en casa de Eleuterio, que no quedó muy bien parada con el paso del huracán Ian. El añoso montero se la mostró con el decoro de quien vive en un hogar humilde, pero honrado, y sabedor de que recibirá la ayuda que necesita para revivirla junto a su familia, y brazos amigos que lleguen.
Yulieski, un mulato pequeño y enjuto, vive al lado de Eleuterio, perdió parte del techo y los bártulos tampoco salieron ilesos, pero igual, no se sentó a quejarse y ajusta los detalles de las pérdidas para recibir los materiales que necesita mientras recupera lo que puede. «Usted es un hombre guapo, valiente», le dijo Díaz-Canel, que le apretó el hombro como se merecen los hombres de valía.
El Jefe de Estado siguió por el trillo casita a casita. Unas permanecían cerradas porque sus inquilinos andaban por las serranías de faena o en la gestión de los materiales de la construcción que urgen; y en otras, sus dueñas, mujeres y mozuelas bellas, muchas con niños en brazo, lo saludaban desde las ventanas o los portales un poco más arriba.
En el hogar de la familia Chirino, que no sufrió mucho por el paso del meteoro, conversó con las damas, que alegres se veían. Le decían que «lo malo ya había pasado», que «lo importante era que estaban bien, vivas» y que «ahora será mejor». «Que usted esté aquí, es bueno, dice que mejoraremos», insistía una de ellas.
El minicipio de Artemisa más golpeado
Bahía Honda fue el municipio de la provincia de Artemisa más afectado por el paso del huracán Ian. Junto a Las Pozas, donde también estuvo, y El Morillo, es uno de los tres consejos populares más asolados.
En el municipio viven más de 43 000 personas. Según los datos actualizados, Ian causó prejuicios en 3 741 viviendas; de forma preliminar se contabilizan 498 derrumbes totales y 360 parciales; 747 techos perdidos de forma total y 2 137 de manera parcial.
En la agricultura se constatan afectaciones en 808,1 hectáreas, principalmente en yuca y plátano y algo de arroz, entre otros cultivos. Hasta el amanecer de este jueves se han recuperado 104,5 hectáreas.
En el abasto de agua, la población afectada sumaba hasta el miércoles 4 896 personas. Y más de 16 850 clientes del servicio eléctrico carecían del fluido, pero 7 098, el 42 por ciento, ya contaban con el beneficio.
Estas y otras informaciones fueron ofrecidas por la presidenta del Consejo de Defensa Municipal (CDM), la primera secretaria del Partido en Bahía Honda, Yutkenia Martínez Cordero, al Primer Secretario del Comité Central, que llegó a Luis Carrasco avanzada la mañana junto a la presidente del Consejo de Defensa Provincial (CDP), la miembro del Buró Político Gladys Martínez Verdecia.
La primera parada del Jefe de Estado fue en el centro de salud de montaña Teniente Juan Hernández, un hogar de ancianos construido por la Revolución que aún conserva su modernidad y buen estado, y donde también se ofrecen servicios médicos a los lugareños de la comarca, que forma parte del Plan Turquino-Manatí.
Allí Díaz-Canel se actualizó sobre las acciones de recuperación del municipio ante los daños provocados por el huracán Ian. Participaron en el intercambio los vice primeros ministros, Comandante de la Revolución Ramiro Valdés Menéndez, Alejandro Gil Fernández e Inés María Chapman Waugh, quien permanece en Artemisa antes de que el huracán pasara cerca del territorio, al igual que el miembro del Secretariado del Comité Central del Partido y jefe del departamento de Atención al Sector Social, Jorge Luis Broche Lorenzo.
Asistieron al encuentro, los ministros de Energía y Minas, Liván Arronte Cruz, y de la Construcción, René Mesa Villafaña, y el presidente del Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos, Antonio Rodríguez Rodríguez; el gobernador Ricardo Concepción Rodríguez y otros directivos de la provincia.
Gente buena es la de Luis Carrasco
Antes de iniciar el recorrido por las zonas más afectadas e intercambiar con la población, el Presidente de la República visitó las áreas del hogar de ancianos, muy bien conservado y atendido por sus trabajadores.
El Jefe de Estado saludó y conversó con los adultos mayores que le pedían hablar, entre ellos una anciana que entre llorosa y entusiasta expresó al mandatario el cariño que sentía por él, con quien quiso tomarse una foto.
Ya en el poblado, también conocido como Quiñones, Díaz-Canel agradeció primeramente a un grupo de linieros de la Unión Eléctrica que reponían el tendido, por las labores que estaban realizando. «El trabajo de ustedes es decisivo», les expresó.
También conversó con vecinos que se reunieron para saludarlo. En la escuela primaria Joe Westbrook, que perdió buena parte de los techos de canalones de las aulas y otras áreas docentes, se han podido reanudar las clases, allí mismo, en otras que se alistaron con lo que se recuperó de lo dejado por el ciclón.
Según le explicó el jefe de la brigada de la Empresa de Mantenimiento a las Viviendas de Bahía Honda que trabaja en la reparación del centro, la estrategia es terminar las obras en diez o 12 días. «Eso está bien, y tiene que quedar mejor que como estaba», le dijo Díaz-Canel.
A solicitud de los pioneros, el Presidente de la República debió entrar a saludarlos a las aulas. En una de ellas, una niña que estaba encargada de leer las efemérides del día, hizo un homenaje a los Mártires de Barbados. Díaz-Canel rememoró aquellos días del bárbaro crimen.
Antes, había presentado a los pioneros al legendario Comandante que lo acompañaba. Él es Ramiro, un héroe de la Revolución, y artemiseño. Cuando les hablen de él, ustedes ahora pueden decir que lo conocieron y fue en esta escuela, expresó a niñas y niños.
Las pozas se hace manantial
Tras salir de las montañas, el Primer Secretario del Comité Central del Partido se dirigió hacia Las Pozas, a poco más de 15 kilómetros de la cabecera municipal de Bahía Honda.
Durante cerca de diez kilómetros, los postes eléctricos caídos son la muestra más fehaciente de los estragos que el huracán Ian provocó. Restituir el fluido eléctrico a este consejo popular es un trabajo de envergadura y llevará algo de tiempo.
En la localidad también fueron dañadas 594 viviendas, el 45,5 por ciento de su fondo habitacional, pero en la jornada se agilizaban la entrega de materiales de la construcción y las gestiones en la oficina de trámites, uno de los lugares hasta donde se llegó Díaz-Canel para conocer sobre el trabajo que se estaba realizando allí y la prontitud con que se cumplían las diligencias.
El Presidente entró a la panadería del pueblo, al comedor del sistema de atención a la familia y a otros sitios, pero sobre todo conversó con la población, bastante satisfecha por la manera en que se ha estado afrontando la recuperación.
Eso no quitó que no hubiera quejas aún, como lo relativo a la reparación de viviendas que fueron afectadas por ciclones anteriores, a lo cual Díaz-Canel explicó que la estrategia para esos casos es acabar de eliminar las facilidades temporales de quienes están en esa situación, construyendo las llamadas células básicas habitacionales sólidas que permitan a los afectados continuar ampliando y mejorando sus hogares.
El Presidente de la República finalmente intercambió, ya en el propio poblado de Bahía Honda —que afortunadamente no fue tan abatido—, con un grupo de vecinos que lo esperaban en una de las entrecalles para expresarle el respeto y admiración por el acompañamiento que ha dado la dirección del país al pueblo en las zonas del occidente de Cuba, dañadas por el paso del huracán Ian.