Vacunar a la población de la capital con la velocidad que se hizo es meritorio. Autor: Roberto Suárez Publicado: 02/11/2021 | 11:45 pm
Tras concluir la evaluación del impacto de la vacuna Abdala en la provincia de La Habana, las evidencias científicas demuestran una efectividad de un 92 por ciento, para la gravedad, y de un 90,7 por ciento, para el fallecimiento.
Así lo confirmó este martes el doctor Pedro Mas Bermejo, vicepresidente de la Sociedad Cubana de Higiene y Epidemiología, durante el encuentro que cada semana propicia el Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista y Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, con el grupo de científicos y expertos que lideran en el país las actividades de ciencia e innovación tecnológica en el enfrentamiento a la COVID-19.
Según explicó Mas Bermejo, estos análisis se rigen por un documento emitido en mayo de 2020 por la Organización Mundial de la Salud, donde se hacen recomendaciones para evaluar los indicadores de la epidemia y también cómo influyen en su comportamiento las vacunas.
De acuerdo con los resultados presentados, en el caso de la positividad de las pruebas diagnósticas a través de PCR, el Vicepresidente de la Sociedad Cubana de Higiene y Epidemiología recordó que mientras en el país ese número se mantenía por debajo de cinco por ciento, en La Habana estaba por encima de 15 por ciento.
Después del 15 de agosto del presente año —momento en que se terminó de administrar la tercera dosis en la capital—, empezó el descenso de este indicador, aseveró, el cual se ha mantenido en los días más recientes muy por debajo de cinco por ciento. «Eso habla de un control en La Habana», dijo.
Respecto a la tasa de incidencia de la enfermedad por cada 100 000 habitantes, refirió que después de la entrada a Cuba de la variante Delta también tuvo lugar un ascenso, llegando a ser de 1 200, cifra que en estos momentos es de 207.
De manera particular sobre los pacientes hospitalizados, comentó que se manifiesta una disminución considerable, incluidos quienes se encuentran en las unidades de cuidados intensivos. Los ingresos diarios en las unidades de atención al grave, acotó, empezaron a bajar a partir del pasado 18 de agosto, momento en que se produjo el pico con los mayores números en la capital. La tendencia a la disminución ha continuado, especificó.
Asimismo, se refirió a la relación entre las tasas de mortalidad e incidencia por cada 100 000 habitantes, las cuales empezaron a descender a partir del 3 de agosto. Ese comportamiento tuvo mucho que ver —precisó— con los días que transcurrieron desde que inició la inmunización en La Habana.
Los estudios que se han realizado en el país, adelantó, evidencian que el punto de inflexión de la epidemia comenzó cuando alcanzamos como promedio un 38 por ciento de vacunación. En el mundo, puntualizó, ese momento ha comenzado en el 60 por ciento de la vacunación.
Todavía hay muchas hipótesis que tendremos que seguir estudiando —subrayó—, pero este ha venido siendo el comportamiento de la efectividad de la vacuna Abdala que se ha podido comprobar en la capital.
Teniendo en cuenta los indicadores epidemiológicos analizados, concluyó, la efectividad en La Habana mostró un valor elevado de la protección de Abdala ante la forma grave de la enfermedad y el fallecimiento.
«Son resultados muy elocuentes, que resumen el tremendo y extraordinario trabajo que se ha realizado», subrayó Marta Ayala Ávila, directora General del Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología (CIGB). Vacunar a la población de la capital con la velocidad que se hizo —enfatizó— es realmente algo muy meritorio.
La ciencia en cuba sigue buscando soluciones
Cada jornada constituye un nuevo reto para la ciencia cubana, y en cada una se encuentran motivaciones para desarrollar el conocimiento y ponerlo en función de la vida. Los resultados obtenidos del ensayo clínico exploratorio, controlado, aleatorizado, abierto y monocéntrico realizado para evaluar la seguridad y el efecto antiviral de la Gammaglobulina anti-SARS-CoV-2 en pacientes graves con la COVID 19, también son una muestra de ello.
Según se dio a conocer en el encuentro —en el cual participó el miembro del Buró Político y Primer Ministro, Manuel Marrero Cruz—, este producto podría convertirse en el primer producto cubano como tratamiento específico para pacientes contagiados con el virus del SARS-CoV-2.
La doctora Beatriz Amat Valdés, del hospital militar Doctor Luis Díaz Soto —institución que sirvió de escenario para el estudio Fase I—, detalló que se incluyeron pacientes con diagnóstico positivo a la COVID-19, confirmados por PCR, que cumplieran al menos uno de los criterios de gravedad que establece el protocolo de actuación nacional.
Todos fueron mayores de 19 años y tenían menos de diez días desde que iniciaron los síntomas, comentó. De acuerdo con su explicación, se trabajó con dos grupos: uno de ellos solo recibió el tratamiento que establece el protocolo de actuación nacional y al otro se le administró, además, la Gammaglobulina en dosis única.
Entre otros aspectos, Amat Valdés señaló que ninguno de los enfermos que participó en el ensayo clínico necesitó de ventilación mecánica y solo se reportó un fallecido, mientras que en el grupo que no recibió el medicamento fallecieron cinco.
Ningún paciente incluido en el ensayo presentó eventos adversos graves asociados a la administración del producto, aseveró. «Eso nos permite afirmar que el medicamento es muy seguro», valoró.
Teniendo en cuenta lo arrojado por el estudio, en el transcurso del presente mes se ampliará el universo a estudiar en una fase siguiente de ensayo clínico.
Los resultados obtenidos hasta el momento sugieren —explicó la Doctora en Ciencias Consuelo Macías Abraham, directora del Instituto de Hematología e Inmunología—, que la Gammaglobulina anti-SARS-CoV2 podría estar entre los medicamentos de primera línea para el tratamiento de la COVID-19.
Las cifras de la epidemia continúan su descenso
Que por seis semanas consecutivas se mantenga una disminución de los contagios en el país, es una realidad que evidencia un mejor comportamiento de la enfermedad en todo el territorio nacional, aunque no constituye motivo para la confianza.
Así ratificó el ministro de Salud Pública, José Angel Portal Miranda, al comentar —durante la reunión del grupo temporal de trabajo para la prevención y el control del nuevo coronavirus, que encabeza el Presidente Díaz-Canel y dirige el Primer Ministro— los aspectos más distintivos de la epidemia en la última semana.
Es un comportamiento que se manifiesta en todo el país y parece ser irreversible, había dicho con anterioridad en el encuentro con el grupo de científicos y expertos el doctor Raúl Guinovart, decano de la Facultad de Matemática y Computación.
En descenso continúa también, detalló Portal Miranda, el número de contagiados con la enfermedad que se encuentran ingresados. Al cierre de la pasada semana eran 3 892 personas, lo cual significa 1 839 menos que en igual período anterior.
Como un elemento significativo destacó que han seguido disminuyendo los ingresos en el hogar y en estos momentos la mayor parte de los confirmados tienen un ingreso hospitalario.
No obstante esa realidad, llamó la atención sobre provincias como Camagüey, Holguín, Sancti Spíritus, Villa Clara, Pinar del Río y Las Tunas, en las cuales se concentró el 72 por ciento de los casos diagnosticados en la última semana.
Ante el inminente escenario que se comenzará a vivir en Cuba, con el paso a la nueva normalidad y el incremento de varias actividades y servicios, el Ministro de Salud Pública enfatizó a las autoridades de las diferentes provincias en la importancia de no retroceder —por el incumplimiento de los protocolos— en el control que se ha logrado de la enfermedad.
En algunos lugares, subrayó, se empiezan a ver personas que no usan el nasobuco y es una medida básica que no podemos ignorar. «El control de la enfermedad no se puede dejar solo a las vacunas; nadie puede confiarse, es imprescindible seguir insistiendo en las medidas básicas de protección personal: no es solo exigirlas, sino también lograr que se cumplan».