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Bendición de una Isla

En Cuba hay alrededor de 70 pacientes que se realizan Diálisis Peritoneal Domiciliaria, programa que recaba de un gigantesco esfuerzo del país frente al bloqueo

Autor:

Hugo García

MATANZAS.—Olivia Carrasco González tiene 32 años de edad. Es de baja estatura, pelo castaño y ojos color café. Se considera a sí misma una luchadora por la vida. Ella vive en el poblado rural de Torriente, del municipio de Jagüey Grande.

Su habitación es como la de cualquier vivienda, pero solo en apariencia, porque allí cada seis horas, y por espacio de unos 45 minutos, ella lleva a cabo un ritual que la ha acompañado durante seis años y medio.

Se trata de la Diálisis Peritoneal Domiciliaria (DPD), un programa nacional del Ministerio de Salud Pública que beneficia a decenas de cubanos, quienes elevan su calidad de vida en medio de esa dificultad de salud: en sus propias casas, estos pacientes con algún tipo de insuficiencia renal reciben todos los insumos necesarios para este tipo de intervención.

Este programa recaba del concurso de muchos hilos para sostenerlo durante estos años en que el bloqueo económico y financiero norteamericano contra la Isla pone en jaque día a día a nuestra nación.

En la casa

«Yo me lo hago todo. Primero nos dan un entrenamiento en el Instituto de Nefrología, donde las enfermeras nos enseñan desde curarte hasta conectarte al equipo. Los médicos te hacen una prescripción en la que te orientan qué por ciento de disolución tienes que ponerte», narra Carrasco.

 «A mí no me molesta para nada, ni para dormir; me acuesto hasta en el piso y no pasa nada», nos cuenta.

«Las hemodiálisis son más agresivas para el cuerpo, por lo menos fue mi experiencia, porque en las 48 que me hicieron salía siempre con la presión baja, mareos y algún vómito... y me ponía mal, sin contar el nerviosismo. La DPD te involucra más con la sociedad, te mantienes activa, puedes trabajar... Como persona te sientes un poco más fuerte», precisa la joven jagüeyense.

«No puedo estar quieta; cada minuto de la vida lo aprovecho al máximo», dice, y reafirma que es una joven feliz, porque las posibilidades del programa de DPD no deja que se ponga triste.

En nuestro acercamiento a este programa visitamos en la barriada de la Playa, en la ciudad de Matanzas, a Nilo Martínez Sosa, paciente de 65 años de edad.

«Con la DPD evitas muchas complicaciones porque el tratamiento es en la propia casa», admite Martínez, quien considera que la DPD no será lo máximo, pero sí una bendición para sus vidas.

«Uno se preocupa, porque esto de la COVID-19 le ha ocasionado al Estado cubano un gasto terrible y en medio de todo se mantiene nuestro servicio», dice Nilo.

La lucha por ellos

La DPD comenzó en el país en 2007. El paciente se la realiza en su hogar, y puede realizarse de forma manual o mediante una máquina llamada cicladora.

«En Cuba hay alrededor de 70 enfermos, de ellos ocho son pacientes pediátricos», explica a JR la Doctora en Ciencias Médicas Yanet Álvarez González, especialista de Segundo Grado en Nefrología.

«La DPD consiste en la introducción en el abdomen, a través de un catéter, de un líquido con características específicas, que permanece un tiempo ahí y después se drena de la cavidad peritoneal», profundiza Álvarez González.

El Instituto Nacional de Nefrología Doctor Abelardo Buch López (INN) atiende a todo el occidente del país, pero existe el programa en Villa Clara, Holguín y Camagüey, lo que permite atender a pacientes distantes.

«La hemodiálisis es el método más universal y, desde el punto de vista técnico, es igual a la diálisis peritoneal los primeros cinco años», observa la Jefa de servicio de DPD en el INN.

«La segunda ofrece ventajas, ya que el paciente se encuentra rodeado de su familia, está vinculado con la sociedad, se siente útil, puede trabajar, viajar, estudiar, en el caso de los jóvenes y niños», esclarece Álvarez González, profesora titular.

El bloqueo está ahí

«A pesar del bloqueo económico, nuestro país realiza un esfuerzo gigantesco para garantizarles a los pacientes los insumos necesarios para su tratamiento», enfatiza la especialista.

«La DPD ofrece a los pacientes mejor calidad de vida: solo hay que mirar a los pacientes, ver en cada consulta lo felices que son, lo cual nos reconforta y nos da ganas de continuar luchando por ellos», menciona la Doctora Álvarez.

«Los pacientes y sus familiares agradecen las bondades de la Revolución, reconocen el alto humanismo del programa y el hecho de no faltarles nada, pese a la intensidad del genocida bloqueo», alega el doctor Arel López Reynó, director de la empresa de Suministros Médicos de Matanzas (Emsume).

Necesitan mensualmente un apoyo logístico grande: son alrededor de 30 a 40 cajas llenas con diversos productos, agrega el Director provincial de Emsume.

«La DPD es una tecnología de primer nivel mundial.Con el tratamiento en casa no llevas a los pacientes a un sillón de hemodiálisis. Esas son bondades de la Revolución, que el bloqueo quiere ocultar», recalca López Reynó.

«Estoy claro de que este es un tratamiento muy costoso para el país, aunque se brinde gratuitamente, y de las serias limitaciones para adquirir los insumos médicos, porque el bloqueo está ahí y me imagino lo que debe estar pagando Cuba para mantener este servicio», remarca el paciente Nilo Martínez, trabajador de la Unidad de Eventos y Propaganda del Partido en Matanzas.

«Debido al recrudecimiento del bloqueo, todos los pacientes nos preocupamos por lo que pueda pasar, y siempre nos responden que el país designa recursos para garantizar el servicio. Eso es una fortaleza», certifica Nilo.

«¿Qué hubiese sido de Olivia en otra sociedad...? Olivia lucharía por vivir, quizá no con la misma fuerza que tengo hoy en mi tierra, ni con la misma energía ni los mismos deseos», dice categórica esta joven matancera.

Tanto para Milagros González Pérez como para Horacio Carrasco Fernández, sus padres nada puede pagar en el mundo los desvelos de tantas personas por su hija, o el poder contar con la atención de los mejores especialistas: «Si esto nos toca vivirlo en un país capitalista ya Olivia no estaría viva. Esto solo es posible por el altruismo de la Revolución», acentúa Milagros.

Más calidad de vida

Arel López Reynó, director de la empresa de Suministros Médicos de Matanzas, comenta que el programa ofrece calidad de vida para estos pacientes que a edades tempranas empiezan a padecer de insuficiencia renal producto de hipertensión mal tratada, de algunas enfermedades o anomalías del riñón, de problemas congénitos, cálculos o quistes renales, lo que lleva a que la función renal empiece a deteriorarse.

«La provincia de Matanzas lleva tres años vinculada con este servicio. Son nueve pacientes matanceros cuyas edades no superan los 50 años. De ellos, dos niños», enumera.

Olivia Carrasco González elogia el programa nacional de Diálisis Peritoneal Domiciliaria. Fotos: Hugo Gracía

 

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