Método anticonceptivo. Autor: Juventud Rebelde Publicado: 13/05/2021 | 10:08 pm
Cada vez que a María Alejandra se le atrasa la menstruación, a ella y al esposo se les acelera el pulso. La mujer de 35 años bromea con que seguro por ahí viene la hembrita, detrás de sus varones, y él pone cara de querer tirarse de los cabellos, porque «dos son más que suficientes». Entonces ella retoma el tema que quedó casi vedado aquella tarde, cuando él le dijo que aceptaba optar por la esterilización masculina (vasectomía). Sin embargo, todo quedó en una frase fugaz.
«Tuvimos esa conversación delante de mi suegra, que al escuchar mi propuesta pegó el grito en el cielo», relata esta habanera, que actualmente usa el condón como único método anticonceptivo, difícil de conseguir hace más de un año.
No son pocas las personas que se enfrentan al dilema de encontrar la mejor forma de controlar la natalidad o de ponerle fin a su fertilidad. Lo ideal es que la decisión se tome de forma consensuada con la pareja, pero lo recomendable no siempre es lo que prevalece.
Planificación familiar: ¿un asunto femenino?
En la edición 48 del Anuario Estadístico de Salud de Cuba —el cual contiene información actualizada hasta 2019— se asegura que los dispositivos intrauterinos (DIU) poseían el mayor porcentaje (52,2 por ciento en ese año) dentro de la cobertura anticoncepcional, seguidos por la esterilización femenina (ligadura de trompas), que alcanzó en 2019 el 22,6 por ciento.
Según ese documento este último valor es el mayor registrado desde 1995 (fecha de la que parten las comparaciones). Otros de los métodos anticonceptivos referidos fueron las píldoras, los inyectables y el condón. Vale destacar que la esterilización masculina no estaba incluida entre las opciones, al menos declaradas.
De tan común, a muchas personas les parece natural que el control de la natalidad sea una preocupación mayoritariamente femenina, aun cuando existan hombres que estén dispuestos a tomar un papel protagónico.
Un sondeo realizado en calles espirituanas muestra la ideología patriarcal preponderante que repercute en esas decisiones. Entre las opiniones identificadas con este tipo de conceptos se destacan las que sostienen que a la mujer le toca preocuparse más porque el hombre tiene hijos, pero si quiere no los cría; si se cambia de opinión luego de la ligadura de trompas, se puede acudir al médico y él siempre sabrá qué hacer.
También salieron a relucir la «incomodidad» que presupone el uso del condón y las molestias asociadas a los DIU. Otra de las ideas naturalizadas por la opinión popular es que, «si a la mujer se le hace cesárea, ya se aprovecha y se liga».
Lo confirma la espirituana Claudia Bernal Castillo, quien optó por la cirugía para ligar sus trompas. «Ni se habló en casa —explica la muchacha de 32 años—. Si solo queríamos dos hijos, y ya los teníamos, por qué dejar pasar ese momento».
Esta es una de las razones que mueven a pacientes a solicitar el proceder quirúrgico a los doctores espirituanos Omar Rangel y Miguel González Bellón, especialistas en Ginecología y Obstetricia, quienes aseguran que ocurre «como consecuencia del machismo».
«Este es un método definitivo e irreversible de planificación familiar. Aunque se ha registrado la aplicación de métodos para revertirlo, lo predominante es la aparición de embarazos ectópicos, que sí son un peligro para la mujer», manifiesta Bellón.
Por su parte, el doctor Rangel añade: «Siempre se explica que no es necesario realizar el proceder durante la cesárea, pues es más invasivo y puede generar mayor número de muertes maternas, pues implica una intervención quirúrgica. Se puede realizar de forma laparoscópica —menos invasivo y riesgoso— 48 horas posparto».
La posibilidad de las complicaciones fue lo que hizo que Yaritza Cabrera, de 36 años y residente en la capital, desistiera de ese proceder, minutos antes de la cesárea. «Cuando me estaban preparando para la operación, con mascarilla de oxígeno incluida, me vino un vómito y por poco me ahogo. Temí que me subiera la presión, pues me dio taquicardia, así que le dije a la doctora: “Olvídate de la ligadura”», recuerda.
Aunque ambos galenos espirituanos coinciden en que solicitar ese proceder es un derecho de la mujer, lo recomiendan sobre todo bajo determinadas circunstancias. Explica el doctor Rangel que se hace hasta los 39 y 40 años, y nunca antes de los 24 años. Asimismo manifiesta que a veces se precisa realizarlo en pacientes multíparas, con serios problemas siquiátricos, diabéticas descompensadas y con insuficiencia renal.
Ambos consideran que urge ganar en cultura acerca del uso de los múltiples métodos anticonceptivos: mecánicos, endocrinos, implantes, tabletas… para que la intervención quirúrgica no sea recurrente. «En la consulta de planificación familiar, a la que se debe acudir en pareja, los proveedores debemos estar capacitados para orientar, de acuerdo con todas las posibilidades, y que se escoja la mejor opción», concluyó el doctor Bellón.
¿Pueden los hombres decidir?
Entre las técnicas utilizadas para redactar este reportaje estuvo una encuesta cualitativa realizada en un grupo privado creado por este equipo para fines periodísticos (Experimento para textos periodísticos) en la red social Facebook, el cual está integrado por 900 usuarios residentes en el país.
La mayoría de las mujeres reconocieron que cuando decidieron poner fin a su fertilidad mediante cirugía tomaron la decisión solas, sin consultarlo con su pareja. Algunas respondieron que nunca pensaron en proponerle a él que se hiciera la vasectomía, y llama la atención
que varias intentaron negociar para ver cuál de los dos se iba a someter a la cirugía, pero no fue posible llegar a un acuerdo. Incluso dos muchachas les propusieron a sus esposos que se la hicieran y ellos se ofendieron.
«Todavía este es un tema tabú —opina la holguinera Yinet Córdova—. Estuve
muchos años usando preservativos porque no podía utilizar otros métodos, y los dejé cuando me esterilicé por vía endoscópica, pues mi esposo se negó a la vasectomía».
Para Rouslyn Navia, residente en La Habana, la historia no ha sido muy diferente. Con 37 años y dos hijos, no pretende embarazarse más. No optó por la ligadura durante la cesárea «por miedo a que la recuperación fuera más dolorosa. Luego traté de negociar con mi esposo para que se hiciera la vasectomía, pues él tiene varios hijos. No aceptó».
La vasectomía es una técnica quirúrgica cuya finalidad es la esterilización masculina, cuando el hombre ha decidido poner fin a su fertilidad de forma definitiva. No obstante, el urólogo y andrólogo Ramiro Fragas Valdés, especialista en Urología y máster en Sexualidad de la Clínica Central Cira García, en La Habana, advierte que, a pesar de que se puede hacer desde los años ‘70, «no se practica todo lo que se pudiera porque, cuando se remite a las parejas, se piensa más en la ligadura de las trompas, y porque es la mujer quien generalmente opta por la esterilización. La idea es que eso cambie, sobre todo porque la vasectomía es un proceder mucho más sencillo y menos riesgoso para un hombre, de lo que es la ligadura para la mujer».
Una de las cuestiones que inciden en que los hombres no opten por esta técnica, además de los prejuicios, es la desinformación. En la encuesta, la mayoría de los participantes aseguraron que no se atreverían a hacérsela, y consideraron que el tema debería tener mayor presencia en los medios de comunicación.
Aunque algunos dijeron que «no es un método necesario si la mujer puede ligarse» y que «dicen que es muy doloroso», llama la atención que más de la mitad de los varones aseguran que «debería ser una opción más accesible» y «debería ofrecerse información en las consultas de planificación familiar, y en la educación sexual en las escuelas».
Estas opiniones coinciden con el criterio del doctor Fragas, quien cree que «si rompemos el tabú del machismo, si hacemos mayor divulgación del método, y si logramos que los programas de planificación familiar lo propongan como opción a las parejas, se practicaría mucho más la vasectomía que la
esterilización femenina, ahorraríamos recursos y cuidaríamos más a la mujer».
Vasectomía: rápida y precisa
T es un hombre de mediana edad, médico, habanero y sin hijos. No quiere mencionar su nombre, pero acepta compartir su experiencia pues, a pesar de querer someterse a la cirugía durante
muchos años, no le ha sido posible. Cuenta que nunca quiso tener descendencia, por lo cual, desde que era estudiante de Medicina, preguntó por esa posibilidad.
«Primero no era viable porque era muy joven —recuerda—. Después, porque no tenía hijos. Más tarde me asustó la poca disposición que encontré para recibir ayuda con el manejo del dolor posoperatorio. Cuando me dije que podía aguantarlo, volvió la historia de que no tenía hijos».
Las dudas y preocupaciones de T pueden ser las de otros hombres. Por eso preguntamos sobre estas cuestiones al doctor Fragas, también miembro de la directiva de la Sociedad Cubana de Urología. El especialista explica que «la vasectomía es una cirugía muy sencilla que se realiza en 15 minutos. El reposo es de dos o tres días, y la actividad sexual se puede retomar a la semana».
Sin embargo, cree necesario aclarar que «la reversión —en caso de que el paciente quiera tener hijos luego— dura, por lo menos, dos horas porque se hace a través de microcirugía, y los resultados no siempre son favorables. Por lo tanto, se recomienda generalmente para parejas en las que el hombre y la mujer tienen más de 35 años. No puede ser una decisión apresurada y se debe promover entre uniones estables, con dos hijos o más».
El doctor Fragas posee amplia experiencia en este tipo de cirugías, y entre el método con incisión y el que no requiere de bisturí (técnica de Li), prefiere este último, aunque a su juicio ambos son igual de efectivos.
«Hay pacientes que se sienten más seguros con la técnica tradicional, con bisturí —expone el médico, que en 2009 presentó en Barcelona una casuística de aproximadamente 400 pacientes operados, junto a otros expertos—. También es muy sencilla, y se hacen una o dos pequeñas incisiones. La técnica de Li no cambia mucho, pero el hecho de que no usa bisturí, que se hace por una sola incisión en el rafe medio con anestesia local, hace que sea más atractiva».
Asegura el urólogo que la experiencia de esos hombres, cuando el médico los cita a consulta para para ver cómo les fue, es muy favorable. «Ellos están muy contentos con el método y lo recomiendan como algo seguro y sencillo», dice.
La doctora Iliana Armas Ampudia, especialista de Primer Grado en Urología y MGI, e integrante de la Consulta Provincial de Infertilidad en Pinar del Río, corrobora la explicación de su colega y añade:
«El paciente entra y sale caminando de la consulta y no debe tener ningún tipo de complicaciones. Eso sí, es una práctica muy poco habitual. En más de diez años en la especialidad apenas he realizado cuatro, y tengo compañeros que han practicado una o dos. La sociedad aún tiene muchos tabúes sobre estos temas. Los hombres deben saber que no afecta la virilidad: sus erecciones continuarán iguales, la eyaculación también, solo que libres de espermatozoides».
Asimismo señala que «la pareja debe seguir cuidándose hasta tres meses después de realizada la cirugía para evitar completamente cualquier riesgo de embarazo».
Voces desde la experiencia
A sus 67 años, la pinareña Georgina Venegas recuerda con agradecimiento la decisión de su esposo, ya fallecido, el periodista Rafael Cao. Él resolvió hacerse una vasectomía para que ella no tuviera que someterse a una ligadura. Corrían los primeros años de la década de los 90, y Georgina se había sometido a dos interrupciones seguidas.
«Teníamos una niña juntos, y él otra de un primer matrimonio. Yo ya había cumplido 39 años, y le dije: “Voy a tener que ligarme, a menos que lo hagas tú”. Solo tuve que pedirlo», cuenta.
Después de una búsqueda tenaz en los registros quirúrgicos e informes operatorios por parte de las enfermeras del servicio de Urología en Pinar del Río, este equipo logró dialogar con Alfredo Miló, a quien se le practicó una vasectomía en 2019 para evitar que su esposa, ya con dos embarazos bien complejos a causa de una preeclampsia, tuviera que entrar de nuevo a un salón.
«Antes de decidirnos por la vasectomía buscamos otros métodos alternativos, pero ninguno nos satisfizo. Yo le decía: “No quiero que vayas a un quirófano”, y ella respondía: “Yo sí quiero que tú vayas, pero a hacerte una vasectomía”. Al desconocer cómo era y con mi machismo por delante, no estuve de acuerdo, y así pasamos trabajo varios años, hasta que me convencí.
«Durante la operación no sentí dolor. La recuperación fue perfecta. Puedo decirles a quienes duden que la vasectomía transporta a un mundo en el que se acaban las preocupaciones».
Su esposa, Yamilka Rodríguez, confiesa que no fue nada sencillo convencerlo, pues «hubo mucha presión de la sociedad y hasta de la familia; incluso ya al momento de entrar al salón le decían que no lo hiciera».
En la actualidad no pocos se sorprenden, asegura Yamilka:
«Las mujeres me preguntan cómo logré que se la hiciera y los hombres le dicen: “Tú estás loco, ninguna mujer se merece que uno se haga eso por ellas”. Es un machismo arraigado. Ante eso, digo que nosotros estamos felices».
Como este constituye un tema que se debate (cuando se logra el diálogo) al interior de la pareja, en la Consulta de Planificación Familiar del municipio de Pinar del Río se les explica cada una de las opciones que tienen para evitar un embarazo. Al respecto la doctora Lázara Medina Martínez, con diplomado en Atención Integral a la Mujer y máster en Enfermedades Transmisibles, precisa que «la vasectomía, particularmente, casi nunca es aceptada».
Desde 2012 hasta la fecha, tiempo en el que la doctora labora en esta consulta, solo dos parejas han optado por ese método, en ambos casos porque las mujeres presentaban patologías que les impedían someterse a una ligadura.
Actos de amor y responsabilidad
En la vida sexual y de pareja, como en la social, cada cual tiene sus contextos, realidades y determinantes. Es cierto que como país cada vez vamos ganando más en información y debate sobre temas que tradicionalmente se han considerado vedados, o solo de interés para sectores como el femenino, en el caso del control de la natalidad y el fin de la fertilidad; pero siempre que existan opciones desaprovechadas a causa de patrones culturales machistas, hay mucho por comunicar y dialogar todavía.
En ese camino, nada mejor que orientarse con los especialistas y sobre las experiencias positivas. Por suerte, cuando se mira hacia el horizonte, se encuentran ejemplos como los del holguinero Ernesto Herrera, quien acaba de ser padre. Él está seguro de que, «cuando llegue el momento, la vasectomía será la opción que tomaré. Es más seguro y menos traumático que una ligadura para mi esposa. Es también un acto de amor».