A más de un año de pandemia mundial nos sorprende otra vez San Valentín con el Día del Amor. Muchas cosas han pasado desde la última vez, desde el pasado 14 de febrero, en que direccionamos las flechas de este pequeño duende hacia grandes amores, y sobre todo a entrañables amigos.
Por suerte, aunque han surgido desavenencias, odios, frustraciones… aún prevalece el más puro y sincero de los sentimientos: el amor. Porque a pesar de lo que diga un viejo tema musical, yo creo que realmente casi todos sabemos querer… pero muchos sabemos amar.
Como todo ha cambiado y ya no seremos los mismos después de la COVID-19, mi amigo Floro ha enviado algunas versiones de poemas clásicos para aquellos que siguen enamorados de la vida, y un día como hoy obsequia un poema y una flor. La flor se la debemos, pero aquí están algunas de esas versiones que vendrán más a tono con los tiempos que corren, sin dejar de amar.
Por ejemplo: El poema que recita Don Juan Tenorio a su amada Inés, en la versión de José Zorrilla de 1844, ahora podrá transcribirse de esta manera:
No es verdad, ángel de amor, que en esta apartada orilla si usamos la mascarilla, la pasaremos mejor?
A quienes disfrutaron y recuerdan al poeta cubano José Ángel Buesa, en su Poema del Renunciamiento, mi eterno cofrade envía una propuesta también llena de lirismo:
Pasarás por mi lado sin saber que pasaste.
Pasarás a dos metros por mi amor, y al pasar,
No verás mi sonrisa, nasobuco mediante
Y si estoy contagiado, tú jamás lo sabrás.
Para aquellos que gustan de la poesía contemporánea, llena de intertextualidades, símiles, parodias y fuertes imágenes de la realidad más cercana y apremiante, Floro propone varias líneas, con apropiaciones poéticas que algunos reconocerán inmediatamente.
Me desordeno, amor, me desordeno,
cuando veo tu boca, despejada
y sin un por qué, no pones nada…
entonces…
¡y está repleta la parada!
Espero les sirva de algo esta colaboración de mi leal compañero quien, a modo de colofón, nos recuerda que al amor se puede llegar de muchas maneras, pero siempre con amor, al estilo de Gustavo Adolfo Bécquer:
¿Qué haces policía?, preguntas, mientras te pongo una multa, en mi talonario azul
¿Qué haces policía? ¿Y tú me lo preguntas? ¡Si la colera eres tú!