Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Joanna María no cree en obstáculos

La vida del campo tiene sus encantos, nos dice una adolescente matancera que produce carne de conejo y de cerdo

Autor:

Hugo García

MATANZAS.— Ella siempre anda de prisa. El tiempo no le alcanza para todos sus empeños. Con apenas 18 años de edad afirma que cada día le encantan más el campo y los animales.

Joanna María Pérez Delgado vive en la finca El Conde, cerca de la ciudad de Matanzas, donde desde hace poco más de un año se dedica a la cunicultura, la crianza de cerdos y la producción de leche de vaca.

De estatura mediana y ojos claros, nadie pensaría que detrás de esta figura en apariencia citadina hay una campesina auténticamente cubana. No deben abundar jóvenes con la fuerza de voluntad e ímpetu en el trabajo de esta jovencita, reiteran con orgullo su mamá Ana Luisa, su papá Yoel y su abuelo Lorenzo Pérez.

«Desde niña he sentido amor por los animales», confirma Joanna, a quien su abuelo le regaló hace varios años una vaca llamada Lola: «Yo la llamo y viene enseguida a comer de mi mano pedacitos de pan o yerbas. Me enseñó a ordeñarla y diariamente da diez litros, aunque ahora en invierno da cuatro. Esa leche la entrego junto con la que aporta mi abuelo a la cooperativa.

«En tiempo de calor no he querido que los conejos se reproduzcan porque sufren con las altas temperaturas, pero llegué a tener 130 conejos junto a mi novio Alexander Rodríguez, quien me ayuda con la cría.

«Nosotros no creemos en obstáculos, como la gente que oigo a veces lamentarse: construimos la nave y nuestras jaulas, y buscamos los alimentos. Hemos sembrado plantas proteicas forrajeras, como king grass, tictonea y caña de azúcar, que mezclamos con hierba de guinea, moringa y un poco de miel de purga, con las que producimos un pienso en un molino artesanal construido por nosotros mismos.

«El trabajo en el campo es duro y recaba de la dedicación diaria. Me levanto a oscuras todos los días, en muchas ocasiones ayudo a mi abuelo a ordeñar algunas vacas, limpio la nave de los conejos, les echo comida y reviso si hay alguno enfermo. Eso es una rutina que no puede fallar. Por último, atiendo a los cuatro cerdos, aunque para estos la comida se me ha puesto difícil, porque con forraje y otras variantes solo se mantienen, no aumentan de peso tan fácilmente como cuando les echo sancocho.

«Tanto a los conejos como a los cerdos les doy comida dos veces al día, mientras que las vacas pastan en el potrero. Yo hago de todo, no descanso, pero la cría de conejos me gusta mucho, la disfruto al margen que me brinda dividendos económicos, porque sé que parte de mis producciones ayuda a la alimentación de otras personas y a la sociedad.

«Actualmente tengo un convenio con la Empresa de Ganado Menor, a la cual le he vendido este año 101,5 kilogramos de carne de conejo, a 30 pesos cada uno. Es bueno el contrato porque por cada kilogramo de carne me entregan cinco de pienso, que unido al que fabrico me garantiza el alimento.

«Me siento feliz porque hace unos días me hicieron miembro de la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños (ANAP) en la Cooperativa de Créditos y Servicios (CCS) Ciro Redondo, y aunque priorizo la atención de los animales, no descuido mis estudios. Voy dos veces a la semana a la Facultad Julio Antonio Mella, donde curso el onceno grado».

Joanna María sabe manejar una volanta, pero no le gusta mucho montar a caballo. Nunca falta a la escuela y antes de ir a clases echa la comida a sus animales. Si no puede, deja esa faena a cargo de su abuelo. Practicó tenis de campo durante tres años en la EIDE Luis Augusto Turcios Lima, y hasta participó en varios juegos escolares nacionales; en uno de ellos ganó el tercer lugar en la modalidad de mixto.

Pero el deporte parece que no era lo suyo. De momento aspira a estudiar técnico medio en veterinaria y en un futuro no lejano esa carrera en la universidad. Como toda joven tiene sus preferencias, como bañarse en el río que corre a pocos metros de su casa, ver novelas o reunirse con sus amistades y la familia.

«Hay que estudiar, porque todo conocimiento que uno adquiera es útil en el campo», nos dice esta joven que vive feliz en su entorno campestre y aspira a producir más alimentos.

Fotos Relacionadas:

Comparte esta noticia

Enviar por E-mail

  • Los comentarios deben basarse en el respeto a los criterios.
  • No se admitirán ofensas, frases vulgares, ni palabras obscenas.
  • Nos reservamos el derecho de no publicar los que incumplan con las normas de este sitio.