Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

La buena práctica de los prácticos cubanos

En medio de la pandemia, prácticos del Puerto de Matanzas han realizado 141 maniobras en el primer trimestre del año, en buques de diferentes nacionalidades, con la máxima seguridad epidemiológica

Autor:

Hugo García

MATANZAS.— Un sonido ronco anuncia su entrada a la bahía matancera. Es un pitazo estruendoso que se escucha kilómetros adentro de esta tierra.

Cuando llegamos está por iniciarse la operación de atraque de este tanquero de petróleo, con una eslora de 250 metros (largo de proa a popa). Aunque distantes, los marinos saludan. Van protegidos con guantes y nasobucos mientras el barco surca las aguas profundas de la entrada de la rada, donde se lleva a cabo la maniobra de abordaje del práctico mediante una escala colgada en una banda.

«Este es un oficio apasionante que tiene su parte bella, su arte», confiesa a este diario el capitán Román Rufino Hernández Santana, director de la Unidad Empresarial de Base (UEB) Prácticos Centro-Norte-Estación Matanzas, perteneciente a la Empresa Prácticos de Cuba, del Grupo Empresarial Marítimo Portuario del Ministerio del Transporte (Mitrans).

Su colectivo de 30 trabajadores atiende tres puertos: Matanzas, Cárdenas e Isabela de Sagua. Estos dos últimos están sin operaciones en estos momentos, y en el primero Hernández Santana comparte oficio con Eduardo Rodríguez, Jesús Pastrana, Marino Madans y Rubén Durán.

El servicio de practicaje es obligatorio para buques de más de 500 toneladas de arqueo bruto (volumen total que puede cargar), aun cuando haya estado en la rada muchas veces.

Sobre la labor de estos hombres y mujeres que enfrentan en frontera los peligros de la COVID-19 podría escribirse mucho, pues cada día viajan hasta el puerto y se alejan de sus familias porque las operaciones navales no esperan.

En medio de la expansión del nuevo coronavirus, al cierre de marzo de este año han tenido ingresos superiores a los 460 920 pesos en ambas monedas, y se han realizado 141 maniobras de atraque, desatraque o fondeo a embarcaciones de diferentes nacionalidades con la máxima seguridad epidemiológica.

De buque a buque

Desde varias millas mar afuera los buques contactan al práctico del puerto, quien precisa la hora en que coincidirán para guiarlos hacia la bahía, y de paso indaga sobre el estado de salud de la tripulación. 

«Los prácticos son las primeras personas en subir a bordo de los buques, incluso antes que el médico. Somos el primer y último eslabón de la cadena puerto-transporte-economía interna, porque recibimos y despedimos a los navíos», explica Hernández Santana, con mucha experiencia como práctico y un gran conocedor de los canales, fondeaderos, corrientes marinas y otros accidentes geográficos de esta bahía, así como de las reglas particulares de navegación y las maniobras necesarias para este tipo de operación.

«Antes uno saludaba con más efusividad al capitán del barco. Ahora no puede ser así: le doy las orientaciones alejado y le advierto del protocolo sanitario en estos tiempos. Son medidas de seguridad, y la exigencia en este sentido es por ambas partes», apunta el práctico mayor.

«Luego avisamos a los médicos en frontera, pero no hemos tenido casos de marineros ni oficiales con síntomas respiratorios», añade el ingeniero en navegación, quien ha subido a numerosos barcos desde que el coronavirus se ha expandido por el mundo.

«La comunicación es importante, al igual que la seguridad a bordo. Tenemos la obligación de usar nasobucos en el barco, y tanto al subir como al bajar nos lavamos las manos con hipoclorito u otro desinfectante. También debemos tener control de la tripulación, no ingerir alimentos durante nuestra visita y mantenernos alejados de las personas mientras dirijimos las operaciones.

«El uso del nasobuco es permanente. En el puente de gobierno se le da la orientación al capitán y este se la trasmite a sus marinos; igualmente les voy dando las órdenes a los remolcadores hasta el final.

«Las maniobras son buque a buque, aunque podemos hacer maniobras simultáneas cuando un buque está desatracando y otro está listo para su atraque, con muchas coordinaciones.

«Hemos orientado permanecer lo menos posible dentro de la caseta de nuestra lancha».

Marineros 24 horas

En un turno de 24 horas están el patrón, dos marineros, el motorista y un práctico, y alrededor de otras siete personas trabajan solo por el día en el departamento de Economía y la cocina, más el mecánico naval.

Para que se tenga una idea del volumen de entrada, salidas y fondeos de buques en la rada matancera, en 2019 se llevaron a cabo 579 maniobras, cuyo pago ingresó 1 755 000 pesos (en ambas monedas) a la economía nacional.

Alfonso Melis Vidal, patrón de la lancha de los prácticos, refiere que usan guantes y nasobucos para manipular los cabos que tiran del barco para el amarre a los muelles, y luego cuando los sueltan. Girardo Caballero Chávez, motorista, añade que además baldean su embarcación y la higienizan con hipoclorito después de cada operación, a la que le limpian las agarraderas, barandas, escalas, timón y otras superficies.

«Actuamos según las regulaciones del país, tomando todas las medidas para evitar el contagio y la propagación del coronavirus, como tiene que hacer el resto de la población. Por eso nos lavamos las manos con frecuencia y usamos el nasobuco, y al volver a la casa extremamos las medidas para evitar la contaminación», indica el marinero Alfredo Menéndez Hernández.

Su colega José Aldazabal Zulueta especifica que, además de cumplir las indicaciones para protegerse de la COVID-19, siempre se resguardan con chalecos salvavidas para evitar accidentes, porque pudieran caer al agua en medio de las maniobras.

La cocinera Teresa Ramos Naranjo y la auxiliar gastronómica Belkis Pérez Bofill insisten en que la limpieza constante es un factor decisivo en la contención del coronavirus: «En la cocina y el comedor hemos extremado las medidas. Hacemos una limpieza frecuente de las superficies con hipoclorito y exigimos el lavado de las manos antes de entrar. A la hora de almorzar o comer, solo permitimos una persona por mesa para mantener la distancia», asegura Teresa.

Practicaje de calidad

María del Carmen Grillo Jerez, especialista en Gestión de la calidad, subraya que el practicaje es una actividad muy profesional, de alta calificación, para la cual se necesitan competencias marítimas específicas y titulación.

«En su mayoría son capitanes, y necesitan una tripulación con formación académica y con un período de entrenamiento, porque todos tienen que conocer la geografía del puerto en que laboran.

«Es una profesión riesgosa», comenta. «A raíz del incremento de casos por la COVID-19 se han intensificado las medidas. Un práctico está expuesto directamente porque trabaja en frontera y aborda el buque para cualquier operación.

«Asumimos todas las medidas higiénico-sanitarias y seguimos el protocolo de seguridad, no solo para el práctico que se expone, sino para la tripulación que lo conduce y para todo el personal de apoyo en tierra.

«Para su trabajo cuentan con todos los medios y equipos de protección y saben que no puede haber aglomeraciones en las oficinas, además de mantenerlas desinfectadas».

Cuentan con un sistema de gestión integrado a partir de las normas ISO 9001, de 2015, que combinan la calidad con la seguridad, la salud del hombre y el cuidado del medio ambiente.

«En nuestro puesto de mando mantenemos la limpieza y exigimos que estén solo dos personas, no hacer sobremesas ni tertulias, y cuando se ve la televisión que no estén hacinados», detalla Hernández Santana, quien confiesa: «Cuando el capitán de un buque te dice: “Buena maniobra, práctico”, ese es el mejor elogio en nuestra profesión».

Comparte esta noticia

Enviar por E-mail

  • Los comentarios deben basarse en el respeto a los criterios.
  • No se admitirán ofensas, frases vulgares, ni palabras obscenas.
  • Nos reservamos el derecho de no publicar los que incumplan con las normas de este sitio.