Pedro Abreu Mujica, director de Expocuba. Autor: Libia Miranda Camellón Publicado: 07/03/2019 | 06:04 pm
Expocuba, la exposición permanente de los logros de la Revolución Cubana, poco más de 30 años después de inaugurada por Fidel, el 4 de enero de 1989, mantiene vivos sus principios fundacionales y el espíritu que inspiró su creación, y en especial continúa inalterable su vocación de servicio al pueblo.
Si usted visita el centro por estos días podrá ser testigo, además, de que no se ha detenido el impulso que se le dio en 2018 a su reconstrucción en el empeño de desafiar el paso inexorable del tiempo, una verdadera hazaña si tenemos en cuenta todo cuanto hay que hacer, en el difícil contexto económico actual, para devolver el esplendor de sus días iniciales a esta obra monumental.
Quizá se le ocurra pensar que no se trata de algo excepcional en esta Habana que ha acelerado su ritmo de renovación en el camino hacia la celebración de sus 500 años, y no le falta razón.
Pero hay un detalle que marca la diferencia en lo que ocurre en el mayor recinto ferial del país, y que no debe pasar inadvertido: las complejas labores de mantenimiento, reconstrucción y remodelación se realizan sin que Expocuba haya dejado de prestar sus servicios tradicionales a la población.
Juventud Rebelde, en una breve visita a sus instalaciones, quiso acercarse un poco más al tema y conversó con Pedro Abreu Mujica, quien ha sido el director del centro durante los últimos 23 años.
—Sabemos que durante las labores de mantenimiento y reparación que se acometen actualmente, Expocuba no ha cerrado, pero ¿sigue prestando todos los servicios a la población?
—Así es. Expocuba sigue fiel a sus conceptos fundacionales y en estos momentos damos mantenimiento y simultáneamente prestamos servicios al público. Eso complejiza mucho todo, pero permite que las potencialidades del centro puedan seguirse desarrollando.
—¿Se están realizando labores constructivas incluso los fines de semana?
—Hoy domingo, por ejemplo, puedo decirte que se está trabajando en cuatro grandes obras: en la reparación general y el cambio de la cubierta de dos pabellones, que comenzaron desde principios de año —el pabellón 7, y ahora hace unos días el pabellón 10—; en la red hidrosanitaria, en el cambio de toda la red de alcantarillado de Expocuba, porque es una contribución importante que debemos hacer al medioambiente, y se está reparando la puerta número 1. Por supuesto, esto les crea a los visitantes algunas molestias, pero tratamos de minimizarlas.
—¿Cuántos visitantes se encuentran en estos momentos en el recinto ferial?
—Un estimado de entre 3 000 y 3 500 personas. Todavía no puedo dar una cifra exacta, porque aún estamos abiertos, seguimos recibiendo público y no tengo el último parte, pero se aprecia, en un recorrido que hemos hecho, que todas las instalaciones tienen muchos visitantes, están recorriendo los pabellones, sobre todo el de la Salud y el de la Industria, el área agropecuaria, con sus animales, y nuestra librería, en el Pabellón de Cultura, que fue abastecida después de la Feria Internacional del Libro en La Habana, con algunos títulos novedosos. Por otra parte, el parque de diversiones y las unidades gastronómicas están llenos. En las áreas exteriores también puede verse a la población compartiendo y disfrutando de las maravillas que la naturaleza nos ha deparado en esta zona de La Habana.
Hemos visto a niños, a mayores, a personas de la tercera edad, a muchas familias. A los trabajadores de Expocuba nos hace felices que quienes vengan aquí se sientan complacidos, que podamos llenar sus expectativas en alguna medida, que reciban un mensaje cultural sano, espiritualmente enriquecedor, y que además puedan disfrutar de nuestras variadas ofertas gastronómicas: helados, refrescos, bebidas ligeras, pizzas, hamburguesas y comidas.
—¿Puede ponerme algún ejemplo concreto de una unidad en la que se estén realizando ahora mismo labores de mantenimiento y siga prestando servicios a la población?
—La llamada Casa del Queso está hoy sujeta a reconstrucción por parte de la Cooperativa de Construcción Cubana, que ya ha cambiado 28 tejas o planchas del techo, pero no se dejan de prestar los servicios que ella ofrecía; funciona en el mezanine del Pabellón de la Construcción, con otras condiciones por supuesto, pero el servicio, uno de los que caracteriza a Expocuba, es el mismo y el personal atiende de la misma forma a quienes llegan hasta allí.
—Tengo entendido que está por aquí el jefe de la brigada de la Cooperativa de Construcción Cubana que está trabajando hoy. ¿Es usted? ¿Cuál es su nombre?
—Eduardo Tajonera
—¿Cuántos trabajadores tiene a pie de obra este domingo?
—Catorce, incluyéndome a mí.
—¿Están laborando todos los días?
—De miércoles a domingo, aprovechando el mismo sistema de trabajo de Expocuba.
—Abreu, ¿y el resto de los días?
—Aquí hay muchas fuerzas constructivas en estos momentos. Están compañeros de la cooperativa, del contingente Ñico López, del Micons; de la empresa Inoxidables Varona, del Ministerio de Industrias; del contingente Blas Roca Calderío, de nuestra propia brigada de mantenimiento integral. Hemos articulado los horarios, para hacer más racional el proceso productivo del personal de la construcción. Algunas fuerzas trabajan de miércoles a domingo, simultáneamente con la apertura de Expocuba; otras de martes a sábado, para propiciar un mejor uso del transporte, de los recursos que tenemos, porque estos escasean y tenemos que aprovecharlos óptimamente. Incluso mañana lunes tendremos algunas brigadas de Aguas de La Habana, pues se nos presentó un salidero significativo en las áreas del Pabellón de Cultura, y como el centro no abre al público ese día, podemos interrumpir el abasto de agua para que ellos puedan hacer las reparaciones necesarias.
Terminamos nuestra sencilla entrevista, recorrimos algunas áreas y pudimos constatar lo que no se nos había explicado, y partimos con una certeza: pueden faltar recursos, pero cuando existe la voluntad de emplear óptimamente los que se tienen, constancia y sistematicidad, cada día implica un cambio, un nuevo comienzo que nos acerca a lo que soñamos. Expocuba lo confirma, y lo hace además con un profundo respeto por el pueblo, sin dejar de cumplir la misión para la que fue creada.