Donal Trump. Autor: Tomado de Internet Publicado: 25/07/2018 | 11:33 pm
La visita a La Habana del secretario asistente para los Asuntos del Hemisferio Occidental en el Departamento de Estado, Francisco Palmieri, ha sido pretexto para una nueva oleada de informaciones falsas, transmitidas por las agencias noticiosas internacionales y otros medios y que de manera malintencionada han sido filtradas por el Departamento de Estado.
Palmieri, quien llegó acompañado del subsecretario de Administración, William Todd, y el secretario asistente para la Seguridad Diplomática, Michael Evanoff, vino para «repetir acusaciones graves y vacías, dichas sin aportar información o evidencias», dijo en Twitter Johana Tablada, subdirectora para EE. UU. de la Cancillería cubana.
La portavoz del Departamento de Estado había declarado a la prensa que los tres funcionarios «viajaron a La Habana para reunirse con el personal de la Embajada a la luz de los nuevos ataques contra los diplomáticos de Estados Unidos».
«La salud y la seguridad de nuestro personal sigue siendo la principal prioridad del Departamento. El viaje otorgó a nuestros altos funcionarios la posibilidad de obtener una visión más profunda sobre los desafíos únicos que plantean estos ataques y su impacto en las operaciones de EE. UU. sobre el terreno», añadió la vocera.
En declaraciones a Juventud Rebelde, Johana Tablada aseguró que al reiterar las acusaciones de «ataques» a la salud de su personal en la Embajada estadounidense en Cuba, «ceden a presiones de sectores anticubanos para imponer nuevas medidas de retroceso» en esta etapa de viraje en la política hacia Cuba por parte de la administración de Donal Trump.
Palmieri fue recibido el martes por Carlos Fernández de Cossío, director general para Estados Unidos en el Ministerio de Relaciones Exteriores, y sin aportar información o evidencias, repitió las graves acusaciones. «No se puede probar lo que no ha ocurrido», enfatizó Johana Tablada en conversación telefónica con JR, tal y como lo hizo en una serie de tuits en su cuenta en esta red social: @JohanaTablada, al comentar los hechos.
Fernández de Cossío le reiteró a Palmieri la disposición de las autoridades cubanas a cooperar en la investigación, al tiempo que dejó claro que no hay evidencia de los incidentes descritos.
«El Departamento de Estado se ha comportado con falta de transparencia y cooperación», agregó la Subdirectora para Estados Unidos del Minrex. El tema vuelve a tener resonancia en los medios occidentales y continúa su manipulación «con fines políticos y acusaciones sin sustento para tratar de imponer nuevas medidas contra Cuba», señaló, al denunciar el uso engañoso del término «ataque», que Cuba rechaza y solicita eliminar.
Para la diplomática, es inexplicable que el Departamento de Estado filtre información no comprobada y malintencionada y no permita siquiera que médicos cubanos examinen las historias clínicas de los afectados o conozcan reportes descritos que Estados Unidos rehusa compartir con Cuba, cuando es un tema de supuesta prioridad.
Tampoco han aportado información ahora, dijo Tablada, quien reafirmó lo que Fernández de Cossío le repitió a Palmieri: no hay actos contra los diplomáticos de Estados Unidos en Cuba, ellos están seguros en Cuba, que es un país seguro.
Se recuerda que estos incidentes le sirvieron de pretexto a la administración Trump para, en septiembre de 2017, retirar a buena parte del personal diplomático de su Embajada en La Habana (60 por ciento) y exigir la salida de personal cubano en Washington, dificultando los servicios consulares, lo que afecta a miles de familias cubanas. Además, el Departamento de Estado emitió alerta de viajes a Cuba, un elemento dirigido contra el desarrollo turístico de la Isla.
Los que en un principio Washington calificó de «ataques acústicos», no han tenido confirmación alguna de su naturaleza, fuente o causa por parte del Buro Federal de Investigaciones (FBI), como también ha sucedido con decenas de especialistas e investigadores cubanos, quienes no han encontrado evidencia alguna de los incidentes.
«¿Por qué siguen las filtraciones a la prensa?», preguntaba en febrero pasado el Dr. Mitchell Joseph Valdés Sosa, director del Centro de Neurociencias en Cuba. «Obviamente, alguien está interesado en mantener las alegaciones vivas».
Johana Tablada manifestaba ahora: «Las filtraciones falsas constituyen una manipulación política con cero evidencias, dirigidas a imponer a sangre fría medidas adicionales de Estados Unidos contra Cuba para complacer a una minoría que daña a ambos pueblos».
Apuntó que ante la ausencia de un apoyo al bloqueo por parte de la ciudadanía estadounidense, los sectores más reaccionarios que integran el lobby anticubano en el Congreso, fabrican artificialmente crisis y pretextos dirigidos a imponer nuevas medidas contra ambos pueblos.
Vale la pena recordar antecedentes de la sostenida campaña de desinformación que desarrolla el Gobierno de Estados Unidos para justificar el retroceso de la política hacia Cuba, y en este dudoso caso, sin aportar pruebas concretas, se ven las intenciones insatisfechas hacia Cuba que no hace mucho presentó Mike Pompeo —tras saltar de la Central de Inteligencia (CIA) a la jefatura del Departamento de Estado—, en un discurso ante la OEA: «el cambio es inevitable».
La farsa sigue y las noticias falsas, también.