NUEVA GERONA, Isla de la Juventud.— La historia ofreció muchos nombres para ella, con acentos conquistadores, religiosos, marcados por la aventura, los tesoros y piratas, o por el horror del destierro y la represión.
Pero uno triunfó sobre los demás, límpido y genuino.
De la Juventud se llamó la isla, porque como en ninguna otra del mundo, manos de pocos años se juntaron para otorgarle bríos nuevos.
En las décadas de los años 60 y 70 del pasado siglo, tras el paso del huracán Alma (1966), se pulsaron motivaciones, compromisos y responsabilidades, ante el llamado de Fidel y de la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC) de hacer realidad un sueño.
Así, el panorama devastador se fue transformando en kilómetros de campos de cítrico, y embalses destinados a garantizar el agua necesaria para la producción de alimentos. Surgieron también la torre de televisión, las escuelas en el campo, el Coppelia, los nuevos barrios y las comunidades. Y llegó mucha juventud más, de Cuba y el mundo, para estudiar, trabajar y fundar.
Por ello, la Unión de Jóvenes Comunistas de este territorio homenajeó a los protagonistas de aquel empeño, gracias al cual las tierras pineras asumieron hace 39 años su nombre actual.
La jornada incluyó visitas a lugares de interés histórico, económico y social del territorio, la proyección del documental Una Isla en el tiempo y el tradicional diálogo con las nuevas generaciones en áreas del antiguo Presidio Modelo, actualmente sede del Palacio de Pioneros.
El tributo posibilitó, además, intercambiar reflexiones entre los jóvenes de ayer y los de hoy, que tienen la responsabilidad de preservar esas conquistas y proyectar otras de cara al futuro, sin copiar recetas, y atemperados a este tiempo, como es el caso del Programa de Desarrollo Integral.
Yulexis Cruz Pico, primera secretaria de la UJC en Isla de la Juventud, subrayó que «los jóvenes tenemos el deber de dignificar el nombre de este territorio, sobre todo cuando se transforma el modelo económico cubano; y ser fieles al legado de aquellos que, con su empuje en las tareas de la Revolución, lograron proclamar la entonces Isla de Pinos como Isla de la Juventud, el 2 de agosto de 1978».