Halcones peregrinos. Autor: Abel Rojas Barallobre Publicado: 21/09/2017 | 06:52 pm
Una pareja de halcones peregrinos estuvo cazando, jugando y cortejándose en la Bahía de La Habana desde mediados de noviembre hasta inicios de marzo, siempre encima y en los alrededores del edificio La Marina, una de las construcciones más altas del Centro Histórico.
Ginger y Fred, como los bautizamos, están a punto de emigrar hacia Norteamérica. No iremos a despedirlos. Desconocemos cuándo —de ahora a abril— partirán. Y queremos que lo hagan. Que no corran la suerte de unos 16 de ellos que pudieron haber muerto en lo que va de siglo en La Habana, a manos de personas que los tienen como indeseables, según arrojó una reciente investigación sobre la especie.
Las palomas son el «platillo favorito» de los halcones que vienen a invernar a Cuba y se quedan en la ciudad. No es un «capricho»; tanto las palomas domésticas (Columba livia domestica) como las bravías o silvestres (Columba livia), constituyen el 70 por ciento de la alimentación de Falco peregrinus en los lugares del planeta donde habita.
Es el animal más veloz del mundo. En picada puede alcanzar hasta 350 kilómetros por hora. Constituye un portento. Es un lujo verlo volar en el mismo corazón de nuestra capital.
No hay que sentarse a mirarlos en Discovery Channel o Animal Planet. En el invierno están aquí, en varios lugares de nuestro Archipiélago. En La Habana pudieran estar viviendo más de media docena. Los hemos observado en el Vedado, en la Esquina de Tejas y en la Bahía. Y tal vez también estén por otros espacios citadinos que estos reporteros desconocen.
Episodio triste con final feliz
La historia de Falco peregrinus no siempre fue de éxito. A mediados del pasado siglo estuvo a punto de desaparecer. El empleo masivo del insecticida DDT (dicloro difenil tricloroetano) en la agricultura tuvo un efecto nefasto en sus poblaciones, cuenta el doctor Orlando Torres, profesor de Biología Animal y Humana en la Facultad de Biología de la Universidad de La Habana.
«Para comprender lo que pasó con la especie, sugerimos leer el libro Primavera silenciosa, de Rachel Carson, quien fue muy atacada por las grandes transnacionales de la química debido a que estudió, demostró y denunció el efecto del DDT y otros pesticidas sobre las aves, en especial en las rapaces, que están en lo más alto de la cadena alimentaria.
«Carson evidenció en sus investigaciones que el DDT se acumulaba en los tejidos de las aves, en especial en las gónadas —testículos y ovarios—, lo cual tenía una acción negativa sobre la formación de la cáscara de los huevos. El insecticida provocaba que los huevos tuvieran una estructura muy quebradiza, y cuando la hembra se posaba sobre estos, los rompía. Esto colocó la especie al borde de la extinción».
La presión de la comunidad científica, los ambientalistas y las instituciones a nivel internacional condujo a la prohibición del DDT. Hoy —señala Torres— las poblaciones mundiales de halcones peregrinos están recuperadas en su mayoría.
«No obstante permanecen otras amenazas, como la destrucción de los hábitats naturales por acciones e intereses de las personas y las sociedades; la cetrería (en las regiones del planeta donde es tradición); la muerte accidental o deliberada a manos de quienes practican la cacería —tanto legal como ilegal—; y la captura y muerte de ejemplares por aficionados a las palomas, acota.
«En Cuba, que tiene el privilegio de tener entre su avifauna a esta rapaz, las principales amenazas están en la actitud de algunos palomeros y en la cacería irresponsable, por lo que creo que debemos trabajar tanto en la concientización de la población como en el enfrentamiento legal a estos hechos, con un marco regulatorio más claro y severo que el actual.
«Otro problema de gran impacto es la destrucción del hábitat. Debo aclarar que cuando hablo de conservación no me estoy refiriendo a “no tocar” la naturaleza; muchos piensan que nosotros, profesores, investigadores, científicos de las ciencias naturales, quisiéramos que las cosas se mantengan imperturbables. Y no es verdad. Eso sí, el recurso tiene que ser sostenible para las personas y para la flora y la fauna.
«Cuba es un Archipiélago que por su clima subtropical posee una diversidad de especies enorme, gigantesca. Según investigaciones, en algunos de nuestros bosques pueden encontrarse hasta 150 especies en una hectárea. O sea, cuando se tumba o daña ese hábitat es imposible restituir tanta diversidad».
Retrato de familia
Los halcones peregrinos llegan a Cuba a finales de septiembre y en octubre. En agosto también pudiera vérseles, porque algunos se adelantan y porque otros no pudieron emigrar en la temporada anterior debido a que no acumularon la suficiente grasa para el retorno, explica el doctor Torres.
«El Archipiélago es para ellos un sitio de residencia invernal o un puente para continuar viaje más al sur. Regresan a Norteamérica en marzo y abril, cuando se retiran tanto los que permanecieron como los que volaron más “abajo”, por lo que en esos períodos se ven en mayor número por aquí. Nidifican y crían en primavera y verano en Norteamérica, donde cuentan con abundante comida y el clima propicio para procrear».
Michel Rodríguez, estudiante de 5to. año de la Facultad de Biología de la Universidad de La Habana, quien realiza su tesis de grado sobre el halcón peregrino y su colonización en un tramo del Vedado, nos agrega que de estas rapaces de talla mediana, en Cuba se han verificado dos subespecies, Falco peregrinus anatum y Falco peregrinus tundrius, que fue identificado aquí recientemente, en 2008.
«Una de las características del peregrino es que posee una muesca en la parte superior del pico, la que usa para fracturar el cuello de las víctimas. Es una de las formas que emplean para matar, aunque también pueden golpear fuertemente, aprovechando la velocidad que alcanzan en picada, que es de hasta 350 kilómetros por hora, lo que los convierte en el ser vivo más rápido del planeta.
«Debido a su dimorfismo sexual, el macho adulto es más pequeño, con un peso medio de 650 gramos y un tamaño de 38 centímetros. La hembra adulta mide 42 centímetros y pesa 900 gramos —alrededor de un tercio más que el macho.
«Esto marca la división del trabajo. En época de cría, el macho es el proveedor de comida, mientras que la hembra, al tener más porte y fuerza muscular, trocea las víctimas para alimentar a los pichones, y cuando esta puede abandonar el nido e incorporarse a la caza, crece el espectro y el tamaño de las presas, lo que favorece la alimentación de sus vástagos.
«Debido a su fortaleza, también es común ver más hembras que machos en las ciudades, como en La Habana. Al contrario de los machos, estas, cuando capturan palomas, que son presas de porte, las pueden subir con más facilidad a lo alto de los edificios para comerlas. En la vida silvestre ellas pueden derribar y comer en el piso, pero en las ciudades eso sería un error».
Rampa arriba, Rampa abajo
Para el doctor Torres, la presencia de aves rapaces en la Bahía de La Habana no necesariamente marca un salto definitivo en la calidad ambiental. «Independientemente de lo que se ha hecho, de la voluntad política, ese ecosistema —en mi opinión— aún está lejos de eso, dice.
«En la bahía hay signos de recuperación que se deben tomar en cuenta, pero todavía está muy afectada por los desechos orgánicos —que son tremendos—; por la contaminación térmica; por la contaminación industrial, en especial de la refinería; los ríos apenas llegan a ella; los manglares son pocos y pobres...».
Para el profesor y para el diplomante Michel Rodríguez, la estancia de la pareja en la Bahía habanera tiene el mismo motivo que en el resto de los lugares de La Habana que han colonizado o donde se les suele ver cazar: las palomas, que son el 70 por ciento de su alimentación, tanto aquí como en los lugares salvajes de Norteamérica, recuerdan.
El trabajo de diploma de 5to. año de Michel Rodríguez versa sobre la colonización de los halcones peregrinos de la zona del Vedado que va de Malecón a calle 25 (de norte a sur) y de calle G hasta avenida Paseo (de este a oeste), donde se verifica una alta densidad de ejemplares.
La temática lo sedujo en el primero y segundo años de la carrera, cuando tuvo conocimiento de cuatro matanzas de Falco peregrinus.
Los hitos del estudio, que contiene una encuesta a 50 palomeros —alrededor de un tercio de los que existen en la zona—, incluyen la variación temporal de la especie en el área, su abundancia, cuándo llegan, cuándo se van y su efecto sobre la población de palomas.
«La Habana dispone en otoño e invierno de una importante población de halcones peregrinos, debido a sus altas edificaciones y el gran número de palomas que hay. Además, esta es una urbe colonizada por otras aves, las que le aportan parte del 30 por ciento restante de su alimentación.
«La capital ha sido invadida incluso (más o menos desde inicios de siglo), por la tórtola turca (Streptopelia decaocto), un ave de porte, aunque difícil para el halcón: por lo general vuela bajo, dentro del entramado arbóreo y eléctrico.
«La altura de los edificios tal vez le recuerde al halcón su hábitat en Norteamérica: los acantilados rocosos, donde crían. Allí tienen protección y pueden otear en la distancia. Y aquí tienen muchas palomas domésticas, en especial las buchonas o deportivas; y también el océano, con sus aves marinas, las cuales puede observar planeando desde los altos edificios.
«Las palomas domésticas de las ciudades son una comida fácil para este halcón —reconoce Michel—. Los mantienen en el invierno y les permiten acumular la suficiente energía para la emigración hacia América del Norte».
«Al contrario de las palomas mensajeras, que son menos vulnerables, las buchonas, sobre todo los machos, son sometidas a un proceso de selección para obtener ejemplares hábiles en el “robo” de individuos de otros palomares. Esta práctica, sin embargo, limita su instinto natural.
«Un “buen macho”, según este criterio de los palomeros, es el que se concentra en “robar” y olvida lo demás. Se “embobece”, no se “acuerda” que arriba puede estar cazando el halcón, el cual, de repente, le puede “entrar por el punto ciego”», explica Torres.
«Gavilán» y también paloma
Los halcones peregrinos de La Habana van a comer palomas. Es ley de vida. Esto, sin embargo, los pone en contradicción con los palomeros. Son enemigos. Reacción comprensible. Para quienes tienen este ancestral hobby, un buen ejemplar de buchona es una mascota, un individuo para admirar. Que un halcón lo atrape, puede ser para ellos imperdonable, y cuando eso les pasa o lo escuchan, se preparan para enfrentarlos.
La persecución y captura de la rapaz incluye el uso de escopetas de aire comprimido para la pesca, mallas y hasta las mismas trampas que se colocan en las azoteas y balcones para capturar a individuos de otros palomares.
Nadie puede negar que las palomas sean animales valiosos. Encontrar estrategias para volarlas con éxito es fundamental. Para los estudiosos que han colaborado con el reportaje, entre las medidas que pueden adoptarse para evitar el ataque está no soltarlas en días fríos o nublados. No obstante, explican, ellos tienen que comer. Y van a comer. Algo capturarán.
La animosidad de algunos palomeros hacia Falco peregrinus requiere fomentar la coexistencia pacífica entre aquellos y estos. Es necesario negociar el conflicto, redoblar los esfuerzos para una mejor convivencia entre la vida silvestre y los aficionados a la colombofilia (cría de palomas mensajeras) y a la colombicultura (cría de buchonas o deportivas) en La Habana y demás ciudades y poblados donde pudieran invernar.
¿Qué hacer? La respuesta corresponde a todos. Encontraremos las claves a través de un debate civilizado y plural y en el estudio e intercambio de criterios, tanto entre científicos y ambientalistas, como entre palomeros, o como entre ambos grupos.
Mas no solo de palomeros va. Se necesita una actitud responsable y armoniosa general, en especial de quienes hacen caza cinegética, de los campesinos con armas de fuego, y de todos los que crían aves, tanto de corral como «ornamentales».
Por suerte, tras el episodio del DDT en el siglo pasado, Falco peregrinus se ha recuperado y ya no es una especie en peligro. Mas se mantienen muchas medidas para su protección.
En España —nos comentan Torres y Rodríguez—, la captura de un peregrino se multa con 5 000 euros, y en Estados Unidos es un delito federal. Aunque la mayoría de la población cubana tiene una actitud y una sensibilidad hacia la naturaleza, no es menos cierto que no son pocos los que atentan contra esta.
Como los estudiosos que nos asesoraron, creemos necesario adoptar medidas más claras y severas para controlar y reprimir a quienes depredan nuestra riqueza biótica y abiótica.
Regresen pronto
Los halcones peregrinos vinieron, vieron, cazaron... ¿Y se fueron? Esperamos que sí. Y que regresen.
El pasado 9 de marzo, jornada en la que al entregar este reportaje a la Redacción nos retiramos de la Bahía de La Habana, donde trabajamos muchas tardes por varias semanas —principalmente el fotorreportero—, nos fuimos con una preocupación: Ginger no había aparecido desde hacía cinco días.
¿Ya habrá emigrado? Queremos que sí. ¿La habrán cazado? Esperemos que no. Lo cierto es que en los últimos tres días de nuestra labor de observación entre las 4:30 de la tarde y el oscurecer —período en que la pareja cazaba allí—, Fred no capturó ninguna presa. Se limitaba a planear sobre el edificio de La Marina, como si estuviera esperando.
Los halcones peregrinos son un elemento fundamental en la regulación de los ecosistemas, porque eliminan animales con problemas e incluso ayudan a controlar a las palomas asilvestradas que, como en La Habana Vieja, pueden convertirse en plaga si crece demasiado la población.
Ginger era poderosa. Una hembra que ponía las reglas del juego cuando llegaba a la Bahía, un poco más tarde que Fred.
Otra cosa nos inquieta. Si según la investigación de Rodríguez unos 16 peregrinos pudieran haber sido eliminados en los últimos años en La Habana, y si las hembras son las más exitosas capturando palomas, ¿no habrán sido ellas las más perseguidas y capturadas? Si fuera así, no solo estaríamos hablando de unos 16 ejemplares, sino —tal vez— de muchas reproductoras.
Cuando se mata a una hembra también se elimina la progenie que aún podía criar durante su vida fértil. Esperemos que Ginger no haya engrosado la lista.
Nota: Agradecemos el inestimable apoyo que recibimos para este trabajo de Magda Resik, directora de Habana Radio, y demás trabajadores de la estación, en especial de Eida Gallego; así como de Norma Jiménez Irádiz, directora de la Casa de la pintora venezolana Carmen Montilla Tinoco, y demás trabajadores de la institución, en especial de Helen Márquez Peña. Gracias por ofrecernos sus instalaciones para el trabajo gráfico.
Y cernícalos también
La permanencia durante la temporada invernal de una pareja de halcones peregrinos en la Bahía de La Habana estuvo acompañada por otra de cernícalos.
Durante su trabajo gráfico, el fotorreportero de JR captó numerosas imágenes de los mismos, desde cacerías, rituales de cortejo y apareamiento. Charisse y Kelly por supuesto que evitaron volar próximos a Ginger y Fred, pero allí estaban, cerca unos de otros en la Plaza de San Francisco de Asís.
El profesor Orlando Torres explica que el cernícalo (American kestrel) tiene una amplia distribución continental, desde el sur de Canadá, las Antillas, hasta América Central.
«Entre las rapaces de menor tamaño, su dieta se compone, en lo fundamental, de insectos, reptiles y aves pequeñas. Representan una especie muy adaptable, pero en lugares muy contaminados su presencia disminuye.
«Son cazadores crepusculares, atraídos por la manifestación de insectos en ese momento, y también capturan gorriones. Como el peregrino, el cernícalo es una especie con dimorfismo sexual, es decir, la hembra es más grande que el macho.
«El color del plumaje va de claro a rojizo o una combinación de ambos (el que más predomina aquí es el morfo intermedio), y poseen en la espalda un manto gris acerado.
«Los cernícalos abundan mucho en Cuba, aunque no siempre permanecen aquí. Son bimodales, pueden estar todo el tiempo o emigrar, en especial en la época de cría, cuando viajan hacia territorio de Estados Unidos.
«Nidifican en oquedades de árboles, como palmas a las que les cayó un rayo, o en nidos abandonados por los carpinteros. En las ciudades también lo pueden hacer en espacios que quedan en los techos, como los que dejan las celosías. Ponen de tres a cuatro huevos, pero por lo general crían dos pichones. Estos pequeños halcones cuidan muy bien a la prole».
Ginger y Fred en la danza del espejo.
Ni en Discovery Channel ni en Animal Planet, los halcones peregrinos están en Cuba, incluyendo La Habana. Aquí vemos a Fred azuzando a las tiñosas.
Las palomas domésticas y bravías constituyen el 70 por ciento de la dieta de los halcones peregrinos.
Volando junto a una tiñosa, puede compararse la envergadura del peregrino.
El American kestrel tiene una amplia distribución continental.
Fotos: Abel Rojas Barallobre