Concierto de Major Lazer, antesala del festival Musicabana. Autor: Internet Publicado: 21/09/2017 | 06:27 pm
Sin protocolos y parece que muy identificado con el béisbol, el Dj norteamericano Diplo salió este domingo al escenario de la Tribuna Antiimperialista José Martí con la camiseta del equipo Cuba de pelota. Llevaba por detrás el número 10 y considerando en esa escala su concierto del domingo junto a Major Lazer pudiera llevarse el máximo escaño.
Por casi cuatro horas y ante más de 400 000 seguidores —cifra ofrecida por el Instituto Cubano de la Música—, Thomas Wesley Pentz (Diplo), Walshy Fire y Jillionaire (Cristopher Leacock) hicieron mover a una gran masa humana, congregada en el Malecón habanero.
El espectáculo inició con una representación de Djs productores cubanos: Reitt, Adroid, IA y Lejardi —todos forman parte del catálogo del Laboratorio Nacional de Música Electroacústica. Ellos le dejaron la pista caliente al grupo de rumba Osaín del Monte, que con su cadenciosa melodía insular, devino momento de calma, para luego retomar la agitación del ritmo enloquecedor y contagioso de Major Lazer.
Aunque en el espectáculo, el team de artistas repasó el repertorio de su carrera, se centraron en el fonograma más reciente La paz es la misión. Y cuando sonó Lean on y se subió a la escena de la Tribuna la jamaicana Nailah Thorbourne, el goce colectivo llegó a su punto más alto, sentimiento que se repitió en Where are ü now, el éxito que los llevará al Grammy anglosajón este mismo año.
Con mixturas llenas de claras alusiones al merengue boricua y dominicano y al hip hop jamaicano, Diplo y sus colegas ofrecieron un espectáculo sin precedentes para la música electrónica en la Isla, que trascendió por el uso de soportes digitales, un cuerpo de baile que marcaba el paso de los ritmos salidos de las mezclas, y sobre todo, por esa entrañable conexión con el público.
«Nos encanta La Habana, Cuba. Somos Major Lazer», dijeron y no fue una frase vacía, sino todo lo contrario. Major Lazer ha dejado una huella en el público cubano, ese mismo que ya espera el paso de The Rolling Stones por la Mayor de las Antillas.