Dailín (segunda de derecha a izquierda) junto a sus compañeros de aula durante el recreo. Autor: Roberto Díaz Martorell Publicado: 21/09/2017 | 06:23 pm
NUEVA GERONA, Isla de la Juventud.— Dailín Partagás Savón es una niña pinera de 12 años con ictrodactilia (falta de miembros en manos y pies) que no se siente discapacitada. Al contrario, vive sin complejos y sus méritos hacen que todos la miren con dignidad.
La última de sus hazañas la archivó durante las Olimpiadas Especiales para limitados físicos motores que se realizó en abril de 2015 en la escuela Solidaridad con Panamá, en La Habana.
Allí fue la más integral al conquistar el primer lugar en las distancias de 25 y 50 metros en atletismo y el segundo escaño en ajedrez.
«Pero mi mejor medalla fue cuando Gerardo Hernández, uno de los Cinco Héroes y su esposa Adriana nos firmaron los diplomas, nos dijeron que éramos sus héroes y heroínas, se tiraron fotos con todos», comenta Dailín.
Diagnosticada al nacer con ictrodactilia —tiene falta de miembros tanto en las manos como en los pies—, a Dailín no la define su discapacidad, sino la voluntad sin límites para enfrentar los desafíos diarios de la escuela, la vida y el deporte, al cual le dedica tiempo y amor junto a su familia.
«Esta muchachita es voluntad viva. No tenemos concesiones por su padecimiento. Hace su vida normal, logra magníficos resultados académicos y aun cuando está limitada desde el punto de vista físico, escribe legible y ya logra hasta escribir en la pizarra», dice Liuba Cárdenas Jiménez, directora de la secundara básica Enrique José Varona en Isla de la Juventud.
La pionera, estudiante de séptimo grado en la referida escuela, es miembro de la Aclifim. Prefiere el color azul, disfruta la música romántica, la del ayer, el ballenato y el reguetón. Su ídolo es Yunidis Castillo y, aunque en el futuro pretende ser arqueóloga, dedica ahora tiempo a practicar deportes.
Muy capacitada
Dailín siempre se levanta temprano, menos los fines de semana. Desayuna, disfruta de la programación infantil de la mañana y sale para la escuela en bicicleta. «La puedo montar porque mi papá me la acondicionó para que pudiera manejarla», dice.
En la escuela todos la conocen, no porque es la niña que tiene «problemas», sino porque muestra resultados académicos excelentes, es buena amiga, compañera y además es la jefa de emulación de su colectivo pioneril.
Las mellizas Danielis y Amanda Denis Almaguer dan fe de ello. «Dailín es muy solidaria, comparte todo con nosotros, nos ayuda con las tareas y siempre está lista para las actividades», dicen.
Arturo Alonso Chávez, su compañero de pupitre, también lo confirma. «Me siento a su lado siempre, la ayudo cuando se cansa de escribir, a veces es testaruda, pero tiene que descansar, le llevo los libros…, es muy buena amiga, solidaria e inteligente», manifiesta.
Por su parte, Jorge Luis Fonte Rodríguez, profesor guía de Dailín, asegura que la pionera no presenta problemas en el aprendizaje. «Al contrario, sus notas y su participación en clases la colocan entre la avanzada del grupo; es muy activa, inteligente, disciplinada, aplicada y responsable. Se preocupa por sus resultados y no tenemos concesiones con ella. La tratamos igual que al resto», dice.
En esa cuerda, Cárdenas Jiménez recordó que cuando entró al centro tenían dudas si podría o no estar a la par del resto de sus compañeros. «Pero su discapacidad no la limitó y demostró que puede ir al ritmo de los demás. Hoy es líder dentro de su grupo y en la escuela.
«Ella tiene total apoyo de la familia, son muy preocupados por el futuro de la niña. Nosotros tenemos experiencia en trabajar con niños con discapacidad física. Hoy en el centro estudian otros dos: Alfredo Sánchez Rodríguez, también ganador en las Olimpiadas Especiales, y Marlis Ruiz Peña, muy activa y una de las pioneras que participa en los programas de radio para niños y adolescentes», explica.
El apoyo familiar cuenta
Mailín Savón Prevot, mamá de Dailín, asume la discapacidad de su hija como algo natural. «La dejamos desarrollarse y hacer todo lo que ella crea que puede. La estimulamos siempre», dice.
«Su papá, Pedro Daniel Partagás Ramos, licenciado en Cultura Física, que ahora cumple misión internacionalista en Venezuela, y yo, somos optimistas con ella. Le decimos que todo se puede lograr. Tratamos siempre que llegue, o al menos, que lo intente, porque a las personas que tienen discapacidad, como la tiene mi hija, no se les puede dejar espacio al negativismo.
«Cuando la tuvimos fue un gran premio, un tesoro. Nació así. Siempre le he pedido a Dios que ella salga bien en todo lo que ha querido hacer y ser. Los profesores dicen que tiene una letra muy bella y desde quinto grado empezó a competir en las Olimpiadas Especiales.
«Ganó en atletismo. En sexto grado compitió en pintura por la Aclifim, en Cayo Saetía, en la provincia de Holguín y cogió premio nacional. Eso nos llena de orgullo.
«Hoy es una adolescente más, con una vida normal. A mí como madre a veces me duele verla pasando trabajo, pero nunca se lo demuestro; más bien la incito a seguir esforzándose porque ella puede.
«Le damos gracias a Fidel, a la Revolución, a mis padres, a la familia de mi esposo... La apoyamos en todo y nos damos fuerza para seguir luchando para que sea lo que ella quiera, siempre vamos a estar ahí. La Aclifim la auxilia en todo. No tenemos quejas, la verdad», expresa.
Dailín comenta que se siente satisfecha y agradecida de su país. «Yo vivo sin complejos, aprovecho cada oportunidad para demostrar que mis limitaciones no son una discapacidad», asegura.
A pesar de su discapacidad Dailín tiene una letra legible y hasta escribe en la pizarra.