La agricultura urbana y suburbana es clave en la consolidación de la seguridad alimentaria y el logro de la soberanía en este campo. Autor: Roberto Ruiz Espinosa Publicado: 21/09/2017 | 06:07 pm
En una veintena de fincas municipales del sistema de la agricultura urbana y suburbana del país (AUS) hoy es posible obtener semillas básicas para la horticultura, es decir, simientes de alta categoría genética.
Antes solo era posible lograr estas semillas y certificarlas debidamente en áreas de los centros de investigación —como ocurre en buena parte del mundo—, o traerlas del extranjero.
Esta diversificación, autorizada luego de cumplir los trámites de rigor y la asignación de inspectores expertos, permitió que el pasado año se rompieran los récords de producción de semillas básicas certificadas, según declaró el doctor Adolfo Rodríguez Nodals, jefe del Programa Nacional de la AUS.
El científico cubano, director del Instituto de Investigaciones Fundamentales en Agricultura Tropical Alejandro de Humboldt (Inifat), informó al respecto durante el II Congreso internacional de Agricultura urbana, suburbana y familiar, que concluye hoy en el Palacio de las Convenciones y que homenajeó al Inifat por sus 110 de años de fundado.
La producción de semillas básicas certificadas en 23 de las 147 fincas municipales es un resultado de la colaboración del Inifat y la ONG europea CISP en el proyecto Producción y conservación de semillas en la AUS como componente esencial de la soberanía alimentaria, el cual contó con financiamiento de la Unión Europea.
La producción de semillas que conserven todas las características genéticas para los cultivares de hortalizas deberá destinarse, entre otros fines, al desarrollo de la agricultura suburbana, subsistema que está previsto conformar con más de cien mil fincas en 156 municipios y en alrededor de dos millones de hectáreas, expusieron en el evento especialistas del Inifat.
Durante un seminario dedicado a la AUS desde la perspectiva de la cooperación internacional, también se conoció de los resultados del proyecto Agricultura suburbana y fortalecimiento cooperativo en diez municipios de las provincias de Camagüey, Las Tunas y Holguín, a cargo de la ANAP y la ONG europea Oxfam.
Ejecutado en más de 80 cooperativas y con un intencionado trabajo de género, entre sus resultados estuvo el fortalecimiento del papel de las mujeres campesinas. También permitió establecer prácticas de gestión cooperada entre varias cooperativas y encadenamientos productivos.
Investigadores, estudiantes, colaboradores internacionales y productores resaltaron durante el taller el papel de la agricultura urbana y suburbana en la consolidación de la seguridad alimentaria que puede mostrar hoy Cuba, donde los niveles de desnutrición son ínfimos y donde «nadie se muere de hambre», aunque —coincidieron ponentes— «uno no pueda comerse ni todo lo que desea ni la cantidad que quisiera».
También se destacó la contribución de la AUS en el camino trazado por el país hacia la soberanía alimentaria, estadio en el que una nación produce la mayoría de los alimentos que necesita y todos los que puede obtener en sus tierras de forma rentable y competitiva.