René Llanes Mérida, primer cubano inyectado con penicilina. Autor: Baldrich Publicado: 21/09/2017 | 05:55 pm
Por estos días, hace 70 años, fue noticia de primera plana en nuestro país el primer cubano al que se le inyectó la penicilina, en septiembre de 1944: René Llanes Mérida, entonces con 21 años, natural de La Habana.
Sufría una enfermedad de transmisión sexual (blenorragia) y tuvo la suerte de que acababa de entrar en Cuba el pionero de los antibióticos mundiales y se convirtió en conejillo de Indias, contratado por una firma extranjera promotora del nuevo fármaco, que lo probó en su cuerpo y pronto se curó. Los primeros bulbos del medicamento se le inyectaron con cera y los restantes con agua destilada, menos dolorosos.
Diversos periódicos de la época, como El Crisol se hicieron eco de este suceso.
Sus familiares y amigos lo llamaban indistintamente René, Llanes y Mérida, mientras que la mayoría de las personas, a partir de ahí, lo apodaron «Peni», «Penicilina» o «Míster Penicilina».
Cuando algunos años después del triunfo de la Revolución René acudió a un centro de salud en la calle habanera de Reina, a causa de un absceso o «flemón» en una muela, el médico le preguntó si era alérgico a ese antibiótico, y le contestó que él había sido «el primero en Cuba en inyectárselo».
Como el doctor pensó que bromeaba, el curioso paciente le contó la historia.
Tanta celebridad alcanzó en su época el antibiótico entrado al país, que el músico habanero Abelardito Valdés le compuso el danzón-chachachá Penicilina, y hasta el gran compositor y percusionista Chano Pozo le dedicó una versión que muy pronto se puso de moda, en la que decía: La penicilina es lo último, / yo no quiero que me digan que la penicilina no sirve para bailar el son. Ambos números musicales también cumplen ahora siete décadas.
El descubrimiento de la penicilina —luego de coincidentes hallazgos en distintos continentes— fue atribuido al bacteriólogo inglés Alexander Fleming, en 1928-1929, quien recibió el Premio Nobel de Fisiología o Medicina en 1945, junto a los científicos Ernest Boris Chain y Howard Walter Florev, creadores de un método de producción del fármaco a gran escala.
Este reportero entrevistó a René Llanes Mérida hace 27 años, en noviembre de 1987, quien entonces era chef del restaurante Yang Tsé, en el Vedado, e incluyó su testimonio en su libro Penicilina para bailar el son, publicado en 2007 por el binomio Casa Editora Abril-Juventud Rebelde.