La Universidad Agraria de La Habana es ahora más integral en su gestión como centro de educación superior. Autor: Roberto Ruiz Espinosa Publicado: 21/09/2017 | 05:46 pm
No es una simple suma, sino integración, aseguran los protagonistas de la unificación de la Universidad Agraria de La Habana Fructuoso Rodríguez (UNAH) de Mayabeque, con las facultades de Cultura Física y de Ciencias Pedagógicas de ese territorio.
Y aunque todo cambio siempre trae consigo preguntas, preocupación y hasta cierto rechazo, el evidente mejor acceso a los recursos, la armónica organización, y sobre todo el amplio ambiente universitario, propicia que hoy se valore ese experimento como una hermosa realidad.
«Salimos ganando», dice sin reparo Mario Cintra Cabrales, estudiante de segundo año de Licenciatura en Agronomía.
«Con la llegada de los estudiantes de la Facultad de Deportes hemos favorecido los Juegos Deportivos Universitarios, y los futuros profesores son un apoyo para asignaturas como Historia e Inglés, no solo en la clase, sino para disipar dudas».
Norlán Manrique Rodríguez, estudiante de cuarto año de Inglés de la Facultad de Ciencias Pedagógicas, asegura que ahora sí se siente de la FEU. «Antes estábamos aislados; no hacíamos vida universitaria. Aquí todo es más divertido, pues se comparte un ambiente juvenil.
«Además, los recursos de la universidad son mejores, tenemos acceso a los laboratorios de computación con mayor tiempo de máquina, las condiciones del alojamiento son favorables... Todo es mucho mejor».
La presidenta de la Federación Estudiantil Universitaria (FEU) en la UNAH, Maydolis Cabrera González, estudia quinto año de Licenciatura en Educación, en la especialidad de Inglés, y el solo hecho de que sea «de las que llegaron» y haya sido elegida para ese cargo denota cuánto se han integrado realmente los estudiantes.
«El Congreso de la FEU coincidió con el proceso de integración, lo cual conllevó al fortalecimiento de la universidad y de la organización», argumentó.
«Los estudiantes del Pedagógico, desde el principio, estuvieron muy contentos de venir para esta universidad, que es paradigmática en esta zona de la provincia. Ese entusiasmo, te puedo asegurar, lo irradiamos a nuestros profes.
«Por ponerte solo un ejemplo, nunca habíamos podido concretar unos juegos deportivos; los del curso pasado fueron muy buenos y ya estamos preparando los próximos. También estamos dando un impulso al movimiento de artistas aficionados. Te puedo asegurar que en la extensión universitaria, la integración se lleva lo mejor».
Crecemos como profesores
Para los profesores, romper con la tradición es más difícil. Algunos están arraigados al centro, pues allí también cursaron sus estudios universitarios, así como tienen dificultades para recorrer distancias, por lo que el tránsito a la unificación fue para ellos diferente, aunque al final reconocen que el paso fue positivo.
Para Lisset Aroche Donate, una joven profesora del Departamento de Educación Infantil, la integración abre el diapasón a las posibilidades de superación posgraduada.
Con ella coincide Daimarelys Hernández Hernández, también docente del mismo departamento, quien añade que la presencia de ellos ha fortalecido el trabajo político-ideológico en la universidad, ya que su formación como pedagogos los pertrecha de una serie de valores que se deben fomentar en nuestra sociedad.
Argumentó que también se han ido imbricando en el trabajo de otras facultades. «Estamos en un proyecto con la Facultad de Ciencias Sociales que persigue el mejoramiento de los procesos de comunicación y del lenguaje de los estudiantes no hispanohablantes.
«Es un trabajo inédito, y pensamos puede servir para el resto de los estudiantes extranjeros que llegan a nuestras universidades».
Para David Luis Pagán, vicedecano de la Facultad de Educación, integración es directamente proporcional a superación.
«Cuando llegamos a la Universidad Agraria, de los 69 profesores que teníamos solo seis tenían la categoría docente de auxiliares y hoy son 18; teníamos 22 asistentes que ya suman 48, y de los cuatro doctores que defendieron en 2013 en todo el país, uno es nuestro.
«Todo esto le da mayor integralidad a nuestra Facultad para poder asumir los procesos de la educación superior». Estos elementos tienen al claustro satisfecho y con expectativas, porque progresamos como profesores universitarios», destacó Luis Pagán.
Universidad más integral
La UNAH surgió en 1976 para el estudio de especialidades vinculadas con la Agronomía y la Veterinaria. Sin embargo, debido a necesidades del territorio, ya se habían incorporado carreras de otros perfiles como Derecho, Contabilidad y Finanzas, Ingeniería Industrial, Estudios Socioculturales e Ingeniería Informática.
Muchas de estas carreras se imparten en la sede central o en los centros universitarios municipales (CUM), a las cuales se incorporan ahora las especialidades pedagógicas y de Cultura Física.
«El proceso ha fluido muy bien y hemos tenido una empatía muy grande entre nuestros profesores y los que ahora se han sumado», destacó la Doctora María Irene Balbín Arias, rectora de la Universidad Agraria de La Habana.
Con una tradición en la educación superior, la UNAH tiene hoy 3 620 estudiantes, 1 773 en curso regular diurno y 1 258 becados. Proceden de todas las provincias del occidente del país, y también de otros 29 países, de los cuales se destacan por su número Angola, Vietnam y Perú.
La Doctora María Irene asegura que las ventajas en la integración son claras: racionalidad en la utilización de los recursos materiales, financieros y humanos; se fortaleció el claustro de profesores; y existe mayor comunicación con las organizaciones del territorio para la solución y respuesta a los problemas locales, entre otros factores que hacen más orgánica y pertinente la vida universitaria .
Puntualizó que durante el proceso se redujo el número de cuadros, los cuales se integraron como profesores, pues, argumentó: «Aquí nadie sobra». A la hora de elegir se pusieron todos los nombres sobre la mesa, y la decisión final fue que las responsabilidades fueran asumidas por los más capaces. Agregó que los niveles de satisfacción de los estudiantes se reflejan también en resultados docentes superiores.
Al preguntarle porqué mantienen el nombre de Universidad Agraria de La Habana, si radican en Mayabeque y los estudios superan esa esfera del saber, la Doctora María Irene explicó que bajo ese nombre ellos poseen un reconocimiento internacional, además de que tienen firmados convenios de colaboración y aparece en publicaciones científicas. «Sería como si empezáramos de nuevo —argumentó— y nuestro centro se fundó en 1976».
Entre las insatisfacciones, precisó, se encuentra realizar una mayor labor de captación vocacional para las carreras pedagógicas que ahora se incorporan al centro, y también para algunas de las especialidades agropecuarias que cuentan con pocos alumnos.
En el centro estudian en estos momentos 60 jóvenes de duodécimo grado, quienes están dirigidos al estudio de la Ingeniería Agrícola y de la Licenciatura en Agronomía, y en la universidad también se proponen hacer un proceso de captación en los preuniversitarios para la Licenciatura en Deportes.
Con estos cambios, que dan organicidad a los procesos sustantivos universitarios en el territorio, la UNAH se acerca más a esa universidad socialmente responsable, apegada con su aporte científico y cultural a la solución de problemas locales, misión fundamental de la educación superior en el país.