Ante pronunciamientos surgidos en la II Cumbre de la Celac sobre posiciones discriminatorias de las autoridades e instituciones dominicanas hacia los inmigrantes haitianos, el presidente de la República Dominicana aseguró que en el diálogo está la solución.
El Mandatario, quien manifestó que eran inaceptables los planteamientos sobre este tema expuestos en la cumbre por representantes del Caricom, agregó que ningún pueblo puede avanzar violentando los derechos humanos.
Afirmó que es inaceptable que acusen a su Gobierno de racista y de violación de los Derechos Humanos, cuando ellos han sido los que más han ayudado a la nación vecina.
Sustentó que desde 2010, cuando los puertos haitianos fueron devastados por el terremoto, las mercancías llegan por los puertos dominicanos y de allí son trasladadas hasta su destino final.
Refirió también que en su país trabajan un millón de haitianos indocumentados que constituyen el 80 por ciento de la fuerza laboral en los sectores agropecuario y de la construcción. Recordó a los 54 000 nacionales de ese país que estudian en escuelas de República Dominicana, así como que el 13 por ciento de los partos realizados en hospitales dominicanos son a madres de la hermana nación que acuden a ellos por la gratuidad de los servicios de salud y son atendidas sin importar su estatus.
Aseguró que él no le puede quitar lo que no tenían, haciendo referencia a la polémica resolución que regula la ciudadanía a los haitianos que viven en tierras dominicanas, y prometió una Ley de Naturalización para definir el limbo migratorio en que ahora se encuentran, además de las medidas que se tomarán para otorgar visados a quienes los soliciten para diferentes propósitos.
Aseguró que su país es un estado independiente y soberano, regido por la legalidad y la constitucionalidad, por lo que nadie tiene derecho a intervenir en sus asuntos internos.
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