Francisco Castillo González portando la enseña nacional durante la primera Marcha de las Antorchas, el 27 de enero de 1953. Autor: Cortesía de Irma Hernández Herrera Publicado: 21/09/2017 | 05:44 pm
«Disculpe por mi atrevimiento de llamarla, pero lo hago porque mi esposo está en una foto que usted acaba de publicar en Juventud Rebelde».
Así, con una llamada telefónica, comenzó la historia de este material periodístico. José Ramón Balaguer, miembro del Secretariado del Comité Central del Partido, había concedido una entrevista a nuestro diario para hablar sobre la primera Marcha de las Antorchas, en la cual él participó.
Al entrar a su oficina, en la sede del Comité Central del Partido, tomó de la pared un pequeño cuadro y me mostró la foto: «Esto fue un regalo de un antiguo compañero de estudios, y este soy yo», me dijo.
Ese compañero de estudios y participante también en el histórico acontecimiento era Francisco Castillo González, y quien me llamó telefónicamente es su viuda, Irma Hernández Herrera.
«Mire, él ya no está. Mi esposo fue siempre una persona muy modesta, no le gustaba hablar de sí mismo, pero tiene una linda historia revolucionaria. Yo guardo los papeles y fotos que él atesoró durante años con mucho cariño. Si quiere se los puedo mostrar».
Así me contó Irma cuando visité su casa en el municipio capitalino de Centro Habana. Allí descubrí a Francisco, quien recibió medallas de combatiente de la lucha clandestina, por el 40 y 50 aniversario de las FAR, respectivamente, y durante 12 años fue delegado del Poder Popular de su circunscripción.
Pero quizá la parte más bonita de su vida fue antes del triunfo revolucionario de 1959, cuando a los 17 años, en su natal Sagua la Grande, presidió la Asociación de Alumnos del Instituto de Segunda Enseñanza.
Luego, en la Universidad de La Habana donde estudiaba Medicina Veterinaria, se involucró en las actividades de la FEU y fue elegido presidente de la Asociación de Estudiantes de su facultad y delegado de deportes de la organización estudiantil.
Posteriormente, cuando José Antonio Echeverría asumió la presidencia de la FEU en su primer mandato, en 1954, formó parte de su ejecutivo y asumió el cargo de vicepresidente.
Mientras repaso papeles, fotos, diplomas… le pido a Irma que me conceda una entrevista. Ella se niega y me argumenta que esas historias debió contarlas su esposo, porque ella no estaba con él cuando ocurrieron esos hechos.
Sin embargo, y con mucho cariño, me narra que Francisco le contó que participó en la acción de la FEU realizada en el estadio del Cerro, el 27 de noviembre de 1952, cuando un grupo de jóvenes se lanzó al terreno, durante un juego de béisbol, para denunciar los desmanes de la dictadura de Batista, y fueron cruelmente masacrados por la policía del régimen.
Allí fue hecho prisionero y torturado, situación de la cual logró salir gracias a la presión ejercida por la opinión pública, ya que lo sucedido en el estadio se pudo ver por la transmisión televisiva del juego de béisbol.
Luego estuvo también en la Marcha de las Antorchas, como ya sabes, me dice, y me entrega la foto, evidentemente la original, de la cual Francisco realizó una copia para regalársela a su compañero de lucha, José Ramón Balaguer.
Entre tantos papeles y fotos, encontré un pequeño recorte de un diario de la época —del cual se perdió fecha y nombre de la publicación— que recoge palabras de Castillo al pueblo de Cuba, en momentos en que el régimen de Batista acusaba a la FEU, y en especial a José Antonio Echeverría, de terrorista.
Leer estas líneas, considerando el contexto histórico en que se vivía, quizá sea la mejor manera de conocer el modo de pensar y actuar de Francisco Castillo, ahora que, justamente, la FEU rinde tributo, junto al resto de los jóvenes, a José Martí en el aniversario 161 de su natalicio:
«José Antonio Echeverría, Álvaro Barba, Fructuoso Rodríguez y Danilo Baeza son los acusados de esta causa. Nuestra actitud frente al 10 de marzo es irreductible, porque jamás la Federación ha sido adicta al terrorismo.
«La FEU repite una vez más que es opuesta a los actos dinamiteros. Nuestras armas han sido siempre las de la razón. Bien sabe el pueblo de Cuba que nuestra lucha es limpia, la acción cobarde dinamitera no es de nuestro gusto.
«Es curioso que se acuse a la FEU cuando se tiene anunciado un acto para el 28 de enero. Además, hacemos constar ante la opinión pública que dos de los acusados, José Antonio Echeverría y Fructuoso Rodríguez, están en Costa Rica combatiendo por la democracia y no se encontraban en Cuba cuando ocurrieron los hechos de los cuales se les acusa.
«El 28 de enero la FEU llama al pueblo de Cuba a honrar la memoria de José Martí. En estos momentos se persigue encarnizadamente a los estudiantes, y la clase obrera es atacada con lo que es de su más caro interés, el laudo azucarero.
«La FEU llama a todos los ciudadanos a conmemorar dignamente el natalicio del Apóstol».
Y eso fue lo que ocurrió en aquella fecha, cuando al decir de Fidel, la juventud cubana se levantó para no dejar morir al Apóstol en el año de su centenario.