Conferencia de Adolfo Pérez Esquivel, Premio Nobel de la Paz y Armando Hart Dávalos, Presidente de la Sociedad Cultural José Martí. Autor: Roberto Ruiz Espinosa Publicado: 21/09/2017 | 05:29 pm
Al decir de Frei Betto, en la Cuba del Partido Comunista «tres cristianos mantuvieron el equilibrio» en la mañana del martes durante la segunda jornada de la Conferencia Internacional Por el Equilibrio del mundo: el Premio Nobel de la Paz, Adolfo Pérez Esquivel; el teólogo y sociólogo belga Francois Houtart; y él mismo, escritor y teólogo brasileño.
De ellos fueron las conferencias magistrales que, a través del fecundo pensamiento de José Martí, mostraron algunos de los fenómenos del mundo de hoy y las respuestas o la búsqueda de los caminos a seguir para llegar al bien común para la humanidad.
Adolfo Pérez Esquivel consideró que son muchos los problemas que enfrenta la América de la visión martiana, y las causas justas por las que deben luchar los pueblos caribeños y latinoamericanos cuando el imperio emprende la recolonización.
El mensaje del Premio Nobel de la Paz es uno: «hay que unirse ante esa avalancha que saquea a nuestros pueblos», porque cuando se habla de la soberanía no es simplemente un enunciado, porque cuando un pueblo no controla sus recursos, no controla los medios disponibles, es un pueblo sin soberanía.
Los ejemplos los trajo con los seis millones de desplazados en la Colombia de la violencia, a los que les han quitado sus tierras, y la tierra es un problema continental —dijo Esquivel— y lo vemos en cada país, los sin tierra en Brasil, en la Argentina de los grandes latifundios, y hay que ir a la solución de esos problemas.
Entre los elementos que mencionó como parte de esa recolonización y devastación de este hemisferio, están el Plan Puebla-Panamá, el Plan Colombia, la Triple Frontera, la IV Flota, la ocupación británica de las Islas Malvinas.
El intelectual argentino analizó también el tiempo. Muchas veces no se menciona esto, porque hablamos mucho de la dominación, aseveró, pero las técnicas nos han llevado a la aceleración del tiempo, han cambiado el ritmo del ser humano, el tiempo interior del ritmo del ser humano.
No podemos negar la técnica, el desarrollo, los avances, pero también nos han llevado a situaciones límites, subrayó, cuando todo tiene su tiempo, su ritmo, cada ser tiene su tiempo, no son los tiempos iguales, nosotros nos guiamos por los tiempos mecánicos del reloj, y cuando se pensó que la técnica iba a estar al servicio del ser humano, resulta que el ser humano está atrapado por la técnica.
Consideró Pérez Esquivel que también esa técnica ha profundizado las desigualdades de los llamados países en vías de desarrollo y las distancias son cada vez mayores.
Un nuevo armamento para demostrar sus ideas: los drones, las naves sin tripulación, constituyen un desarrollo tecnológico enorme, y dentro de poco, puntualizó, estarán invadiendo países desde una computadora.
¿Cómo evitamos llegar a esos límites y a la sobrevivencia planetaria, lo que nos afecta a todos por igual?, inquirió Pérez Esquivel.
La aceleración del tiempo ha cambiado la vida y provoca las desigualdades y también profundiza la dependencia de los países en vías de desarrollo y con ello la marginalidad, el hambre y la pobreza.
«Hoy el mundo está en condiciones de superar el hambre y no lo hace», aseguró Pérez Esquivel, quien citó al economista brasileño Josué de Castro, cuando definió: «el hambre es la manifestación biológica de una enfermedad sociológica».
El mundo está dividido en dos grandes grupos, al decir de Josué de Castro: el grupo de los que no comen, porque tienen hambre, que son las dos terceras partes de la humanidad; y el grupo de los habitantes ricos que no duermen porque tienen miedo de los que tienen hambre.
Si queremos buscar el equilibrio de la humanidad tenemos que pensar esto, como restablecemos el equilibrio en el mundo del consumo, apuntó Pérez Esquivel, quien consideró que la aceleración del tiempo es una vía suicida, porque se destruyen los bosques, avanza el desierto y «nos estamos quedando sin mariposas, luciérnagas y sapos».
Es necesaria una vuelta a los valores éticos, preconizó el Premio Nobel, porque ponemos en peligro la vida presente y futura, aunque hay muchos signos de esperanza en el continente y en el mundo, hay mucha resistencia y tenemos ejemplo en Cuba, esta isla de la rebeldía y la dignidad.