Fábrica de calentadores solares de Ciego de Ávila. Autor: Luis Raúl Vázquez Muñoz Publicado: 21/09/2017 | 05:13 pm
«Hace mucho tiempo la Tierra era un lugar muy diferente. Cientos de millones de años antes de los dinosaurios, la Tierra estaba cubierta de vastos océanos llenos de vida. La vida tomó la forma de organismos simples unicelulares como el fitoplancton y las algas. Estos organismos unicelulares convirtieron la energía del sol en energía química. Ellos consumieron dióxido de carbono y produjeron oxígeno. Cuando murieron, se depositaron sobre el fondo del océano y luego fueron cubiertos por capas de sedimentos. El calor y la presión convirtieron las antiguas criaturas unicelulares en petróleo. Hace unos ciento cincuenta años, los seres humanos perforaron la Tierra y comenzaron la extracción del petróleo y fue entonces cuando nuestro mundo cambió completamente. El petróleo es el líquido vital de nuestra sociedad. Está presente en todo lo que nos rodea. Nos calienta, nos refresca, nos da de comer. Nos proporciona todo lo que necesitamos para vivir. Nos lleva a donde tenemos que ir. Pero hay problemas con el uso del petróleo. Graves problemas».
Estas son palabras del ambientalista australiano-estadounidense Josh Tickell en el documental Fuel. Y tiene razón. Hay muy serios problemas con el uso del petróleo: la lucha por su control ha provocado guerras y es un portador energético contaminante que amenaza con aniquilar la estabilidad del clima global. Encima de todo esto, el petróleo se agota, no se renueva.
Un poco de historia
También conocido como «oro negro», el petróleo es un combustible fósil formado gracias a lentos procesos geológicos ocurridos en las entrañas de la Tierra. Se le conoce desde hace siglos y se le usaba para recubrir embarcaciones de madera, para usos medicinales y otros fines. Sin embargo, la «era petrolera» comenzó cuando por primera vez se perforó la «piel del planeta» y se extrajo este hidrocarburo desde su interior, hecho ocurrido en 1859 cerca de Titusville, Pensilvania, Estados Unidos de América. Veintiún años después John D. Rockefeller fundó la primera gran compañía petrolífera bajo el nombre de Standard Oil. Hoy día un puñado de transnacionales domina el mercado petrolero. En Cuba el petróleo se descubrió en 188consumen cada año en el mundo.
El geólogo estadounidense Walter Youngquist dijo que «… el pico de la producción mundial de petróleo, con el consiguiente e irreversible declive, será un punto de inflexión en la historia de la Tierra cuyo impacto mundial sobrepasará todo cuanto se ha visto hasta ahora. Y es seguro que ese acontecimiento tendrá lugar durante la vida de la mayoría de laecimiento tendrá lugar durante la vida de la maum Institute. Por su parte, el físico ruso Piotr L. Kapitsa advirtió en 1976 que «…debido al papel rector que desempeña la energética en la economía, el problema global más importante para la humanidad es superar la crisis energética que se avecina».
La acelerada expansión en el uso del petróleo ocurrida durante el siglo XX está directamente vinculada al auge de la industria automotriz. Gran parte de los 86 millones de barriles de petróleo que se consumen diariamente en el mundo, son empleados por la flota global de transporte, que abarca unos 942 millones de vehículos de pasajeros. Poco más del 26 por ciento de esta cifra, rueda por las calles y autopistas de EE.UU., reseñan diversos medios, instituciones y expertos.
Un «rey sucio»
El petróleo es el «rey» del mercado mundial. Pero es un «rey sucio», pues al ser quemado se expulsan contaminantes como el dióxido de azufre, causante de las lluvias ácidas, y partículas de muy pequeño tamaño que afectan la salud humana. El óxido nitroso y el dióxido de carbono, son otros gases que se emiten al quemar el petróleo. Ambos son causantes del aumento de la temperatura media global ya que refuerzan el efecto invernadero natural.
Pero la suciedad del petróleo no solo se dispersa cuando se le quema. En su extracción y traslado en ocasiones se producen derrames que afectan a los ecosistemas. Algunos de los más graves accidentes de barcos petroleros han sido los del buque Exxon-Valdés, en Alaska en 1989, y el Prestige, en 2002, frente a las costas de Galicia. La compañía British Petroleum es responsable del peor desastre petrolero cuando en 2010 explotó la plataforma Deepwater Horizon y se derramaron millones de litros de crudo a las aguas del Golfo de México.
Un mundo sin petróleo
Las reservas probadas de petróleo de Venezuela, Arabia Saudita, Canadá, Irán, Irak y Kuwait, son de unos mil millones de millones de barriles. Esto es el 74 por ciento de las reservas petrolíferas mundiales, y alcanzarían para 34 años de explotación al ritmo de consumo actual. Pero el ritmo de consumo crece año tras año.
Cuando se dice que se va a acabar el petróleo eso no significa que se vaya a acabar todo el petróleo que se formó hace cientos de millones de años. Una vez que se alcance el pico en la producción global quedará aún mucho petróleo, pero ya no será económicamente factible extraerlo. La mayor parte de este será de baja calidad, como las arenas alquitranadas de la Faja del Orinoco, en Venezuela y de Alberta, en Canadá. Eso provocará un aumento del precio de esta mercancía por carencia real del producto. Según la publicación especializada Journal of Oil & Gas, los descubrimientos de nuevos yacimientos y reservas son mucho menores que los volúmenes de crudo que se consumen cada año en el mundo.
El geólogo estadounidense Walter Youngquist dijo que «… el pico de la producción mundial de petróleo, con el consiguiente e irreversible declive, será un punto de inflexión en la historia de la Tierra cuyo impacto mundial sobrepasará todo cuanto se ha visto hasta ahora. Y es seguro que ese acontecimiento tendrá lugar durante la vida de la mayoría de las personas que viven hoy». Sin embargo, no parece que haya conciencia de la gravedad de este asunto. Cabría, por tanto, hacerse la pregunta: ¿cuánto se afectaría nuestra vida cotidiana sin el petróleo?
Habría un impacto en la generación eléctrica, pues con petróleo se produce el 5,5 por ciento de la electricidad en el mundo. En Cuba, el 95 por ciento de la electricidad se genera empleando petróleo o sus derivados (ver artículo La «supertormenta» global, JR, 21 de junio de 2011). Por eso, al margen de que se descubran grandes yacimientos en el Golfo de México, Cuba deberá potenciar el aprovechamiento de las distintas fuentes renovables de energía, pues nuestros recursos petrolíferos eventualmente también se agotarán.
El petróleo está presente, de un modo o de otro, en todo lo que nos rodea. Una mayoría abrumadora de los productos plásticos están hechos a base de petróleo. Sin petróleo nos quedaríamos sin botellas para refrescos, bolígrafos, tuberías y tanques de almacenamiento de agua, jeringuillas desechables, carcasas para televisores, impresoras, teléfonos y muchos artículos de uso diario. Desaparecerían también los neumáticos de autos y bicicletas, no habría cómo asfaltar las calles y serían enormes las afectaciones a la agricultura, la salud y los servicios.
Las soluciones
Por fortuna hay soluciones para los usos energéticos, industriales y otros del petróleo. La eficiencia energética es la vía más económica para enfrentar el ocaso petrolero, pues ahorrar energía es como encontrar un gran yacimiento de petróleo. Así lo ha demostrado la Revolución Energética de Cuba. Ya existen plásticos hechos a partir de productos no petrolíferos como los azúcares, y se avanza en la implementación de los autos eléctricos y de biocombustibles que no compitan con los alimentos. El biogás es una alternativa sostenible ante el gas natural y la electricidad para cocer los alimentos. El hidrógeno obtenido a partir de la electrólisis del agua empleando fuentes renovables como la energía eólica o la solar fotovoltaica, es un portador energético renovable cuyo uso en el transporte es muy prometedor.
Se puede producir electricidad a partir de la biomasa cañera o forestal, así como a partir del viento, las mareas, corrientes marinas o la diferencia de temperatura entre las aguas superficiales y profundas del océano, entre otras vías. El calentamiento de agua con energía solar es una aplicación probada en Cuba y el mundo.
Beyond Zero Emissions, una organización sin fines de lucro de Australia, ha demostrado que ese país podría generar toda su electricidad mediante fuentes renovables en un plazo de diez años empleando básicamente energía eólica y la energía solar térmica concentrada. Estudios semejantes han sido hechos por Greenpeace para España.
En su libro La economía solar, el ya desaparecido experto alemán en temas energéticos, Hermann Scheer, dijo: «…la civilización global solo puede escapar de la trampa de los recursos de combustibles fósiles que hacen peligrar la vida si se empeña en lograr una transición inmediata a recursos renovables y ambientalmente sostenibles, y termina por tanto su dependencia de los combustibles fósiles». La fuente de energía necesaria para la transición está disponible y es gratis: el sol; el conocimiento y las tecnologías existen.
El autor es especialista de CUBAENERGÍA y miembro de CUBASOLAR.