La revista Juventud Técnica celebra su aniversario 45. Autor: Roberto Suárez Publicado: 21/09/2017 | 04:59 pm
«Muchas personas piensan que en la ciencia no hay debate», asegura con una tímida sonrisa Iramis Alonso Porro, actual directora de la revista Juventud Técnica (JT). «Nada tan alejado de la realidad si se tiene en cuenta que el modo de actuar de la ciencia es mirar, probar, corregir... Nunca hay certezas finales porque estas continuamente se desmienten con nuevas verdades y ese es el espíritu que tratamos de llevar y mantener en nuestras páginas».
Buscar los senderos para estimular la creatividad y el ingenio, y potenciar la cultura científica es el propósito de esta publicación —perteneciente a la Casa Editora Abril—que arriba hoy a su aniversario 45.
Para rememorar anécdotas, descorrer los velos de la memoria y dialogar acerca de los retos actuales, JR llegó hasta el edificio ubicado en Prado entre Teniente Rey y Dragones —justo frente al Capitolio— lugar donde radica la redacción de la revista y la sede de la editora, que este año festeja su cumpleaños 30.
Con el fino paño de su conversación, Iramis lustra cada palabra y pule los recuerdos compartidos. «En el año 1964 surgen las Brigadas Técnicas Juveniles (BTJ), cuyo primer presidente fue José Ramón López, el padre de la idea de crear un boletín para ayudar a la superación de los jóvenes técnicos y reflejar su quehacer, intereses, necesidades y los resultados alcanzados».
Con una tirada de cinco mil ejemplares, el 21 de julio de 1965 —en una reunión del Comité Nacional de la Unión de Jóvenes Comunistas— fueron hojeadas por vez primera, según ha contado José Ramón, las páginas de una revista que llevaba en su cabezal el nombre de Juventud Técnica y lucía la imagen exterior de un número de una publicación suiza de ingeniería.
El momento de mayor esplendor de JT fue durante la década de los 80, bajo la tutela de Homero Alfonso. «No solo por el número de tirada, que alcanzó los 200 000 ejemplares», señala Iramis, sino porque en esa etapa se da la transición hacia un estilo más periodístico y se experimenta una revolución en la imagen con todo un despliegue gráfico introducido por el diseñador Carlos Masvidal.
«Desde nuestras páginas se promovió el gusto por la literatura de Ciencia Ficción con la realización de concursos de cuento corto. Con la recopilación de los trabajos ganadores de esos certámenes vieron la luz los libros Astronomía se escribe con g y Recurso extremo».
Por esos senderos la revista logró ampliar su espectro, lo cual hizo posible satisfacer los intereses del público joven y de seguidores de todas las edades. «El modo de contar la ciencia se hizo más cercano al lector promedio».
Con el realce llegó un período de sombras, justo cuando la revista celebraba un cuarto de siglo. Las carencias que trajo consigo el período especial provocaron que desaparecieran todas las publicaciones de la Editora Abril, excepto una que se convirtió en un híbrido.
Tiempo ha pasado desde aquella etapa. Refiere Iramis que «aunque aún no nos hemos recuperado del todo, la revista sale cada dos meses con 48 páginas y 20 000 ejemplares».
Un colectivo integrado por 15 personas y muchos deseos de hacer compone la revista JT. En sus páginas nos podemos embarcar en viajes maravillosos de la mano de Charles Darwin para descubrir nuevos secretos de El origen de las especies; o polemizar en torno al tema de la enseñanza de la ciencia y los jóvenes en Cuba.
Esta señora de cuatro décadas y media enrumba sus pasos por los senderos del periodismo científico. Una ruta que deviene invitación para crecer desde el conocimiento de la ciencia y la tecnología.