Estudios radiológicos realizados a los niños del Programa de Chernóbil. Autor: Juventud Rebelde Publicado: 21/09/2017 | 04:57 pm
Hoy, como hace 30 años, asistimos al mismo dilema: cómo cubrir el consumo de energía garantizando los recursos y minimizando el impacto ambiental. Pero ahora el tiempo se acaba y todas las opciones se deben tener en cuenta.
Los 70 nos trajeron la primera crisis petrolera y muchos países comenzaron a buscar alternativas. Francia, por ejemplo, cambió su matriz energética y la energía nuclear pasó a ser su principal fuente de generación de electricidad.
Cuba seguía sin grandes recursos energéticos y luchaba a toda costa por desarrollarse. En ese contexto, surgen en 1980 la Comisión de Energía Atómica de Cuba (CEAC) y la Secretaría Ejecutiva para Asuntos Nucleares (SEAN) con un programa nuclear que nos convertiría en el cuarto país latinoamericano con plantas nucleares, después de Argentina, Brasil y México.
El programa tenía cinco direcciones: la nucleoenergética, las técnicas nucleares, las investigaciones básicas y aplicadas, el sistema de protección radiológica y seguridad nuclear, y la formación de especialistas. A ellas se unía la información científico-técnica y la divulgación.
Un programa nuclear requiere de un compromiso a largo plazo (al menos un siglo). Si se revisa el Milestones in the Development of a National Infraestructure for Nuclear Power, publicado en 2007 por el Organismo Internacional de la Energía Atómica, se comprueba que el programa cubano contenía los aspectos básicos para construir plantas nucleares en cualquier país del mundo.
En 1994, con el Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente, surgía la Agencia de Energía Nuclear formada por varios centros de la antigua SEAN. A sus 30 años, el impacto del programa nuclear cubano está aún por estudiarse.
Nucleoenergética
El programa nucleoeléctrico era parte de un convenio bilateral suscrito entre la URSS y Cuba en 1976, e incluía la central electronuclear (CEN) de Juraguá, en Cienfuegos, y otras dos plantas en el occidente y oriente de la Isla.
La CEN de Juraguá tenía un sistema constructivo monolítico especial: antisísmico, a prueba de maremotos, resistente al choque de un avión, entre otros. Por ello se elaboró un sistema de calidad cuyo principio era preservar al personal, la población y al medio del efecto de las radiaciones ionizantes. No se conocían las ISO 9000 (1987) y ya Cuba construía una instalación con exigentes normas de calidad.
Si bien en los 90 la construcción de la obra del siglo se paralizó por la desaparición de la URSS, el programa no se detuvo, sino que potenció el resto de sus direcciones.
Introducción de las técnicas nucleares
Las técnicas nucleares se utilizan en la medicina, la hidrología, la agricultura, la industria, las investigaciones biotecnológicas, y en la prospección de minerales y petróleo. Con el uso de irradiación se han obtenido nuevas variedades de arroz y plátano más resistentes, se han esterilizado productos biológicos y de uso médico, conservado alimentos, realizado estudios de nutrición infantil y optimizado procesos industriales.
Estas técnicas se emplean en estudios de acuíferos, costas y bahías como el río Almendares, río Cauto, Cuenca Vento-Almendares, Cuenca Varadero-Cárdenas, el Dique Sur y la Bahía de Cienfuegos. Estudios de contaminación de zonas costeras se realizan en el Centro de Estudios Ambientales de Cienfuegos, que es referencia en el Caribe.
Se aplican también en el diagnóstico y la terapia médicos. Hoy el país produce, en el Centro de Isótopos (CENTIS), el ciento por ciento de los diez principales radiofármacos de medicina nuclear que utilizamos. CENTIS, la instalación radiactiva más compleja de Cuba, distribuye sus productos en la capital «puerta a puerta» con un servicio propio.
Herramientas desarrolladas para el área nuclear se han aplicado a la planificación energética. El Centro de Gestión de la Información y Desarrollo de la Energía (CUBAENERGÍA) cuenta con un servicio de planificación, expansión de sistemas electroenergéticos y determinación de externalidades de la generación, muy demandado por la Unión Eléctrica.
Investigaciones básicas y aplicadas
Un hito del programa fue la creación del Centro de Estudios Aplicados al Desarrollo Nuclear, inaugurado por Fidel en 1987 para las investigaciones aplicadas en física nuclear, radiobiología, ciencia de los materiales, química analítica y electrónica nuclear, así como para la asimilación y desarrollo de nuevas tecnologías y equipos médicos.
Inicialmente también se incluía un Centro de Investigaciones Nucleares, pero la desaparición de la URSS malogró ese objetivo. No obstante, esta dirección ha obtenido 16 premios de la Academia de Ciencias de Cuba en estos años.
Seguridad nuclear y radiológica
Desde sus inicios la SEAN trabajó en la creación de las bases jurídicas y regulatorias del programa, así en 1985 surgió el Centro de Protección e Higiene de las Radiaciones, cuya trascendencia se comprende mejor si conocemos que Cuba tiene 163 entidades usuarias de las técnicas nucleares y cerca de 1 100 trabajadores ocupacionalmente expuestos a las radiaciones ionizantes.
Para garantizar su protección se cuenta con un sistema de vigilancia radiológica individual y un sistema nacional para determinar la contaminación interna en humanos, el cual permitió estudiar a los niños provenientes de las zonas afectadas por el accidente de Chernóbil. Este estudio cumple sus 20 años junto con el Programa de Chernóbil.
Como colofón, en 1991 se creó el Centro Nacional de Seguridad Nuclear (CNSN), el cual ha trabajado por consolidar un régimen con niveles aceptables de seguridad, minimizando las posibilidades de accidentes nucleares y radiactivos. La creación del CNSN fue un hito en el establecimiento de nuestro régimen regulatorio nuclear.
Formación de personal
La formación de personal ha sido siempre una prioridad. En los años 70 y 80 se hacía fundamentalmente en la URSS y otros países socialistas. Con la SEAN se estableció un sistema riguroso de selección y preparación del personal que incluía, por primera vez en el país, las pruebas de ingreso.
En 1987 surge el Instituto Superior de Ciencias y Tecnología Nucleares, hoy Instituto Superior de Tecnologías y Ciencias Aplicadas, con las especialidades de radioquímica, física e ingeniería nuclear. Actualmente son más de 1 300 los graduados nucleares, la mitad de ellos formados en el exterior.
Información y divulgación
La información científico-técnica y la divulgación eran también un elemento clave, de ahí la fundación del Centro de Información de la Energía Nuclear, el cual realizó videos, publicó folletos, libros y trabajos periodísticos en la prensa. También se creó un Pabellón Nuclear en EXPOCUBA.
En 1980 Cuba entró al Sistema Internacional de Información Nuclear INIS ( por sus siglas en inglés), el cual permite que la literatura nuclear cubana esté visible en el mundo. Para garantizar las publicaciones dentro del país se creó la revista Nucleus, que ha salido ininterrumpidamente durante 24 años y se considera la memoria impresa del programa nuclear cubano.
Marcando pautas
Fidel decía en 1968: «La energía del futuro, la energía fundamental, la energía de la cual deberá depender imperiosamente la humanidad del futuro es la energía nuclear».
Quizá muchos piensen que no se cumplió la predicción. Sin embargo, la nuclear aporta el 15 por ciento de la electricidad del mundo. Y está la fusión nuclear, aún en desarrollo, pero renovable, prácticamente limpia e ilimitada como el Sol. Esta es la confirmación de aquella predicción.
Por lo pronto, Cuba exhibe un programa nuclear que ha marcado pautas en temas de calidad, captación de personal y enfoques regulatorios. Los profesionales del sector, formados en la responsabilidad personal y el compromiso con el país, tienen una premisa: mantenerse actualizados y dispuestos a brindar sus conocimientos, incluso más allá de nuestras fronteras. La impronta del programa nuclear cubano está a la vista.
*Especialista en Comunicación de CUBAENERGÍA