El desarrollo del sistema cubano de ciencias agrícolas ha permitido la transformación de una agricultura de altos insumos químicos y energéticos a una de bajos insumos, con un enfoque agroecológico y sostenible.
Así expresó Sergio Rodríguez, director del Instituto de Investigaciones de Viandas Tropicales (INIVIT) en el Panel sobre las ciencias agropecuarias en la Revolución Cubana y su desarrollo en estos 50 años, organizado por la dirección de Ciencia y Técnica del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente.
Según explicó Rodríguez, el Sistema Nacional de Ciencia e Innovación Tecnológica Agraria (SINCITA) cuenta con 17 institutos de investigación que colaboran en áreas como la genética, los suelos, el control de plagas y enfermedades, la mecanización agrícola, la actividad forestal, la apicultura y la producción de carne de cerdo y de aves, entre otras.
«De 5 400 toneladas de plaguicidas químicos que utilizábamos en 1995 en la agricultura, en el año 2009 redujimos esa cifra a mil toneladas, señaló el investigador.
«Eso fue posible gracias a las nuevas variedades y tecnologías que hemos generado, y a la existencia de una red de Centros Reproductores de Entomófagos y Entomopatógenos (conocidos por CREE), donde se obtienen medios biológicos para eliminar plagas y enfermedades de los cultivos».
En el encuentro también mostraron sus experiencias José Martín Triana, director del Instituto Nacional de Ciencias Agrícolas; Carlos Borroto Nordelo, vicedirector del Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología, y Oscar Almazán, doctor Honoris Causa de la Universidad de La Habana e investigador de la industria azucarera.
Al evento asistió Ismael Clark, presidente de la Academia de Ciencias de Cuba.