Médicos y enfermeras explicaron a Machado Ventura (al centro) la estrategia que aplican para el uso racional de los recursos. Autor: Santiago Calera Publicado: 21/09/2017 | 04:53 pm
PINAR DEL RÍO.— La Sala de Nefrología del hospital Comandante Pinares, de San Cristóbal, tiene la menor tasa de mortalidad del país (8,64 en los servicios de diálisis), indicador solo comparable con los de naciones como Japón, Suecia y Alemania, explicó a José Ramón Machado Ventura, primer vicepresidente de los Consejos de Estado y de Ministros, el doctor Orosmán Cuesta, jefe de los Servicios de Nefrología en la provincia.
Machado Ventura recorrió varios centros asistenciales de Vueltabajo, como el Hospital 27 de Noviembre y el cuerpo de guardia del policlínico Primero de Enero, en Consolación del Sur, y el hospital provincial Abel Santamaría, en los cuales se interesó por la calidad de los servicios que se brindan.
Conoció que el Comandante Pinares marcha al frente del país en cuanto al reuso de «capilares» —filtros empleados para el tratamiento de diálisis—, una técnica que ha facilitado los resultados mencionados al provocar una mayor tolerancia del tratamiento en los pacientes.
Una consulta en los servicios de diálisis en el mundo puede costar 500 dólares, mientras en Cuba es totalmente gratis, además de los respectivos medicamentos para la anemia, común en estos casos.
La doctora Sarah Yadira Gasques Camejo, directora del Comandante Pinares, explicó a Machado Ventura y a Gladys Martínez Verdecia, primera secretaria del Partido en Pinar del Río, que esta labor de la institución se ha compartido con otras provincias.
En este centro además se aplica la diálisis peritoneal continua ambulatoria, la cual mejora la calidad de vida de los pacientes al no provocarles molestias con el traslado.
Durante la visita al hospital Abel Santamaría, con 870 camas, Osmany Correa, su director, abundó en el proceso inversionista que se llevó a cabo en el área de la cocina.
En la sala de Servicios coronarios, con 20 camas y creada en 2003, Machado Ventura sostuvo un amplio diálogo con el doctor Juan Rigoberto Cabrera Cabrera, jefe de esos servicios, quien significó el descenso en la mortalidad por infarto del miocardio, que era de 17,8 en 2003, y ahora es de ocho.
En la sala se implantan semanalmente cinco nuevos marcapasos, cada uno con un costo de alrededor de 2 000 dólares en el mercado mundial. Una persona puede permanecer con el mismo marcapasos hasta unos ocho años, aunque recientemente hubo una paciente en la instalación que permaneció con este durante 18, toda una rareza, explicó el especialista.