La Columna 8 Ciro Redondo, al mando del Che, liberó a Placetas. PLACETAS.— Cuántos recuerdos en sus memorias al volver a estas calles apacibles, que conocieron vírgenes con el olor a pólvora y poniendo el pecho a las balas para acabar con la dictadura batistiana.
La víspera fueron recibidos como lo que son: héroes que 50 años después de liberar a esta ciudad, bajo el mando del inolvidable Comandante Ernesto Che Guevara, siguen convocando a hacer.
Ahora su andar es más lento, aunque mantienen los bríos de la juventud y esa pasión revolucionaria que emana auténtica sin sombra del más mínimo desgaste.
Se les ve a pocos metros y se busca en sus gestos y miradas, en los abrazos recíprocos entre ellos la respuesta a la emoción que sienten.
Allí estaban este martes bajo la lluvia para celebrar el aniversario 50 de la liberación de esta ciudad, los generales Rogelio Acevedo, quien le entrega su abrigo a un combatiente de avanzada edad para protegerlo del aguacero; Luis Alfonso Zayas, precisando este o aquel dato de la epopeya, y Armando Choy, locuaz y certero.
También están otro grupo de combatientes de la gesta, menos conocidos, pero igual de corajudos, que esquivan la entrevista y apuntan hacia los que fueron sus jefes para «si quieres saber algo nadie mejor que ellos».
Es un gesto que confirma el respeto que aún hoy les profesan quienes los dirigieron, que nació de compartir el menguado pedazo de pan, el frío y hasta de enfrentar la muerte.
Se les ve estremecerse cuando los pioneros escenifican la toma simbólica de las madrigueras de la dictadura aquí —las mismas que rindieron ellos con coraje y audacia—. O cuando mencionan el nombre de los que tras una vida digna ya no están físicamente.
También se les ve emocionarse cuando Omar Ruiz Martín, primer secretario del Partido en Villa Clara y Alexander Rodríguez Rosada, el presidente del Gobierno en la provincia, los congratulan en nombre de los villaclareños, y en el momento en el que la estudiante Taimaris Lois les agradece todo lo que hicieron y hacen por la Revolución.
Luego les aflora la satisfacción al apreciar el moderno policlínico, la pasteurizadora y el círculo infantil Sueños Martianos, en fin, esta Placetas que en nada se parece a aquel pueblo raquítico que encontraron en diciembre de 1958.
Se les ve definitivamente eufóricos, cuando la multitud, al escuchar el nombre del Che y de su Columna 8 Ciro Redondo, rompe en un aplauso atronador e interminable.