Garantizan la generación de electricidad a hospitales, centros de elaboración de alimentos y otras instalaciones que brinden servicios vitales. Gustav y Ike constituyeron la prueba de fuego para dichas plantas
PINAR DEL RÍO.— Tomar agua fría, dormir sin la mortificación de los mosquitos y conservar alguna porción de alimento que haya quedado en la cocina son comodidades mínimas que permite el uso de la electricidad. Cuando nos referimos, sin embargo, a la generación con los llamados grupos electrógenos, capaces de garantizar energía cuando han colapsado opciones convencionales, las prestaciones pueden ser tan insospechadas como garantizar la realización de una operación quirúrgica bajo un huracán.
A pesar de los destrozos de cientos de kilómetros de líneas eléctricas, del derribo de 137 torres de alta tensión y de más de una decena de 110 Kv, la provincia más occidental de Cuba tuvo unos pulmones energéticos que le permitieron respirar bajo los huracanes: recibir pan, leche para los niños, agua en los mayores asentamientos poblacionales, y que aún hoy permiten que estas necesidades básicas puedan satisfacerse.
Dos jóvenes profesionales que ocupan puestos clave en la Empresa Eléctrica pinareña despejan dudas al respecto. Son Yoel Blanco Pérez, licenciado en Electroenergética, especialista principal de Generación distribuida, y el ingeniero mecánico Yusniel Rodríguez Rodríguez.
«¡Un ingeniero mecánico!», exclamamos, y él nos aclaró:
«La electricidad es producida por motores y el ingeniero de esta especialidad chequea los sistemas mecánicos, bombas, compresores, todo... El trabajo se hace junto a expertos en electricidad, automática y seguridad industrial».
En el extremoLa provincia de Pinar del Río, por ser uno de los extremos del país y no poseer centrales térmicas ni de otro tipo, podía quedarse aislada del Sistema Electroenergético Nacional (SEN), y por ello a oscuras, tal y como ocurrió en agosto de 2004, tras el paso del huracán Charlie, explica Yoel.
Guantánamo también es extremo, pero se conecta con Santiago de Cuba, Granma y Holguín y por ello es menos vulnerable.
Tal realidad provocó que el montaje e instalación de grupos electrógenos comenzara por Vueltabajo y fuera declarado listo por Fidel en Pinar el 17 de enero de 2006, gracias a lo cual Gustav y Ike no dejaron al territorio apagado totalmente, ya que esas «islas energéticas» mantuvieron la vitalidad de centros de producción y servicios fundamentales, como fuentes de abasto de agua, hospitales y fábricas productoras de alimentos, como el Combinado Lácteo de la cabecera provincial, la fábrica de galletas y frigoríficos, por solo citar algunos ejemplos.
Bajo Ike el hospital Comandante Pinares, de San Cristóbal, mantuvo en su instalación durante varias horas a un jovencito, que en un accidente provocado por el estallido de un neumático sufrió el hundimiento del hueso frontal del cráneo. Los grupos electrógenos ubicados allí así lo permitieron.
Los medios provinciales de comunicación tenían esta vez sus plantas, lo que les permitió la actualización de páginas web y la impresión de un boletín diario en su propia instalación, en el caso del periódico Guerrillero.
Primera experienciaGustav y Ike constituyeron la prueba de fuego para dichas plantas, de las cuales Vueltabajo tenía, al momento de realizar este reportaje, 127 grupos diésel, ocho de fuel oil y 17 de apoyo. Estos pueden interconectarse con subestaciones y de allí la energía llega a las localidades, siempre y cuando las líneas no estén averiadas.
Yusniel precisa que varias plantas conectadas crean un microsistema; pero si hay un disparo en las líneas, debido a un cortocircuito, rayo o tormenta, el microsistema retrocede a cero.
Esa es una de las razones que provocan fallas en este período de recuperación, en el que la electrificación se encuentra al 89,8 por ciento.
Fue un gran respiro la entrada en funcionamiento desde hace varios días de la línea de 110 Kv, gracias a la colocación de torres emergentes que permitieron la conexión con Artemisa y Mariel.
Las plantas siguen su trabajo hasta que toda la provincia esté electrificada. El despacho territorial administra su funcionamiento.
Los citados 17 grupos emergentes tienen baterías con carga y están más cerca del cliente.
Después del paso de los huracanes estos fueron ubicados de la siguiente manera: dos en la cabecera municipal de Candelaria, uno en López Peña, tres en el pueblo de Consolación, uno en Piloto e igual número en Alonso de Rojas, el pueblo de Viñales y Puerto Esperanza.
Cinco se dislocaron en el municipio de La Palma: dos en la cabecera y el resto en San Andrés, Manuel Sanguily y La Mulata.
En días posteriores fueron movidos hacia otros sitios de Los Palacios y otras localidades, en la medida en que se restablecía la electricidad en las citadas zonas.
Por vez primera estas plantas demuestran sus beneficios, al estar desconectada la provincia del SEN. Esta vez hubo 14 días en esa situación, período casi similar al transcurrido cuando el huracán Charlie dejó a Vueltabajo totalmente a oscuras, pero en esta ocasión ha sido bien diferente.