La posibilidad de establecer en Cuba este mismo año un Reglamento Electrotécnico de Baja Tensión, el primero de su tipo, es considerada por expertos en normativas y regulaciones en el campo de las instalaciones y servicios eléctricos, como la contribución más importante que se le podría hacer en estos momentos al país.
A juicio de los entendidos en la materia, la existencia y puesta en vigor de este documento vendría a ser también el toque de gracia que necesitan la Revolución Energética y sus diferentes programas, en particular aquellos vinculados a la reparación, ampliación y modernización del Sistema Electroenergético Nacional (SEN).
Pero no estamos hablando de un reglamento por hacer, ni de convocar a ingenieros, técnicos y estudiosos de las ramas afines para que participen en su elaboración. Eso fue lo que estuvo sucediendo en los últimos años, bajo la rectoría principal del Comité Electrotécnico Cubano (CEC) y de la Oficina Nacional de Normalización. Ahora mismo nuestro primer Reglamento Electrotécnico está en proceso de edición y se pretende publicarlo como norma nacional antes de que finalice el año.
Su propósito esencial es establecer las condiciones técnicas y los avales que deben reunir las instalaciones conectadas a una fuente de suministro eléctrico en los límites de baja tensión, con la finalidad de preservar la seguridad de las personas y los bienes, además de asegurar el normal funcionamiento del equipamiento y los servicios, para contribuir a la fiabilidad y viabilidad de estos.
José F. Pomares, secretario ejecutivo del Comité Electrónico Cubano. Foto: Roberto Meriño Este diario lo supo al dialogar con el ingeniero José Felipe Pomares Orbea, secretario ejecutivo del Comité Electrotécnico Cubano (CEC), quien nos adelantó también que, una vez convertido en norma, «se podrán certificar lo mismo las instalaciones eléctricas que lo relacionado con el ahorro y sus normas; la seguridad de los equipos electrodomésticos vinculados al plan de sustitución que se desarrolla en el país como parte del programa de la Revolución Energética, así como la compatibilidad electromagnética y el mantenimiento de los Grupos Electrógenos».
«Como anillo al dedo», estiman los reporteros de JR, por lo imprescindible que resulta no solo la seguridad y protección de las personas y las instalaciones, sino además por la garantía de que los equipos y medios que se adquieren en mercados internacionales reúnan los requisitos técnicos para su uso.
A esas necesidades fundamentales se suma además, precisa el ingeniero Pomares, «la falta de una legislación sobre la responsabilidad legal del diseñador y el instalador eléctrico, en medio de un continuo crecimiento de la economía cubana, con fuerte proceso inversionista en diferentes sectores, lo que ha traído como consecuencia que se proyecten, ejecuten y exploten instalaciones eléctricas sin que reúnan en algunos casos los requisitos mínimos de seguridad.
«Téngase en cuenta también que las instalaciones eléctricas defectuosas están entre las principales causas de incendio en edificaciones, a nivel mundial».
El Secretario Ejecutivo del CEC igualmente considera que «el poco conocimiento de los fenómenos de compatibilidad electromagnética, unido al incremento acelerado de la utilización de la electrónica en equipos electrodomésticos, luminarias, y de tecnología de la información en el sector residencial y comercial, así como el uso de la electrónica de potencia en la industria, hacen cada vez más vulnerables los sistemas electrotécnicos y equipos asociados; otra razón de más para que Cuba cuente con su reglamento, pues precisamente la falta de un documento legislativo basado en normas sobre la seguridad eléctrica hace casi imposible el trabajo de inspección de las instalaciones».
En línea con el mundoLa entrada en vigor del reglamento no es una iniciativa cubana. Se trata de la implementación de una práctica internacional, aplicada ya en Latinoamérica, en países como Argentina, Uruguay, Chile, Brasil, Colombia y Perú, y en naciones desarrolladas como Canadá, Estados Unidos, Reino Unido y España.
«Estaría basado, fundamentalmente, en las Normas de la Comisión Electrotécnica Internacional (CEI), organización cimera de la normalización electrotécnica internacional, a la cual Cuba ingresó como miembro asociado en mayor de 2007.
«Es un imperativo que los técnicos e ingenieros del país se adapten a trabajar con las normas de la Comisión Electrotécnica Internacional (IEC), contenidas en el reglamento, para que cada proyecto o ejecución sea lo más competitivo posible». Nuestro reglamento incluye todas las normas cubanas, con un elevado nivel de armonización, en cuanto a medidas energéticas, ahorro de portadores y combustibles, al abarcar la experiencia de los organismos del país con la mayor competencia en estas actividades.
El texto regulatorio es resultado de los esfuerzos de varios años del CEC para establecer un Reglamento Electrotécnico de Baja Tensión, que aporte un basamento legal a las normativas en esa materia y sea de obligatorio cumplimiento para las entidades encargadas del diseño, la construcción y la explotación de instalaciones eléctricas.
Beneficio para todosEl Reglamento Electrotécnico cubano no le garantizará únicamente al país la existencia de un documento legal nacional que le ayude a ordenar un sector tan estratégico como el de las instalaciones y servicios eléctricos, sino que también de su implementación y obligatorio cumplimiento se esperan beneficios o, como dicen los expertos, más de un impacto en lo tecnológico, lo económico, lo social y lo medioambiental.
René Fernández Infante, presidente del Comité Electrónico Cubano. Foto: Roberto Meriño De estos da cuenta René Fernández Infante, presidente del CEC. Al redactarse un primer reglamento, señala, teniendo en cuenta los más recientes avances tecnológicos en la rama electrotécnica, considerando las últimas normas elaboradas o aprobadas por la IEC (en lo fundamental), así como los reglamentos más recientes de los países industriales y los equipos receptores eléctricos y materiales modernos, sin duda nuestro reglamento tendrá un impacto tecnológico de consideración. Estará a tono con las exigencias internacionales en este campo.
Su puesta en práctica contribuirá sensiblemente a evitar riesgos de accidentes y pérdidas a la economía nacional, al elevar la seguridad de las nuevas instalaciones eléctricas y de la remodelación de las existentes.
El documento, agrega René, permitirá «tropicalizar» las normas electrotécnicas internacionales al adecuarlas al panorama socioeconómico cubano y convertirlas en obligada referencia para técnicos y profesionales de las diferentes ramas socioeconómicas del país. «En lo económico, equiparará el trabajo de proyectistas, instaladores y personal de mantenimiento a estándares internacionales, además de facilitar la revisión de proyectos y su evaluación».
Valiosa será su contribución en los propósitos de aumentar la eficiencia, advierte el Presidente del CEC, así como la calidad de las instalaciones eléctricas de industrias, comercios y del sector terciario.
A juicio de René, el reglamento asimismo «introducirá cambios positivos en los métodos y estilos de trabajo de los técnicos y operarios de la rama eléctrica; en tanto en lo medioambiental contribuirá al mejoramiento de la eficiencia electroenergética de las instalaciones industriales, comerciales y del sector doméstico, reduciendo el consumo de energía».
Para asegurar una efectiva aplicación, concluye, y generar el mayor conocimiento de lo que establece en su cuerpo legal, será también un documento de referencia obligada en la formación y calificación de los estudiantes de los niveles tecnológico y universitario, y de los profesionales en general, a todo lo largo y ancho del país.
Interioridades de un Comité
El Comité Electrotécnico Cubano (CEC) se creó en 1998. Fomenta la adopción de las Normas de la Comisión Electrotécnica Internacional. Con sus 13 Comités Técnicos de Normalización abarca las principales disciplinas de la electrotecnia en Cuba y posee un fondo de más de 5 000 normas de la Comisión Electrotécnica Internacional (IEC).
No existe una rama socioeconómica o actividad humana que no esté representada en las normas de la IEC, desde la generación de la electricidad, la producción de equipos electrónicos y electrodomésticos hasta la automatización de los procesos industriales para la humanización del trabajo y el desarrollo de la telefonía digital y las comunicaciones.
El CEC agrupa, entre otros, a los siguientes Comités Técnicos de Normalización: Estructura en información y símbolos gráficos; Instalación eléctrica en edificaciones y protección contra el choque eléctrico; Electroenergética; Tensiones; Terminología y telecomunicaciones; Electrónica; iluminaciones; Compatibilidad electromagnética; Cables, y Seguridad y eficiencia eléctrica.
En esos encuentros participan ingenieros eléctricos, electrónicos de telecomunicaciones y automática, interesados en destacar la necesidad del estudio de la compatibilidad electromagnética para la buena marcha de la sociedad informatizada de hoy y acercarse a la amplia base normativa de la IEC e intercambiar experiencias con prestigiosos líderes en el mundo en la investigación de esos fenómenos.
El CEC se dedica a la Protección al consumidor, al preocuparse tanto por la seguridad de las personas, como de los bienes materiales, una práctica muy usual en el mundo.
Desde el 4 de mayo último, la nación caribeña es miembro asociado de la IEC, lo cual ofrece mayor protección al consumidor al permitir la importación de productos acreditados y ofrecer mejores herramientas al intercambio comercial del país.
La integración de Cuba a la IEC puede compararse con el paso dado en 1964 cuando el Comandante Ernesto Che Guevara, en su condición de ministro, previsoramente solicitó la incorporación del país a las ISO.
Formar parte de ese organismo pone a la Isla en una situación mucho más ventajosa en cuanto a la competitividad de sus producciones y servicios, al permitirle adoptar muchas de las normas ya elaboradas y perfeccionadas, para situarse en la avanzada tecnológica mundial.