A.B.: Tengo dos hijos con mi pareja, que tiene 34. Al final de 2006 descubrí que ella tenía un amante. Se lo dije y me ofreció disculpas, pues quería seguir conmigo, y la perdoné. Luego me di cuenta de que seguían comunicándose por correo electrónico. Ante esta nueva situación respondió que yo podía hacer lo que entendiera, pero si seguía con ella iba a cambiar verdaderamente. Una vez más toleré la situación. Últimamente me percaté de que se comunican por el teléfono de la casa. Ya sé quien es él. Sin embargo no he dicho nada, creo que debo decidir lo que quizá va a ser doloroso. Siento que ella evita hacer el amor. Lo que más me duele es separarme de mis hijos, quienes serán los más perjudicados. Mi hija dice que nunca quisiera nuestra separación. ¿Podré hacer algo para conquistarla? ¿Cómo le pido el divorcio? Tengo 44 años.
La cuestión no es tan simple como reconquistarla o perdonarla. El perdón sin que ambos revitalicen la relación perpetuará el estado actual de la pareja. La reconquista no depende solo de lo que hagas, sino también de las causas del distanciamiento y la posición de ella respecto a ti.
Es importante tener en cuenta que ya te orientó actuar según entendieras y llama desde el teléfono de la casa donde es innegable la posibilidad de ser descubierta. No queda clara su apuesta por una relación vital.
Ustedes no han querido separarse, pero la relación no funciona sin el habituado distanciamiento erótico de los últimos tiempos. Esta falta de intimidad podría indicar la lejanía que ya tiene la pareja. ¿Qué sucedió? ¿Qué los lleva ahí? ¿Qué quieren hacer?
Estas son preguntas que pueden plantearse. De no cambiar nada, no hay razón para suponer que ella dejará de ser infiel como hasta ahora o que se reencontrarán en la intimidad.
Si finalmente no puedes revertir el estado actual de la relación, tendrás que resignarte o valorar la opción del divorcio, aunque no sean los hijos el único obstáculo. Una vez decidido, el modo de comunicarte no será un problema.