El cambio climático incide en la variabilidad climatológica y puede determinar la ocurrencia de temporadas más tormentosas. Foto: Calixto N. Llanes
«Cuba tiene que prepararse para un clima más cálido y difícil, donde el comportamiento de las precipitaciones quizá no sea el más favorable, y se produzcan períodos extremos, ya sea de sequía, con altas temperaturas, o temporadas ciclónicas muy activas».Así aseguró el doctor en Ciencias Geográficas, Ramón Pérez Suárez, director del Centro Nacional del Clima, adscrito al Instituto de Meteorología, quien explicó a nuestro diario las principales características y efectos que tendrá para el país el cambio climático, un fenómeno mundial que deviene peligro en un plazo cercano, y cuyo conteo regresivo ya comenzó.
El aumento de las temperaturas y del nivel del mar, el desequilibrio en los procesos de precipitaciones, y acrecentados períodos de sequía, se convierten en las principales consecuencias que provocaría este fenómeno, el cual traería aparejado, además, una disminución de la disponibilidad de los recursos hídricos.
Nuestro país no estaría ajeno a estas consecuencias. Los principales acuíferos del archipiélago están abiertos al mar, y por tanto, se produce una superficie de contacto entre los dos que provoca una introducción salina contaminante.
«También la agricultura, explica el experto, sufriría considerables pérdidas, pues muchas variedades de cultivo tendrán que adaptarse a nuevas condiciones climáticas y no pocas especies de animales y plantas padecerán transformaciones en su ciclo de vida, e incluso podrían extinguirse».
TERMÓMETROS ROTOSEn Cuba la temperatura media se ha incrementado de 0,6 a 0,7 grados Celsius desde 1951, y los pronósticos revelan que para el año 2100 pudiera aumentar entre 1,6 y 2,5 grados Celsius.
Ello no es de asombrar si tenemos en cuenta los datos del IV Informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático, donde científicos internacionales aseguran que la temperatura media global aumentó en 0,74 grados Celsius desde 1906 hasta el 2005.
Y no solo el calor podría angustiarnos. Según el director del Centro del Clima, a pesar de que en los pronósticos futuros algunos indican una disminución y otros un aumento de las precipitaciones, se avizoran posibles períodos de intensa sequía.
La sequía es una de las principales consecuencias del cambio climático a nivel mundial y en Cuba. Foto: AIN
En tanto, el doctor en Ciencias Geográficas Luis Paz Castro advierte que es necesario que el hombre se adapte a estas nuevas condiciones climáticas, «que ya se nos avecinan y no pueden frenarse de un día para otro, pues los gases de efecto invernadero, que influyen en el calentamiento global, tardarán decenas de años en desaparecer de la atmósfera, y sus consecuencias serán vividas por todos».Y es que, diferente a lo que muchos piensan, el cambio climático no se define por el comportamiento de las estaciones del año, las lluvias o de una temporada ciclónica. En él intervienen múltiples factores que determinan el clima, los cuales responden a una tendencia ascendente o decreciente de la variabilidad climática.
Explican los especialistas que en ocasiones existen criterios errados sobre qué fenómenos son producto del cambio climático. Así sucede con el ENOS, conocido como El Niño, que es un factor modulador de la variabilidad climática, y no se le puede achacar a la actividad humana. Este o su contraparte, La Niña, un proceso de enfriamiento, no se relaciona directamente con el cambio climático, pues son procesos naturales de la circulación oceánica.
LO NUNCA VISTODurante el siglo XX Cuba experimentó un incremento notable de las temperaturas, fundamentalmente a partir de los años 70, figurando 1998 como el más cálido registrado hasta el momento.
En este sentido los procesos de sequías se han comportado de manera similar y aunque no se puede hacer un diagnóstico seguro, llama la atención el aumento de los procesos de seca en los últimos diez años, en especial en la región oriental, ante la disminución de las precipitaciones.
Según el doctor Ramón Pérez Suárez, es importante destacar que durante el 2007, a pesar de mantenernos bajo la influencia del fenómeno El Niño, no se avizoran épocas de intensas lluvias en nuestro país para marzo o abril.
«Pero ello no significa un comportamiento crítico en el período de lluvias junio–noviembre, como tampoco se puede asegurar lo que manifiestan algunos científicos de que el 2007 sea el año más cálido», acotó.
—¿Cómo podría influir el calentamiento global o el cambio climático en la venidera temporada ciclónica?
—Aún no sabemos lo que sucederá en el 2007 en términos de ciclones, pues los modelos se emiten en mayo. Aunque el cambio climático no incide directamente en la próxima temporada ciclónica, sí determina, a mediano plazo, las condiciones oceánicas y atmosféricas favorables para el desarrollo o no de las tormentas.
«Este año el aumento de las temperaturas ha producido un calentamiento importante en las aguas del Atlántico tropical», destacó Pérez Suárez.
Haciendo un poco de historia, el experto explicó que en Cuba ha habido períodos de alta y baja actividad ciclónica, pero esas temporadas no son cíclicas sino que tienen un promedio de acción que versa alrededor de los 25 años.
«Desde 1996 hasta el 2006 ha ocurrido una activación de las épocas de tormentas. Una señal de alerta vinculada al cambio climático es que en menos de cinco años (2001-05) el país fue afectado por cuatro huracanes intensos, algo nunca visto ni siquiera en espacios de diez años».
INVIERNOS CALUROSOSDesde hace poco menos de un lustro los cubanos experimentamos más calor que de costumbre en los veranos y muchos se cuestionan la corta duración de los inviernos. Este 2007 podríamos preguntarnos si acaso se está «acabando» la estación más fría del año para Cuba, cuando increíblemente en los meses de enero y febrero nos atormentamos con los «intensos» calores.
Sin embargo —según explica el especialista—, este aumento de las temperaturas se presenta como una tendencia a que los meses de verano sean más cálidos, fenómeno muy relacionado también a los procesos de sequías. «Pues si tenemos una época veraniega lluviosa, las temperaturas no serán tan elevadas».
Así, aseguran los especialistas que nuestro clima tendrá estaciones que se prolongarán y otras se acortarán aunque no implique el fin de alguna de ellas, sí demuestra el desequilibrio que poco a poco se produce en el planeta y que a largo plazo responde al cambio climático.
«A partir de ahora, puede que en nuestro país tengamos etapas invernales cada vez más cortas y para el verano temperaturas muy sofocantes. Esos son ejemplos de los efectos del cambio climático para Cuba».