Años de intento... Con cada nuevo período menstrual se frustran las esperanzas de convertirse en padres. Episodios de angustia donde el deseo no lo es todo. Parejas que mantienen relaciones sexuales sin protección anticonceptiva, enfrentadas a una pesadilla llamada infertilidad.
Confundido muchas veces con la esterilidad, este padecimiento solo se define cuando una pareja que quiere embarazarse no lo logra luego de doce o más meses de coito desprotegido. La primera solo se establece si esa incapacidad de concebir es definitiva.
Según estadísticas de la Organización Mundial de la Salud, de cada 20 parejas tres presentan problemas para tener un hijo. Mientras, en nuestro país la incidencia de infertilidad fluctúa entre un 12 y un 15 por ciento de la población.
Aunque las terapias se desarrollan cada vez más, y se ofrecen tratamientos de mayor o menor complejidad como las Técnicas de Reproducción Asistida, lo apremiante en este tema es la prevención de daños al aparato reproductivo ocasionados por conductas irresponsables, asegura el doctor Miguel Aguilar Charara, profesor asistente en Ginecología y Obstetricia, jefe del Departamento de Servicios de Reproducción Humana, del hospital capitalino Ramón González Coro.
Allí son atendidas personas de todas las provincias del país. Destaca el especialista que más del 90 por ciento de los trastornos diagnosticados son consecuencias de Infecciones de Transmisión Sexual (ITS).
«Todas las ITS alteran el ph o nivel de acidez de la flora vaginal, lo que incide directamente sobre las células reproductivas masculinas. Cuando estos niveles son normales, los espermatozoides permanecen vivos en la vagina hasta cinco días. De lo contrario podrían morir en menos de media hora», precisa el experto.
Los problemas tubáricos en la mujer son una de las causas principales de infertilidad en Cuba. Entre ellos destacan la obstrucción de las trompas, provocada por infecciones vaginales mal tratadas, y los embarazos ectópicos.
Según explicó el especialista, uno de los agentes patógenos que más incide en las parejas actuales son las bacterias: micoplasmas y Clamidia trachomatis.
Los padecimientos resultantes de su acción, muchas veces asintomáticos, producen a largo plazo obstrucción de las trompas en las féminas. En el hombre estos microorganismos se adhieren a la pieza media de la cola del espermatozoide disminuyendo su movilidad.
Otras detonantes son las inflamaciones pélvicas, trastornos en las glándulas tiroideas, malformaciones en el útero, y la endometriosis o crecimiento de tejido endometrial fuera de la cavidad uterina, que origina con frecuencia obstrucción en las trompas.
Los fibromas figuran como causa en dependencia del tamaño y localización que presenten en el útero. En muchas ocasiones ello puede corregirse mediante intervenciones quirúrgicas.
La menopausia precoz, la obesidad, el ejercicio físico intenso que ocasiona trastornos en la ovulación, y por último aunque no menos importante, la drogadicción, el tabaquismo y el alcoholismo, constituyen también agentes causales.
La edad es un factor esencial en las mujeres, puesto que la fertilidad declina con el transcurso de los años. Las mayores tasas de embarazo se alcanzan entre los 20 y 25 años, son poco menores entre los 26 a 30 años, para luego descender paulatinamente.
En los hombres, las causas más frecuentes son los trastornos en el proceso de espermatogénesis, donde influyen factores como: la exposición a elevadas temperaturas, el estrés, al igual que el tabaquismo, el alcoholismo y la drogadicción.
Además, se destacan las alteraciones fisiológicas como los problemas hipotalámicos, obstrucción de los conductos deferentes, la inflamación en la próstata y las várices testiculares también llamada varicoceles.
MITOS Y REALIDADESMuchas personas consideran la posición durante el coito o la presencia del orgasmo como una condicionante para lograr la fecundación. Otros atribuyen al útero retroverso, un papel definitorio en la incapacidad de concebir un embarazo.
Sin embargo, aclara el doctor Aguilar que estos factores no tienen incidencia alguna. Las posiciones en el acto sexual o el orgasmo, pueden ayudar en la ascensión del semen a la cavidad uterina, producto de las contracciones que se originan, pero no definen este recorrido.
En tanto, prácticas cada vez más comunes como las interrupciones de embarazos sí constituyen un peligro para la salud sexual y reproductiva. En los legrados se corre el riesgo de una laceración o perforación uterina, que deforma la cavidad o daña el endometrio, dificultando la implantación futura del óvulo fecundado.
Este proceder puede generar a su vez trastornos ya mencionados como las infecciones y las inflamaciones pélvicas, e incluso las llamadas esteriosis, o cierre del cuello del útero.
La producción de anticuerpos antiespermatozoides, es otro trastorno que puede presentarse en uno o ambos miembros de la pareja. Esta alteración inmunológica, destruye las células reproductivas masculinas antes de que puedan llegar al óvulo.
Los padecimientos pueden aparecer de forma conjugada en la pareja. Se estima que en un 40 por ciento de los casos la causa de la infertilidad es femenina, en otro 40 por ciento el hombre es el afectado y en un 20 por ciento el problema resulta de una combinación de factores por parte de ambos cónyuges. Incluso entre un 10 por ciento y un 20 por ciento de las parejas que buscan un embarazo presentan una infertilidad sin causa aparente.