En Iberoamérica existen alrededor de 200 millones de jóvenes. Mientras en países como Argentina, Cuba y Uruguay la mayor parte de ellos vive en las zonas urbanas, en naciones como Honduras y Paraguay, alrededor de la mitad habitan en el área rural En nuestra región, la pobreza afecta agudamente a niños, adolescentes y jóvenes. En varios países se constata una relación exactamente inversa entre edad y nivel de pobreza. En Uruguay, por ejemplo, la pobreza afecta al 56,5 por ciento de los menores de seis años; al 50,2 por ciento de los de seis a 12; al 42,7 de los adolescentes entre 13 y 17; al 27,8 de jóvenes y adultos y solo al 9,7 de los mayores de 65 años.• • • La cuarta parte de los jóvenes entre 15 y 24 años que habita en las zonas urbanas tiene menos de cinco años de educación acumulados, mientras que un tercio tiene entre seis y nueve años. Solo un tercio tiene entre diez y 12 años de educación acumulada y el nivel necesario para asegurar una fluida integración en el mundo moderno. La mitad de los desempleados y subempleados en Iberoamérica tiene menos de 25 años y esto afecta más a las mujeres y a los que habitan en el medio rural, sobre todo si pertenecen a grupos étnicos o son afrodescendientes. Solo los jóvenes de clase media y alta tienen acceso a los servicios de salud de calidad. El acceso a los servicios recreativos, culturales y deportivos pone de manifiesto una estratificación social. Los jóvenes pertenecientes a hogares en situación de pobreza solo acceden a ofertas limitadas y de escasa calidad. El uso creativo y entretenido del tiempo libre de los ricos contrasta con el aburrimiento de los pobres. (Del Informe presentado por el secretario general de la OIJ, Eugenio Ravinet Muñoz)