Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Chiflada por la radio

Una capitalina que figura entre los más asiduos oyentes y participantes de los programas radiales en Cuba

Autor:

Juventud Rebelde

Foto: Franklin Reyes Seguramente muchos cubanos han oído por la radio la linda voz de Violeta Pérez Fernández Larrea y no la han visto nunca, ni conocen detalles de su vida.

«Yo quería ser artista y mi padre, Félix Atanasio, tabaquero, guitarrista y cantante, lo aceptó, pero mi madre se opuso. Sin embargo, con los años, soy como una suerte de “artista” desde mi propia casa».

Violeta se hizo oyente cotidiana hace quince años. Se inició como participante desde su propia casa, por teléfono, del espacio Frecuencia total, de Radio Rebelde.

A partir de entonces ella interviene sistemáticamente en los programas Estaciones, Sorpresas, Visión y A esta hora.

«Debido a mi participación en los programas, sobre todo en Rebelde, he tenido el honor de ser considerada una “chiflada por la radio”, eso me hace muy feliz.

«Me agrada saber que cuando hablo en distintos programas, es como si enviara un mensaje de paz a cientos de miles de oyentes como yo».

Ahí está la clave de su felicidad. Y tiene muchos amigos «telefónicos», que al oír su bella voz la llamaron y comenzaron de esa forma una noble, afectuosa y respetuosa amistad.

Violeta, que junto a su cariñosa madre escucha la radio cotidianamente, dice que entre las mejores voces de este medio figuran las de Mercedes Cedeño, de Estaciones; las de Maricela Alfonso Madrigal y Arnaldo Regal, de Frecuencia total; la de Yarima Vargas, de A esta hora; la de Eduardo Ferrer Sánchez de Música viva y la de Magdil, de 7 y media Juventud, en Radio Cadena Habana.

«Oigo con pasión el espacio de Habana Radio, Vivir cada día, del doctor Raúl Fuyerat, psicólogo; y Victrola, que conduce Ismael Rensoli, con canciones de la década prodigiosa».

Reside en el reparto Sevillano, de Ciudad de La Habana, junto a su progenitora, de 95 lúcidos años, que también se llama como ella.

«La radio es mi compañera dondequiera que esté. Sin oírla no puedo vivir. Me tranquiliza, me informa y me enseña», nos dice sonriente, al tiempo que reconoce el quehacer anónimo de muchas personas que laboran a diario en los espacios radiales.

Comparte esta noticia

Enviar por E-mail

  • Los comentarios deben basarse en el respeto a los criterios.
  • No se admitirán ofensas, frases vulgares, ni palabras obscenas.
  • Nos reservamos el derecho de no publicar los que incumplan con las normas de este sitio.