Tiempo extra
Tras 32 ediciones jugando Occidentales contra Orientales, tradición rota solo una vez por aquel Truenos versus Centellas de 1994 que algunos estadísticos se niegan a reconocer como oficial, se volvió a modificar este año el formato del Juego de las Estrellas del béisbol cubano con un enfrentamiento generacional.
La idea dejó el saldo positivo de mayor rivalidad respecto a los choques precedentes, pues los jóvenes con menos de 25 años no solo se propusieron vencer a los consagrados, sino que lo lograron con remontada en el último tercio.
A través de las redes sociales y en diálogo con varios participantes y colegas de varios medios indagamos sobre cuál sería la fórmula ideal para el Juego de las Estrellas de las próximas temporadas.
La mayoría coincidió en que sería muy gratificante sustituir el juego de veteranos por uno de talentos, con algunos muchachos en edad juvenil que no estén siquiera en la serie nacional, pero que se vislumbran como posibles jugadores estelares por sus herramientas.
A las glorias hay que invitarlas para que impartan clínicas a niños y adolescentes, premien a ganadores de concursos populares y pruebas de habilidades, asistan a charlas en peñas deportivas y participen en todo el programa diseñado para ese fin de semana.
Todos concordaron en que el Juego de Estrellas debe volver a enfrentar el talento del este y el oeste del país, y hubo quien sugirió que Villa Clara se sume al elenco de Occidente y los atletas de Sancti Spíritus vistieran el uniforme de Oriente, pues ese enroque fue resultado de un formato de competencia en el que se buscó equilibrio de fuerzas en una época que no se parece a la situación actual.
Incluso, para las estadísticas y la historia de estos espectáculos, romper con los duelos interregionales sería un desajuste con consecuencias similares al cambio constante de estructuras en la Serie Nacional.
Sin embargo, ¿cómo garantizar que haya rivalidad y que los jugadores salgan a entregarse como lo hicieron esta vez? Algún incentivo deben gestionar las autoridades deportivas. Quizá reconocer a los que más veces han sido escogidos por sus resultados para este tipo de duelos, y estimular al equipo ganador, ya sea con una gira internacional, incentivos monetarios u otros más allá del valor simbólico de departir juntos esos días.
Sería ideal volver a los tiempos en que la afición participaba en la conformación de las nóminas. Las redes sociales y otros canales virtuales, junto a los medios de comunicación tradicionales, facilitan gestionar el voto popular, tanto para integrar las selecciones o determinar los abridores por posición.
El Juego de las Estrellas, perfecto para mostrar espectacularidad, tanto en lo competitivo como en las demás actividades planificadas por la sede. Quizá hasta la provincia anfitriona deba decidirse con suficiente antelación para que pueda organizar un fin de semana, auténticamente estelar.