La tecla del duende
Desde San Antonio de los Baños llega esta semana una reflexión para las familias. Nos invitan a cuidarnos del síndrome del sapo.
S: Soberbia. No sentirse superior o mejor que los demás. Esa proyección provoca rechazo. El soberbio nunca es feliz, porque coloca máscaras de lo que no es, aún cuando parezca orgánica su actitud.
A: Arrogancia. Es la actitud de alguien con una autoestima inflada. Creen tener más derechos y privilegios que los otros; exige cuando no le corresponde.
P: Prepotencia. Hay quien impone su poder o autoridad sobre los otros, en posesión de un criterio dominante, que busca establecerse sobre cualquier otra visión.
O: Obstinación. Se dice de aquella persona, bastante terca, encerrada en su opinión, sin escuchar ni atender a los otros. Alguien encerrado en sí mismo, que aun fracasando persiste en una idea que requiere adaptaciones u otros enfoques.
¡Cero espacio a la actitud SAPO! Tengamos una mejor relación con quienes nos rodean, e incluso hacia nosotros mismos.
Los ocurrentes espirituanos se reúnen este domingo en tertulia. La cita está prevista a partir de las nueve de la mañana, en la galería de arte Oscar Fernández Morera. Hay sorpresas y además rencuentros, pues se anuncia la presencia de lectores de Guaracabulla y de la periodista Mileyda Menéndez Dávila.
Dos ranas cayeron en un hueco profundo. Comenzaron a saltar, pero alrededor del hoyo sus compañeras las desalentaban: era imposible salir. Una de las ranas lo creyó, se desplomó y murió. La otra, con mucho esfuerzo, logró salir. «Nos da gusto que hayas logrado salir, a pesar de lo que te gritábamos».
La rana era sorda: creyó escuchar frases de aliento.
Gabo: Me quedé con tu bolígrafo, pero no con las ocurrencias que escribías. Marita.
«El sapo, en un pequeño estanque, puede ser mucho más feliz que los peces en un vasto océano». Mehmet Murat Ildan, escritor y dramaturgo turco.