La tecla del duende
Este 2 de julio comienza la segunda mitad del año. ¿Qué tal ha sido la primera? ¿Habías pensado en el hecho de que puede ser la primera semana del «desquite», por lo que no hicimos en la primera mitad? ¿De cumplir nuestros objetivos, esos en los que no avanzamos mucho durante el «primer tiempo»?
El aislamiento social ha sido positivo para realizar un alto en el camino, tomarnos un tiempo, pero a veces tenemos tantos proyectos y sueños que no resultan suficientes las horas. Evidentemente, la primera mitad pasó y ahora nos encaminamos a cerrar el año con broche de oro (y un calor de diamantes, vaya), aprovechando el ritmo de trabajo adquirido y aprendiendo las lecciones de lo pendiente.
El año tiene muchas divisiones: 52 semanas, 12 meses, tres cuatrimestres, seis bimestres… Pero lo que más pesa es el semestre, la mitad. Si la primera mitad fue buena, que la segunda sea mejor. Si la primera mitad no cumplió tus expectativas, fuerza y empeño para la segunda. Si la primera mitad fue definitivamente mala, ten por seguro que eso es irrepetible. Ahora, de seguro, viene la mitad buena.
¿Qué se propone para este segundo tiempo? ¿Anotar los goles que no consiguió en el primero? ¿Seguir construyendo en positivo? ¿Salir del mal momento? Cuénteme, quizá su vivencia compartida puede ayudar a otros.
A través de la red los tecleros se agrupan. Nieves organiza un grupo de WhatsApp donde los tecleros comparten sus vivencias; la profe Daily continúa las lecturas de nuestra columna a sus alumnos y compañeros, Osmelito y Yunierys se suman desde Matanzas a las iniciativas de nuestra columna. Para todos ellos el saludo, también para los entusiastas de Guaracabulla, que posponen el abrazo nacional para el 4 de julio de 2021, pero muy pronto se unirán en un abrazo local allí, en la capital cubana de los tecleros.
Mi risueña: Un trozo de tela bloquea tu sonrisa, pero tus ojos demuestran que sí ríes. Tu fotógrafo
Amigo mío: Si fueras un árbol por tus ramas me paseara. Tu chipojuelo
Sr. P: No es que no sienta el derecho de lastimarte, es que no lo tengo. Quizá no llegue a ser tu novia, pero siempre fui tu amiga. M
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