La tecla del duende
Para los grandes seres no hay fecha de partida. Así diría Guillermo Cabrera Álvarez, quien nació el 25 de junio de 1943 y todavía palpita en las palabras emocionadas de quienes le conocen, a través de la letra o el espíritu. Hubiera sido incapaz de plantear sobre sí mismo esa verdad enorme. No obstante, habitamos una semana guillermiana, entre el 25 de junio y el 1ro. de julio, esta última la fecha en que lo vieron físicamente por última vez. Tener sus letras y no verle es una ocurrencia que duele, pero saberle útil lo mantiene latiendo, generando acciones como el Día de la Amistad Teclera.
Por gente como Guillermo, por gente como Vilma Espín, se fueron los tecleros de Holguín hasta el Segundo Frente. Llevaban «12 rosas desde el llano hasta la Sierra», y las depositaron en el Mausoleo donde hay tantas evocaciones, que desbordan nuestra columna. Cary reporta que muchos santiagueros se emocionaron con la iniciativa, que lloraron, porque a veces la emoción brota desde las pupilas, incontenible. Como si fuera el mismísimo Agabama, que recibió a Guillermo en su tránsito por el centro, hace ya 12 años.
En junio de 2007 se vio por última vez a Vilma, apenas unos días antes que el último encuentro con el Guille. Quizá por eso, los que siguen esta columna van al encuentro mágico de tanta sensibilidad, de tanta iniciativa, de tanta fuerza y acción transformadora. Trascendiendo de la palabra, de alguna evocación estéril, los tecleros de la ciudad cubana de los parques transitan sistemáticamente por sitios de nuestra historia y marcan la pauta de acción social.
Guillermo no partió definitivamente. Vilma tampoco. Por gente como ellos estaremos muy pronto en Guaracabulla, el 7 de julio, porque 12 años después, nuevamente se nos ocurre seguir. Tecleros. Seguidores de Vilma. Soñadores que hacen y hacedores que sueñan. Guillermianos.
GRAFFITI
Pece: No puedes elegir si te van a hacer daño en este mundo, pero sí eliges quien te lo hace. Me gustan mis elecciones... espero que te gusten las tuyas. Tu tesoro.
Tita: No probé los plátanos en tentación, pero antes de anhelar cualquier cena, quisiera conversar contigo. Tito.
Semilla
«Atesora cada tiempo que tengas, y atesóralo más si lo compartiste con alguien especial, lo suficientemente especial como para dedicarle tu tiempo. El tiempo no espera por nadie. Ayer es historia, mañana es misterio. Hoy es una dádiva, por eso es que se le llama presente». (Enviado por una teclera)