La tecla del duende
La poesía, esa fuerza de lo bello que algunos creen privilegio de ímpetus juveniles, también acompaña a quienes han pulido su talento y romanticismo en los trillos de la vida. Que lo diga la narradora, periodista e investigadora Celima Bernal, quien pone lirismo en todo cuanto escribe. Una ocurrente encontró estos versos de Celima, recientemente escritos, y los envió para compartir.
Para Tití y Nenita
Nadie escapa al «qué dirán», pues nadie escapa al «qué decir» y pretender escapar es natural, como no querer morir. (Dúo Buena Fe)
Los sinsontes y los totíes,/ los tomeguines y los choncholíes/ se citaron con otras aves/ un día de marzo, cerca del valle./ Hacía mucho tiempo que no se veían./ Ya todos tenían —era de suponer—,/ menguadas las fuerzas, y el plumaje cano./ —¿Qué saben de Tito Totí?/ —preguntó el azulejo muy preocupado./ —Murió de un patatús el mes pasado./ —¡Qué atrocidad!/ —¿Cómo está Chucho, el choncholí?/ —Cuando fui al hospital, lo vi ingresado./ —¡Cuánta desgracia, hermano!/ —Ya somos viejos, no pasan los años en vano./ Después de las preguntas y las respuestas,/ después de los abrazos y los saludos,/ se ocupan del asunto que los traía,/ pretendían organizar un club de abuelos./ Sí, ya conocemos que no es nada nuevo;/ pero este, de pájaros, sería el primero.// Los meses pasaron;/ hacen ejercicios, salen de paseo,/ y hasta algunos de ellos,/ se han enamorado.// Al enterarse de lo sucedido,/ gruñó la canaria indignada:/ —¡No es tiempo de nidos!,/ —¡no es tiempo de nidos!/ —Eso es sabido/ —dijo el tocororo, que escuchaba atento,/ —¡pero cualquier tiempo es tiempo de alas!
Cien años cumplió este abril uno de los grandes bardos cubanos. Otro poeta e investigador, Juan Carlos García Guridi, le dedica este soneto, que gentilmente nos trae el profe Luis Hernández Serrano:
A Francisco Riverón Hernández. Riverón el poeta zapatero,/ —gigante de la décima cubana—;/ sacudió en el silencio una campana/ y se quitó ante el mundo su sombrero.// Aquí lo pueden ver de cuerpo entero,/ bebedor de una lírica fontana:/ la mazorca de rimas que desgrana/ obedece su estirpe de güinero.// En sonoro caimán cabalga orondo,/ y en las vueltas de luz que da en redondo/ entre surco y taberna se debate.// El pan del verso está sobre la mesa;/ y hoy que mi voz le sirve de acicate/ camino de la vida va y regresa…
Este sábado, 2:00 p.m., Fragua Martiana.