La tecla del duende
«Son buenos para el alma los poemas. Traspasan sus orillas y la conmueven», me dice en un correo esa hada madrina que responde al nombre de Nersys Felipe. Y envía los versos que desde septiembre de 2015 se le apretaron en el pecho tras ver la foto de Aylan Kurdi, el niño sirio cuyos tres años naufragaron en una playa de Turquía, luego de que su familia intentara huir de la metralla.
En aquel momento, una avalancha de solidaridad estremeció el orbe, y los más optimistas pensaron que el drama del pequeño serviría al menos para aliviar el drama mayor de los migrantes, en este mundo «chambón y jodido», usando palabras de Eduardo Galeano. Pero la muerte, ¡ay!, sigue reinando.
(A un migrante de tres años; vestido de azul y rojo; sus zapaticos, varados).
Es un barco, es su gente,/ allá un fardo, aquí un juguete/ y el deseo intenso, urgente/ de dejar el miedo atrás,/ de manos francas tendiéndose,/ de un pronto desembarcar.
Es un barco, es su gente,/ un niño con su mamá/ y el niño que va diciendo:/ brilla el cielo, brilla el mar,/ son azules, son bonitos/ y el mar, un charco chiquito/ facilito de cruzar.
Pero el charco brama, crece,/ se agiganta, se ensombrece/ y es el barco en dos partiéndose,/ su gente cayendo al mar/ y es el niño, el niño yéndose,/ no lo alcanzan, se les pierde,/ desaparece mamá.
Y una ola se lo lleva,/ lo hunde, lo saca fuera,/ de él se apropia, con él juega/ y ya cansada lo deja/ en un perdido arenal.
Está empapado y no tiembla,/ bultico quieto no más,/ sin nadie que lo acompañe,/ sin nadie que se conduela/ ni lo quiera acurrucar.
Sé su nombre, Aylan Kurdi,/ no me sé el de los demás./ Ya no hay barco, no, ni gente,/ ni juguetes al garete/ ni niños con sus mamás.
Cerrazón./ Se cae el cielo./ Llorar sí, mas no callemos./ Sería pecado callar. (N. F.)
Cumple 170 marzos de fundado el pueblito de Guaracabulla, centro geográfico de la Isla y capital de La Tecla. Desde allá, Katy, bibliotecaria y anfitriona de ocurrencias cada julio, nos recuerda que este año volveremos a encontrarnos.
GFD: Contigo me olvidé de que el olvido también es memoria. T
FY: No sé cuánto hace que te quiero. Me luce que desde siempre. LB
ZMR: ¿Por qué sigue andando el mundo si tú no estás? PGS
U: Alúmbrame. S