Los que soñamos por la oreja
Sobre la esfera de tu vida el panorama / puedes ver / sobre esta puerta y estas ganas de correr / desactivados y perdidos / como presas de un poder / dimensionalmente / distintos por ahí.
¿Dónde estás? / Yo recuerdo que a finales del 70 / no me dirías lo que hoy / tal vez / pintamos el mundo de un nuevo color / y sin querer nos dimos cuenta de que no.
Ahora le pides a otras cosas y otras cosas / quieres ver / para vivir poniendo velas por doquier / apocalíptico y ajeno / desconfiado y sin querer / atrincherándote a las puertas de la fe.
¿Dónde estás? / Tampoco se trata de tirarse / abandonarse por ahí / tal vez / si vas más contigo te puedas valer / de tu verdad, de lo vivido / renacer.
Sobre la esfera de tu vida el panorama / puedes ver / sobre esta puerta y esta falta de correr / desactivados y perdidos / como presas del poder / dimensionalmente / distintos por ahí.
¿Dónde estás? / Yo recuerdo que a finales del 70 / no me dirías lo que hoy / tal vez / pintamos el mundo de un nuevo color / y sin querer nos dimos cuenta de que no.
Decididamente, la canción de la que he reproducido su texto y cuyo título es Generación, resulta una de las composiciones de Santiago Feliú con la que más me identifico, dado que en breves líneas capta la esencia de lo vivido por aquellos que como Santi y yo nacimos en el primer quinquenio de los 60.
Aunque sigo creyendo que la juventud es ante todo una actitud ante la vida, tengo que admitir que el tiempo pasa y me voy poniendo viejo. Me puse a pensar en ello al recibir la nota promocional que, acerca de una venidera presentación de Santiago Feliú para celebrar su 50 cumpleaños, me hiciese llegar su actual representante. Mientras leía, me era imposible impedir que mi mente se remontara 34 años atrás, cuando yo era un adolescente recién matriculado en el preuniversitario Saúl Delgado.
Por entonces, ni siquiera tenía la idea de que en el futuro iba a ser periodista y como un simple muchacho interesado en las lides trovadorescas y en especial por el quehacer de quienes comenzaban por aquella fecha de 1978, me iba al anfiteatro del parque Almendares, donde Santiago se presentaba en compañía de otros cantautores como Alberto Tosca, Donato Poveda y Alberto Cabrales.
Desde aquellos lejanos días, de un modo u otro, siempre me he sentido identificado con las canciones de Santiago Feliú. Sus composiciones iniciales de hace más de 30 años lo proyectaban como alguien que era un cruce entre un trovador y un roquero, con influencias notables de un tipo adorado por mí, Ian Anderson, el cantante del grupo Jethro Tull.
Durante la celebración del concurso Adolfo Guzmán en su edición de 1980 fue que el gran público tuvo contacto por primera vez con la obra de Santi, cuando su tema Para Bárbara fuese defendido en el certamen en la voz de Silvio Rodríguez y con orquestación de Frank Fernández.
Un segundo momento en la carrera del cantautor fue el del período de colaboración con Frank Delgado, Carlos Varela y Gerardo Alfonso. A mediados de los 80 eran un cuarteto inseparable, en el que cada uno de ellos integraba de manera armónica sus particularidades como creador al quehacer de los restantes compañeros de aventura. El trabajo de conjunto les aportó a los cuatro muchísimo en su futuro desarrollo individual. Es una lástima que a la EGREM (la única disquera que había en el país en ese momento) no le interesó la propuesta, por lo cual esa labor no quedó grabada de forma profesional y lo que se conserva son unas pocas tomas registradas en los conciertos.
De entonces a acá ha llovido mucho y el pasado 29 de marzo este trovador cumplió 50 años, natalicio que ha querido celebrar con una presentación en la Casa de las Américas este viernes 1ro. de junio, a las 7:00 p.m., en una presentación titulada Superando la alegría de vivir y en la que hará una suerte de repaso por su obra creativa, recogida hasta la fecha en siete discos. Para la ocasión, él se hará acompañar por el guitarrista Roberto Luis Gómez Rodríguez e interpretará entre otras canciones suyas piezas como Vida, Bolero y Mi mujer está muy sensible, así que allí nos vemos.