Los que soñamos por la oreja
Por estos días, hace un año que Ernesto Blanco Ponsoda presentó a la prensa su disco Kilómetro cero, ópera prima del guitarrista y que en la emisión de Cubadisco de 2010 alcanzase tres nominaciones. A modo de celebración de aquel acontecimiento y para mostrar lo nuevo que anda haciendo con su banda, Ernesto será protagonista de dos conciertos que tendrán lugar en las noches del viernes 15 y el sábado 16 de abril en el teatro Astral.
Graduado en la especialidad de guitarra clásica en Amadeo Roldán, su dominio de la versión eléctrica de dicho instrumento mucho le debe a las clases y orientaciones que recibiese de Jorge Luis Valdés, "Chicoy", quien ha sido maestro de no pocos guitarristas de nuestro país.
Ya desde el 2001, Ernesto se incorporó a la agrupación de respaldo de su hermano David Blanco. En aquella etapa recuerdo que en dicha banda había un muy interesante trabajo en la mancuerna de guitarristas conformada por Ernesto y Rodolfo, "Fito", Torrente. Algún tiempo después, Blanco sintió la inquietud de hacer su propia música y así grabó una maqueta contentiva de cinco temas y que hoy, transcurrido varios años de aquello, a mí me sigue impactando.
Y es que en esos temas de por entonces, hay una propuesta guitarrística que no guardaba la más mínima relación con otros materiales hechos en Cuba y que fuesen concebidos en torno al instrumento de las seis cuerdas. En lo personal, me llamaba enormemente la atención la búsqueda en un repertorio que por momentos traía ecos de un Jeff Beck, procesado con vivificantes rachas de música electrónica, desde una transgresora y vanguardista perspectiva del rock contemporáneo.
Dado lo llamativo del demo de Ernesto Blanco, pensé que su disco debut vendría por esa cuerda. Por lo anterior, me tomó de sorpresa el cambio de orientación que dio a su quehacer al editar el álbum Kilómetro cero, publicado por el sello Bis Music. Es este un CD que en lo fundamental se mueve por los terrenos del pop rock, con predominio de temas cantados y un par de piezas instrumentales.
La audición íntegra de la ópera prima de Ernesto me lleva a la conclusión de que con esta propuesta, como se suele decir, «él quiso matar el ratón» y darse el gusto de tantear en varias líneas musicales. En mi opinión, justo en ello radica la parte débil del fonograma, que resulta un abanico de disímiles tendencias sonoras en las que por momento, al menos yo, no siento la debida coherencia conceptual que debe haber en un disco y de la que con anterioridad Blanco hiciera gala en su aludida maqueta.
En Kilómetro cero hay un puñado de piezas de clara orientación hacia el baile (Tú y yo, Ya no quiero bailar, Reinas de la noche, Baila conmigo, Siempre quiero más), otras donde el componente rock resulta el elemento distintivo (Déjate llevar, Dentro de ti) y un par de temas instrumentales (Rebelión y Madrugada), que en mi opinión están entre lo mejor de la grabación en su conjunto.
Particularmente recomiendo prestar especial atención al corte titulado Rebelión, en el que su línea melódica se presenta en un pasaje donde la guitarra interpreta una difícil frase octavada (las sombras de Wes Montgomery y George Benson se hacen presentes) y desarrolla un muy caliente solo, con predominio de notas procesadas con un pedal de distorsión y que hace un llamativo contraste con el motivo central de la composición, donde la guitarra suena totalmente limpia, sin el empleo de ningún efecto.
Con producción, arreglos y grabación a cargo del propio Ernesto Blanco, la mezcla del CD estuvo compartida por él y Luis Durán, quien fue el responsable de la masterización. Como invitados en el fonograma aparecen David Blanco, Daniela de la Portilla (integrante del dúo Elas) y Haydée Milanés, quienes contribuyen a los objetivos centrales del álbum.
Ahora, de seguro en los conciertos de viernes y sábado por la noche en el Astral, Ernesto hará un repaso por varios de los temas recogidos en Kilómetro cero, pero incluirá también otras piezas de las que en la actualidad figuran en el repertorio que interpreta con su banda y que, por lo que he apreciado en alguna presentación suya, posee una polenta más rockera que la registrada en su álbum debut.