Frente al espejo
«Desgraciadamente, en nuestra vida laboral sucede así, y hay todo tipo de instituciones donde se controla con rigor extremo, otras donde se controla poco y unas terceras donde el control brilla por su ausencia. Vivimos tiempos de estrechez económica y no nos podemos dar el lujo de que los recursos del Estado, conseguidos con tantos sacrificios, sean dilapidados por no tener cuadros capaces de controlar y supervisar. (El arte de delegar, Mayra García Cardentey, 5 de noviembre).
«La Resolución No. 60 del 2011 de la Contraloría General de la República se hizo con ese objetivo. Muchos critican el exceso de control, mas no hay tal exceso cuando de custodiar el patrimonio del país se trata. En el capitalismo, desde tiempos inmemoriales, siempre el dueño del negocio ha sido el máximo controlador. Entonces, la palabra de orden es control. Se puede delegar, pero sin evadir responsabilidades. Es cierto que no todo puede ser controlado por una sola persona, pero a muchos cuadros su sentido de pertenencia los hace actuar así y hasta cierto punto celebro esa actitud…
«Tenemos que sentir que la empresa es nuestra, sus gastos, su producción y sus beneficios, que al final redundarán en el colectivo y la sociedad en general». (Iván Pérez López)