Frente al espejo
«No es la primera vez que me sorprendo secándome las lágrimas mientras leo y releo uno de tus artículos (El componedor, Yoelvis Moreno Fernández, espacio sabatino La Crónica, 8 de marzo). Y por eso te agradezco. Porque más allá del tiempo y la objetividad de un presente que mucho dista de tus primeros años, has mantenido vivo dentro de ti a ese niño que ahora dejas salir entre líneas. De vez en vez la nostalgia es saludable, siempre y cuando no nos quedemos detenidos en el tiempo, incapaces de apreciar la belleza del hoy y la esperanza del mañana. Tú has tejido un sendero al pasado utilizando como único puente ese oportuno componedor. Y lo que es mejor, nos has permitido —al compartirlo con nosotros— andar sobre él. Un puente eterno, porque el amor, estimado periodista, prevalece para siempre. Por eso cuando dices que ya nada es igual y que nadie se entusiasmará tanto con tu interrogante, no puedo menos que sonreír, entre estas lágrimas que todavía me nublan la vista, y decirte que sí, que muchos “vamos entendiendo” de afectos, de ternuras indecibles y de genuina sensibilidad, gracias a tu empeño de colocar, otra vez, las palabras precisas sobre el componedor de nuestras almas». (M.M.P.)