Frente al espejo
Las cinco palabras del título han asomado en más de un mensaje llegado por estos días a la Redacción, luego de que nuestra colega Celima Bernal publicase en Palabras que van y vienen (martes 26 de mayo) la hiriente crítica que le dirigiese un lector.
Verdaderamente encomiable fue la reacción que tuvieron quienes se sienten amigos y pupilos de esa sección, y aunque difícil resulta sintetizar el cariño que emana de ese torrente de cartas, ahí les van algunos criterios:
«He quedado anonadada no por la crítica en sí, sino por la forma tan ofensiva de esa persona hacia usted. Palabras... está muy bien escrita, y sus anécdotas actúan como soportes esenciales a sus comentarios. Se disfruta leyéndola y he aprendido muchísimo. De hecho, los busco con gran interés y aplaudo sus enseñanzas en un país donde el idioma se abusa y maltrata profundamente.
«Cada cual debe enseñar lo que sabe y es un gran mérito si así lo hace. Nadie está exento de errores, pero hay que tener en cuenta cuán grandes son los aciertos en relación con esas posibles equivocaciones. La publicación de la carta enviada y su respuesta dicen mucho de usted, que respondió con agudeza, sabiduría y educación. Muchas felicidades y siga deleitándome con sus comentarios». (Ingrid)
«Entrañable Celima: El pasado 26 de mayo leímos en La Colmenita, con tristeza, la crítica con acritud... No sé si le ocurre a los periodistas lo que a los artistas, que podemos recibir mil elogios, y de pronto una sola crítica, como esa, nos hace daño, como si la proporción no fuera tan desigual (...).
«A nosotros, que la queremos tanto como la admiramos, nos dolió el 26 de mayo, y no deseábamos dejar de recordarle que en La Colmenita hay un ejército enorme que nunca se va a cansar de leer sus anécdotas llenas de picardía, erudición y buen humor, y que sus casi 74 años, sencillamente nos hacen mucha falta (...)». (Tim Cremata y su Colmenita)
«Ha habido veces, muy pocas realmente, en que no he estado de acuerdo, o no he coincidido con explicaciones que usted ha dado a expresiones comunes, pero tengo que confesar que la mayoría de las veces he aprendido cosas muy interesantes.
«Me atrevería a sugerirle que sería muy útil hacer una recopilación de todos esos espacios, porque sería de mucha utilidad.
«Uno puede estar o no de acuerdo con el trabajo de una persona, pero nadie tiene el derecho de ser tan irrespetuoso con lo que escribe o hace, mucho más cuando estoy convencida de que se ha ganado el derecho de escribir en la prensa nacional por sus conocimientos, no por el favor de nadie.
«Esa carta fue muy irrespetuosa y, como usted misma la califica, muy dura (...). Le escribo para agradecerle, como sé que muchas personas lo harán. Todos no somos tan mal educados. Recuerde que “una golondrina no hace verano”. Siga en su trinchera, que lo está haciendo muy bien». (Floralia Gómez Gallo)
«Los amantes del buen decir no estamos cansados de leer sus anécdotas. Por el contrario, necesitamos más. Pienso sinceramente que su sección ha salido fortalecida, y si fuera en el campo del honor, como en Los Tres Mosqueteros de Dumas, usted volvió a dar una estocada a fondo». (José Manuel Yong Leal)
«Seguramente muchos admiradores la seguimos porque lo que escribe es muy educativo, matizado de un finísimo humor criollo cubano, que siempre termino de leer con una sonrisa.
«En sus textos sobresalen la honestidad, la modestia y sobre todo la maestría (...). Todos debemos estar abiertos a las críticas para mejorar». (Alejandro León Mena)
¿Llegó para quedarse?Y mientras se alistan los bates, allá en San José de las Lajas, escenario del primer desafío de la final de la pelota, pongo a consideración de ustedes los criterios de un lector sobre el uso del videotape como apoyo al trabajo de los árbitros. Pueden ser polémicos, lo sé, pero... ¿existe algo relacionado con el béisbol que no lo sea?:
«Estimado periodista: Le escribo para explicarle mi desacuerdo con la tesis que defiende en su comentario ¿El imbatible árbitro debutó en el play off? (Nelson García Santos, 26 de mayo). Pienso que hay que sofisticar el empleo de ese medio tecnológico que es el videotape. Para mí no caben dudas de que, bien empleado, se ganaría en justicia a la hora de decidir hechos como los ocurridos y que usted narra. Si usted recuerda bien, fue injusto lo sucedido en un juego de nuestra selección contra Australia, donde Carlos Tabares no capturó una pelota “de aire” sino después de haber hecho contacto con el muro... ¿Qué pensaríamos usted y yo si el desenlace hubiera ido contra nosotros?
«Pienso que los conteos se pudieran exceptuar, toda vez que esa jugada es en fracciones de segundos y no puede ser aplazada para verla en el video, pero una jugada de quieto u out en home decidiendo un juego, sí se pudiera incluir solo para agilizar la repuesta. Se emplearía un séptimo árbitro, encargado de ver ese lance con un buen monitor.
«Debemos acostumbrarnos a la nueva tecnología, más si ella ofrece veracidad. Del mismo modo en que llegó al boxeo, buscando justicia, la podemos emplear en la pelota, que es un juego más lento». (Jesús Nova)
Y aprovecho que ya entramos en materia deportiva para acercar una visión sobre otra disciplina. Las recientes actuaciones de Leinier Domínguez siguen dando de qué hablar. ¿Cuáles cambios necesitamos introducir en la preparación de nuestros jóvenes ajedrecistas para encarar un escenario tan competitivo? Ahí está el acento de la siguiente opinión:
«Acerca de la derrota de Leinier Domínguez, me permito comentarle que usted (Luis López Viera) no es la única persona que no se explica cómo no acaba de tener un equipo de entrenadores (lo digo también para Lázaro Bruzón). El ajedrez es un deporte de mucho esfuerzo, muy exigente para mantenerse en la cima. Mire no más a alguien tan genial como Vassily Ivanchuk, cómo se ha mostrado en este evento (se refiere al torneo de Sofía, Bulgaria), por lo que si deseamos festejar algún día el tener un nuevo campeón mundial (ahora o en el futuro lejano o cercano), debemos cambiar la forma y el tratamiento que le damos a estos muchachos, a quienes les falta mucho por andar pero tienen la potencialidad para llegar muy lejos». (Yunior González Ávila)